lunes, 20 de mayo de 2024

DEL FIN PORQUE FUE ENVIADO EL ESPÍRITU SANTO. MARTES DE LA OCTAVA DE PENTECOSTÉS

 


DEL FIN PORQUE FUE ENVIADO

EL ESPÍRITU SANTO.

MARTES DE LA OCTAVA DE PENTECOSTÉS

 

MEDITACIONES PARA EL TIEMPO PASCUAL

DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO” DEL P. NICOLÁS AVANCINI

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

  

 “Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.

    Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”

 

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.

 

MARTES DE LA OCTAVA DE PENTECOSTÉS

DEL FIN PORQUE FUE ENVIADO

EL ESPÍRITU SANTO.

 

1.- Yo rogaré al Padre, y os dará otro Paráclito, espíritu de verdad que no puede recibir el mundo (1). El fin es para ser Paráclito, esto es, consolador. Consuela, pues, en cuanto es Espíritu de verdad, que discierne lo falso de lo verdadero. Las cosas que nos afligen, por la mayor parte son ficciones de la imaginación, todas falsas. Procura descubrir su verdad, y hallarás pronto el consuelo: pues verás que fueron unas vanas sombras.

2.- Cuando viniere, pues, aquel Espíritu de verdad, toda verdad os enseñará (2). El segundo fin es dar inteligencia a los Apóstoles de todas aquellas cosas que Cristo les enseñó, o clara u oscuramente, que son las que habían de plantar en la Iglesia. Advierte cuánto es el cuidado y providencia de Dios en desterrar los errores de los entendimientos de los suyos. El entendimiento es el que guía bien o mal a la voluntad. ¡Cuánto importa que este descubra los engaños, y sea fecundo de los sólidos principios de la verdad, para que no engañe a la voluntad con principios de carne y mundo! ¿Cuáles son, pues, los principios en que estribas? ¿Qué conformes son a la verdad?

3.- Cuando Él viniere, argüirá al mundo de pecado, de justicia y de juicio (3). El tercero fin es reprender al mundo, por medio de los Apóstoles, para que se corrija. ¿Por que causa se atribuye al Espíritu Santo el cargo de reprender, cuando es Espíritu de amor? Para que se advierta que toda reprensión se ha de hacer con espíritu de amor y blandura. Nota, pues, tres cosas, de que ha de reprender: del pecado de incredulidad; de justicia, por tenerse el mundo por justo; de juicio, por hacer al demonio príncipe de este mundo. Mira bien qué fe sea la tuya. Cuando se muestre por las obras: si acaso eres justo sólo por una falsa estimación. Mira si das oídos a las sugestiones del diablo.

 

(1) Joan., 14. (2) Joan., 16. (3) Joan., 16.

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS:

Imploremos la asistencia del Espíritu Santo recitando la secuencia de Pentecostés:

 

Ven Espíritu divino,

manda tu luz desde el cielo.

Padre amoroso del pobre,

don en tus dones espléndido.

Luz que penetras las almas,

fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,

descanso de nuestro esfuerzo.

Tregua en el duro trabajo,

brisa en las horas de fuego.

Gozo que enjuga las lágrimas

y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma

divina luz y enriquécenos.

Mira el vacío del alma

si tú le faltas por dentro.

Mira el poder del pecado

cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,

sana el corazón enfermo.

Lava las manchas.

Infunde calor de vida en el hielo.

Doma el espíritu indómito.

Guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones

según la fe de tus siervos.

Por tu bondad y tu gracia,

dale al esfuerzo su mérito.

Salva al que busca salvarse

y danos tu gozo eterno. Amén. Aleluya.

 

Y en este tiempo pascual, concluyamos nuestra oración saludando a la Virgen María:

 

 

V/. Regina cæli, lætare; alleluia.

R/. Quia quem meruisti portare; alleluia.

V/. Resurrexit sicut dixit; alleluia.

R/. Ora pro nobis Deum; alleluia.

V/. Gaude et lætare, Virgo Maria; alleluia.

R/. Quia surrexit Dominus vere; alleluia.

 

Oremus:

Deus, qui per resurrectionem Filii tui Domini nostri Iesu Christi mundum lætificare dignatus es, præsta, quæsumus, ut per eius Genetricem Virginem Mariam perpetuæ capiamus gaudia vitæ. Per eundem Christum Dominum nostrum. Amen.

 

Fidélium ánimae per misericordiam Dei requiéscant in pace. R.Amen.

 

***

 

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

 

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.