domingo, 5 de mayo de 2024

SALÍ DEL PADRE Y VINE AL MUNDO: OTRA VEZ DEJO EL MUNDO, Y VOY AL PADRE. Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino

 


V DOMINGO DE PASCUA

Comentario de la Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino

 

JUAN 16, 23-28  "Y en aquel día no me preguntaréis nada. En verdad, en verdad os digo: que os dará el Padre todo lo que le pidiereis en mi nombre. Hasta aquí no habéis pedido nada en mi nombre. Pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido. Estas cosas os he hablado en parábolas. Viene la hora en que ya no os hablaré por parábolas: mas os anunciaré claramente de mi Padre. En aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, porque el mismo Padre os ama, porque vosotros me amasteis, y habéis creído que yo salí de Dios. Salí del Padre y vine al mundo: otra vez dejo el mundo, y voy al Padre". (vv. 23-28)
 

Crisóstomo, in Ioannem, hom. 78

Otra vez manifiesta el Señor que conviene que se marche, cuando dice: "En aquel día no me pediréis nada".
 

San Agustín, in Ioannem, tract., 101

La palabra rogar no sólo significa pedir, sino también preguntar, y según el Evangelio de los griegos, de donde está tomada, es un verbo que significa ambas cosas 1.
 

Crisóstomo, ut supra

Dice, pues: "En aquel día (a saber, cuando resucitaré) no me pediréis nada". Es decir, no me diréis ( Jn 14,8): enséñanos al Padre, ni ¿a dónde vas? (v. 5) porque lo sabréis por el Espíritu Santo; o no me preguntaréis, es decir, no necesitaréis mediador para pedir, sino que bastará mi nombre con el que, invocado, lo recibiréis todo. Por eso dice: "En verdad, en verdad os digo". Con esto, pues, manifestó su poder, que sin ser visto, ni rogado, sino tan sólo nombrado ante el Padre, obra maravillas. No creáis, pues, que os abandono porque en adelante no estaré con vosotros; pues mi nombre os dará mayor fortaleza. Por eso dice: "Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre: pedid y recibiréis para que vuestro gozo sea completo".
 

Teofilacto

Vuestra alegría será completa cuando se os diere cumplidamente lo que pidáis.
 

Crisóstomo, ut supra

Como eran encubiertas las cosas que les había dicho, añadió: "Hasta ahora os he hablado en parábolas; pero ha llegado la hora en que ya no os hablaré con ellas". Esto es, vendrá el tiempo en que sabréis manifiestamente todas las cosas (hablaba del tiempo de su resurrección), y os manifestaré claramente las cosas de mi Padre. Y en verdad estuvo reunido con ellos por espacio de cuarenta días, hablándoles del reino de Dios. Y dice ahora: "Poseídos de temor no os fijáis en lo que se os dice; pero entonces, viéndome resucitado, podréis decirlo todo abiertamente".
 

Teofilacto

Todavía alienta más su confianza ofreciéndoles el auxilio del cielo en las tentaciones, y añade: "En aquel día pediréis al Padre en mi nombre"; y de tal modo os aseguro os favorecerá mi Padre, que ni de mi mediación necesitaréis en adelante. Por esto continúa: "Y no os digo que yo rogaré al Padre", etc. Pero a fin de que no le abandonen, como si ya no le necesitaran, continúa: "Porque vosotros me amasteis"; como si dijera: Por esto os ama el Padre, porque vosotros me amasteis, y si os apartarais de mi amor, al instante decaeréis del de mi Padre.
 

San Agustín, in Ioannem, tract., 102

¿Acaso nos ama El porque nosotros le amamos, o más bien porque El nos ama, nosotros le amamos? Dice el evangelista San Juan: "Amemos nosotros, porque El nos amó primero" ( 1Jn 4,19). Nos ama, pues, el Padre, porque nosotros amamos al Hijo, habiendo recibido del Padre y del Hijo la gracia de que amemos al Padre y al Hijo. Amó El mismo lo que hizo, pero no hubiera hecho en nosotros lo que ama, si antes de hacerlo no nos amara.
 

San Hilario, De Trin., 1, 6

Así, pues, es innecesaria la mediación con el Padre cuando se tiene del Hijo la perfecta creencia de que salió del Padre y se le ama; y merece ser oído y amado el que confiesa que el Hijo salió de Dios y fue enviado por El. Por esto dice: "Y creísteis que de Dios salí". Esto lo dice de su nacimiento y de su venida, y así añade: "Salí del Padre y vine al mundo". Lo uno se refiere a su encarnación, y lo otro a su naturaleza divina. Porque el venir del Padre y salir del Padre no significa lo mismo, pues una cosa es salir de Dios en la substancia de su origen, y otra venir del Padre al mundo para consumar los misterios de nuestra redención. Y como el salir de Dios es poseer la sustancia de su nacimiento, ¿qué otro puede ser sino Dios?
 

Crisóstomo, in Ioannem, hom. 78

Como les consolaba mucho la idea de la resurrección y le oían repetidamente que había salido del Padre y volvía al Padre, por esta razón insistió: "Yo dejo al mundo y vuelvo al Padre". Esto probaba que los discípulos creían perfectamente en El, por cuanto quedaban bajo su protección.
 

San Agustín, ut supra

Salió del Padre porque del Padre es, y vino al mundo para manifestar al mundo su humanidad tomada de la Virgen. El dejó el mundo y subió al Padre llevando con El su humanidad, pero sin abandonar al mundo de su presencia y gobernación; porque de tal modo vino al mundo al salir del Padre, que no se separó de su Padre. Pero leemos que nuestro Señor Jesucristo, después que resucitó, fue preguntado y rogado por sus discípulos al subirse al cielo, cuándo restablecería el reino de Israel. Y subido al cielo le pidió San Esteban que recibiera su alma: ¿y quién se atreverá a decir que no debe ser rogado siendo inmortal el que lo era siendo mortal? Parece que dice: En aquel día no me pediréis nada. No debe referirse esto al tiempo que resucitó, sino a aquel otro en que le veremos como es, cuya visión no gozaremos en esta vida temporal, sino en la eterna ( 1Jn 3), en la que ya nada pediremos ni preguntaremos, porque nada nos quedará que desear ni que saber.
 

Alcuino

Por eso dice: Entonces no me pediréis nada, pero si mientras permanecéis en esta triste peregrinación pidiereis a mi Padre, os dará. "En verdad, en verdad os digo que cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará".
 

San Agustín, ut supra

La expresión "Si alguna cosa", no se entiende cualquier cosa, sino aquello que con relación a la vida eterna sirva de algo. Pues no debe pedirse en nombre del Salvador nada contrario a nuestra salvación, y la expresión "en mi nombre" no se ha de entender simplemente como suenan las letras o las sílabas, sino en el recto y verdadero sentido; porque el que no piensa de Cristo como Hijo Unigénito de Dios, no pide en su nombre, aunque pronuncie su nombre. Pues en su nombre pide quien le confiesa cuando pide y recibe lo que pide si no es contrario a su eterna salvación. Recibirá, pues, cuando deba recibir, porque hay cosas que no se niegan, pero se difieren hasta el tiempo oportuno. Así deben entenderse estas palabras, "Os dará", aquellos beneficios que convienen propiamente a los que piden. Son oídos por sí mismos todos los santos; pero no para todos, porque no se ha dicho de una manera indeterminada "dará" sino "El os dará", cuando usó de las siguientes palabras: "Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre". Esto puede entenderse de dos modos: o bien porque no pedisteis en mi nombre (porque no le conocíais como se debe), o porque pedisteis cosa que en comparación de lo que debisteis pedir, debe considerarse nada. Para que, pues, en su nombre no se pidan naderías, sino pleno gozo, añade: "Pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea completo". Esto que dice de "pleno gozo" no se refiere a lo temporal, sino a lo espiritual; y cuando tan grande fuere que ya no sea posible añadirse nada, entonces será lleno.
 

San Agustín, De Trin. 1, 2

Es pleno gozo vuestro, que mayor no puede ser, gozar de Dios en la Trinidad, a cuya imagen hemos sido hechos.
 

San Agustín, in Ioannem, tract., 102

Todo el que pide, pues, lo que conduce a la consecución de este gozo, éste pide en nombre de Cristo y no ha sido defraudado por la misericordia divina ninguno de sus santos que han perseverado en pedir este bien; el que otra cosa pide, nada pide, no porque sea nula la petición, sino porque en asunto de tanta importancia es como nada.

Sigue: "Esto os lo dije en parábolas, pero ha venido ya la hora de hablaros no parábolas", sino que claramente "os anunciaré al Padre". Podría yo decir que esta hora de la que habla debe entenderse como aquella en la que le veremos claramente, como ha dicho el Apóstol, "cara a cara" ( 1Cor 12,12). O cuando dice "Esto os lo he dicho en parábolas" es lo que el Apóstol ha dicho "Nosotros le vemos como por enigma", como en un espejo, porque por el Hijo será visto el Padre "y ninguno conoce al Hijo, sino el Padre; ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y a quien el Hijo lo quisiere revelar" ( Mt 11,27).
 

San Gregorio, Moralium 30, 8

El afirma que anunciará estas verdades acerca de su Padre manifiestamente, porque entonces por su naturaleza y majestad mostrará cómo no nació inferior a Aquel que le engendró, y cómo el Espíritu del uno y del otro procede coeternamente de ambos.
 

San Agustín, ut supra

Pero esta versión parece contraria a lo que sigue: "En aquel día vosotros pediréis en mi nombre". ¿Pues qué hemos de pedir en el siglo futuro, cuando veremos saciado nuestro deseo de todo bien? El pedir es prueba de indigencia; pero debemos entender que Jesucristo convirtió a sus discípulos, de carnales en espirituales. El hombre animal así juzga cuando oye hablar de la naturaleza de Dios, como si se tratase de cosa corporal, y he aquí por qué le parecen parábolas cuanto dice la eterna sabiduría de la sustancia inmutable y corpórea, no porque crea tales parábolas, sino porque no las entiende. Pero cuando el hombre espiritual empieza a juzgar, aunque en esta vida vea como por espejo y en parte, sin embargo, sin los sentidos corporales ni pensamientos imaginarios sino por una exactísima percepción de su mente, comprende que Dios es Espíritu. Así, delante del Padre, es claramente anunciando por el Hijo que pertenece a su misma substancia y que ahora los que piden, piden en su nombre, porque las palabras que lo indican no son otra cosa que el nombre invocado. Estos pueden pensar que Nuestro Señor Jesucristo, en cuanto hombre, ruega por nosotros al Padre, y que en cuanto Dios, nos oye con el Padre, lo que creo quiso significar cuando dijo: "Y no os digo que rogaré por vosotros al Padre". Así es como debe entenderse, considerándolo espiritualmente; que el Hijo no ruega al Padre sino que con el Padre oye a los que le suplican.
 

Notas

1. En griego, erwtaw, significa tanto preguntar, inquirir, como pedir, exigir.

               

29-33          Sus discípulos le dicen: "He aquí ahora hablas claramente y no dices ningún proverbio. Ahora conocemos que sabes todas las cosas, y no es menester que nadie te pregunte: en esto creemos que has salido de Dios". Jesús les respondió: "¿Ahora creéis? He aquí viene y ya es venida la hora en que seáis esparcidos cada uno por su parte, y me dejéis solo: mas yo no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Esto os he dicho, para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis apretura: mas tened confianza, que yo he vencido al mundo". (vv. 29-33)
 

Crisóstomo, in Ioannem, hom. 78

Como los discípulos se habían reanimado al oír que eran amigos del Padre, dijeron que entonces conocían que Jesucristo lo sabía todo, y por esto sigue: "Dijeron sus discípulos: Ahora hablas claramente y no dices ninguna parábola".
 

San Agustín, in Ioannem, tract., 103

Siendo así que tan sólo les ha prometido que en aquella hora futura les hablará sin parábolas, ¿por qué dicen esto, sino porque sabiendo el Señor que para los ignorantes son parábolas aquellas cosas que El sabe, y que de tal modo no las entienden, que ni aun ellos mismos conocen que no las entienden?
 

Crisóstomo, ut supra

Como el Señor responde a lo que ellos pensaban, exclaman: "Ahora conocemos que tú sabes todas las cosas". Observad la imperfección en que se hallan, que aun después de haberles dicho tantas y tan grandes cosas, dicen: "Ahora conocemos (y esto lo dicen como si le dispensaran una gracia) y no hay necesidad de que nadie te pregunte"; esto es, antes que oigas, conociste las cosas que nos escandalizan, y nos tranquilizaste diciendo: "Porque el Padre os ama".
 

San Agustín, ut supra

¿Por qué los discípulos se creyeron en el deber de decir a Aquel que conoce todas las cosas: "No es menester que nadie te pregunte", cuando debieron decir: "No tienes necesidad de preguntar nada"? cuando ambas cosas sucedieron; que preguntara el Señor y que fuera preguntado. Pero esta dificultad se resuelve fácilmente, porque más convenía a ellos que al Señor el preguntar que el ser preguntados; porque el Señor no tenía necesidad de preguntarles para aprender nada de ellos, sino más bien para enseñarles, y a los que preguntaban les era ciertamente muy provechoso el aprender algunas cosas de Aquel que las conocía todas, pues el Señor no necesitaba ser preguntado por aquel que quisiera saber algo de El, por cuanto previamente sabía la voluntad de los que preguntaban. No es gran cosa para Dios el prever los pensamientos de los hombres, pero sí lo era para sus pequeñuelos súbditos que dijeron: "En esto creemos que saliste de Dios".
 

San Hilario, De Trin. 1, 6

Creen que ha salido de Dios, porque hace aquello que es sólo de Dios. El Señor les había dicho repetidas veces: "Yo de Dios salí y he venido al mundo desde el seno de mi Padre", y no se admiraron de lo que tantas veces habían oído; por lo que ahora no dicen: Viniste del Padre a este mundo, porque no sabían que había sido enviado por Dios, pues ignoraban que hubiese salido de Dios. Pero comprendiendo el inefable origen del Hijo por la virtud de su palabra, ellos empezaron a darse cuenta cuando El les confesó que les hablaba sin parábolas. Y ciertamente es muy distinto que nazca un hombre a que Dios sea engendrado, precisamente porque no se trata de un parto como el de los hombres, sino que hablamos de la generación de Dios. Es, pues, uno de uno; no es porción, no es apocamiento, no es disminución, no es derivación, no es extensión; ni sufrimiento, sino nacimiento de viviente de una naturaleza de viviente; no es una criatura elegida para recibir el nombre de Dios; no ha recibido su ser de la nada, sino que ha nacido de un ser permanente, porque la palabra salir significa un nacimiento, no un comienzo.
 

San Agustín, ut supra

Después, considerando la debilidad en que todavía se encontraban en cuanto al hombre interior, les da el siguiente aviso: "Jesús les respondió: Ahora creéis".
 

Beda

Lo cual puede entenderse de dos modos. Como ironía: tarde habéis creído: "He aquí que viene la hora"; y como afirmación tiene este sentido: Verdad es lo que creéis: "Pero he aquí la hora en que os disperséis, y huyendo cada uno, me dejéis solo".
 

San Agustín, ut supra

Porque cuando el Señor fue prendido, no sólo le abandonaron corporalmente, sino que también abandonaron la fe.
 

Crisóstomo, in Ioannem, hom. 78

Cuando yo seré entregado y vosotros os disperséis, será tal el temor que os dominará, que ni podréis retiraros juntos, mas de esto ningún daño resultará para mí. Y añade: "Yo no estoy solo, porque el Padre está conmigo".
 

San Agustín, ut supra

Con esto quería levantar su inteligencia, que comprendieran que el Hijo al salir del Padre no le abandonaba; y concluye diciendo: "Esto os lo he dicho para que tengáis la paz en mí".
 

Crisóstomo, ut supra

Esto es, para que no me echéis de vuestro corazón, porque la adversidad no sólo os dispersará cuando yo seré aprehendido, sino que mientras estaréis en el mundo seréis atribulados y perseguidos, que esto significan las palabras "En el mundo seréis oprimidos".
 

San Gregorio, Moralium, 26, 11

Como si dijera: Llevad en vuestro interior un consuelo que os reanime, porque el mundo exterior se ensañará cruelmente con vosotros.
 

San Agustín, ut supra

El principio de esta persecución tomará su origen de las palabras "Viene la hora en que seáis dispersados cada uno por su lado". Pero esto no había de ser para siempre, porque añadió: "Y me dejaréis solo". Pero no quiere que continúen en las mismas tribulaciones que después de su ascensión habían de tener en este mundo, en términos que le abandonen, sino que encuentren en El la paz, y por esto dice: "Mas tened confianza".
 

Crisóstomo, ut supra

Esto es: levantad vuestro corazón, pues no es digno de que los discípulos desfallezcan, habiendo el maestro triunfado de sus enemigos. Y sigue: "Porque yo he vencido al mundo".
 

San Agustín, ut supra

Recibido el Espíritu Santo, adquirieron confianza, y vencieron, no sólo en El, pues no hubiera vencido Este al mundo si el mundo hubiera vencido a sus miembros. Cuando dice: "Os he dicho esto para que tengáis paz en mí", debemos entender que no sólo se refiere a lo que había dicho poco antes, sino a todo lo que dijo desde que empezó a tener discípulos. O bien a aquel largo y admirable sermón que les predicó después de la cena. Esta recomendación de que tuviesen paz en El, no tendrá fin, sino que será el fin de todas nuestras intenciones y obras.