V DOMINGO DE PASCUA
Comentario de la Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino
JUAN 16, 23-28 "Y en
aquel día no me preguntaréis nada. En verdad, en verdad os digo: que os dará el
Padre todo lo que le pidiereis en mi nombre. Hasta aquí no habéis pedido nada
en mi nombre. Pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido. Estas
cosas os he hablado en parábolas. Viene la hora en que ya no os hablaré por
parábolas: mas os anunciaré claramente de mi Padre. En aquel día pediréis en mi
nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, porque el mismo Padre
os ama, porque vosotros me amasteis, y habéis creído que yo salí de Dios. Salí
del Padre y vine al mundo: otra vez dejo el mundo, y voy al Padre". (vv.
23-28)
Crisóstomo, in Ioannem, hom. 78
Otra vez
manifiesta el Señor que conviene que se marche, cuando dice: "En aquel día
no me pediréis nada".
San Agustín, in Ioannem, tract., 101
La palabra rogar
no sólo significa pedir, sino también preguntar, y según el Evangelio de los
griegos, de donde está tomada, es un verbo que significa ambas cosas 1.
Crisóstomo, ut supra
Dice, pues:
"En aquel día (a saber, cuando resucitaré) no me pediréis nada". Es
decir, no me diréis ( Jn 14,8): enséñanos al Padre, ni ¿a dónde vas? (v. 5)
porque lo sabréis por el Espíritu Santo; o no me preguntaréis, es decir, no
necesitaréis mediador para pedir, sino que bastará mi nombre con el que,
invocado, lo recibiréis todo. Por eso dice: "En verdad, en verdad os
digo". Con esto, pues, manifestó su poder, que sin ser visto, ni rogado,
sino tan sólo nombrado ante el Padre, obra maravillas. No creáis, pues, que os
abandono porque en adelante no estaré con vosotros; pues mi nombre os dará
mayor fortaleza. Por eso dice: "Hasta ahora nada habéis pedido en mi
nombre: pedid y recibiréis para que vuestro gozo sea completo".
Teofilacto
Vuestra
alegría será completa cuando se os diere cumplidamente lo que pidáis.
Crisóstomo, ut supra
Como eran
encubiertas las cosas que les había dicho, añadió: "Hasta ahora os he
hablado en parábolas; pero ha llegado la hora en que ya no os hablaré con
ellas". Esto es, vendrá el tiempo en que sabréis manifiestamente todas las
cosas (hablaba del tiempo de su resurrección), y os manifestaré claramente las
cosas de mi Padre. Y en verdad estuvo reunido con ellos por espacio de cuarenta
días, hablándoles del reino de Dios. Y dice ahora: "Poseídos de temor no
os fijáis en lo que se os dice; pero entonces, viéndome resucitado, podréis
decirlo todo abiertamente".
Teofilacto
Todavía
alienta más su confianza ofreciéndoles el auxilio del cielo en las tentaciones,
y añade: "En aquel día pediréis al Padre en mi nombre"; y de tal modo
os aseguro os favorecerá mi Padre, que ni de mi mediación necesitaréis en
adelante. Por esto continúa: "Y no os digo que yo rogaré al Padre",
etc. Pero a fin de que no le abandonen, como si ya no le necesitaran, continúa:
"Porque vosotros me amasteis"; como si dijera: Por esto os ama el
Padre, porque vosotros me amasteis, y si os apartarais de mi amor, al instante
decaeréis del de mi Padre.
San Agustín, in Ioannem, tract., 102
¿Acaso nos
ama El porque nosotros le amamos, o más bien porque El nos ama, nosotros le
amamos? Dice el evangelista San Juan: "Amemos nosotros, porque El nos amó
primero" ( 1Jn 4,19). Nos ama, pues, el Padre, porque nosotros amamos al
Hijo, habiendo recibido del Padre y del Hijo la gracia de que amemos al Padre y
al Hijo. Amó El mismo lo que hizo, pero no hubiera hecho en nosotros lo que
ama, si antes de hacerlo no nos amara.
San Hilario, De Trin., 1, 6
Así, pues,
es innecesaria la mediación con el Padre cuando se tiene del Hijo la perfecta
creencia de que salió del Padre y se le ama; y merece ser oído y amado el que
confiesa que el Hijo salió de Dios y fue enviado por El. Por esto dice: "Y
creísteis que de Dios salí". Esto lo dice de su nacimiento y de su venida,
y así añade: "Salí del Padre y vine al mundo". Lo uno se refiere a su
encarnación, y lo otro a su naturaleza divina. Porque el venir del Padre y
salir del Padre no significa lo mismo, pues una cosa es salir de Dios en la
substancia de su origen, y otra venir del Padre al mundo para consumar los
misterios de nuestra redención. Y como el salir de Dios es poseer la sustancia
de su nacimiento, ¿qué otro puede ser sino Dios?
Crisóstomo, in Ioannem, hom. 78
Como les
consolaba mucho la idea de la resurrección y le oían repetidamente que había
salido del Padre y volvía al Padre, por esta razón insistió: "Yo dejo al
mundo y vuelvo al Padre". Esto probaba que los discípulos creían
perfectamente en El, por cuanto quedaban bajo su protección.
San Agustín, ut supra
Salió del
Padre porque del Padre es, y vino al mundo para manifestar al mundo su
humanidad tomada de la Virgen. El dejó el mundo y subió al Padre llevando con
El su humanidad, pero sin abandonar al mundo de su presencia y gobernación; porque
de tal modo vino al mundo al salir del Padre, que no se separó de su Padre.
Pero leemos que nuestro Señor Jesucristo, después que resucitó, fue preguntado
y rogado por sus discípulos al subirse al cielo, cuándo restablecería el reino
de Israel. Y subido al cielo le pidió San Esteban que recibiera su alma: ¿y
quién se atreverá a decir que no debe ser rogado siendo inmortal el que lo era
siendo mortal? Parece que dice: En aquel día no me pediréis nada. No debe
referirse esto al tiempo que resucitó, sino a aquel otro en que le veremos como
es, cuya visión no gozaremos en esta vida temporal, sino en la eterna ( 1Jn 3),
en la que ya nada pediremos ni preguntaremos, porque nada nos quedará que
desear ni que saber.
Alcuino
Por eso
dice: Entonces no me pediréis nada, pero si mientras permanecéis en esta triste
peregrinación pidiereis a mi Padre, os dará. "En verdad, en verdad os digo
que cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará".
San Agustín, ut supra
La expresión
"Si alguna cosa", no se entiende cualquier cosa, sino aquello que con
relación a la vida eterna sirva de algo. Pues no debe pedirse en nombre del
Salvador nada contrario a nuestra salvación, y la expresión "en mi
nombre" no se ha de entender simplemente como suenan las letras o las
sílabas, sino en el recto y verdadero sentido; porque el que no piensa de
Cristo como Hijo Unigénito de Dios, no pide en su nombre, aunque pronuncie su
nombre. Pues en su nombre pide quien le confiesa cuando pide y recibe lo que
pide si no es contrario a su eterna salvación. Recibirá, pues, cuando deba
recibir, porque hay cosas que no se niegan, pero se difieren hasta el tiempo
oportuno. Así deben entenderse estas palabras, "Os dará", aquellos
beneficios que convienen propiamente a los que piden. Son oídos por sí mismos
todos los santos; pero no para todos, porque no se ha dicho de una manera
indeterminada "dará" sino "El os dará", cuando usó de las
siguientes palabras: "Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre".
Esto puede entenderse de dos modos: o bien porque no pedisteis en mi nombre
(porque no le conocíais como se debe), o porque pedisteis cosa que en
comparación de lo que debisteis pedir, debe considerarse nada. Para que, pues,
en su nombre no se pidan naderías, sino pleno gozo, añade: "Pedid y recibiréis,
para que vuestro gozo sea completo". Esto que dice de "pleno
gozo" no se refiere a lo temporal, sino a lo espiritual; y cuando tan
grande fuere que ya no sea posible añadirse nada, entonces será lleno.
San Agustín, De Trin. 1, 2
Es pleno
gozo vuestro, que mayor no puede ser, gozar de Dios en la Trinidad, a cuya
imagen hemos sido hechos.
San Agustín, in Ioannem, tract., 102
Todo el que pide, pues, lo que conduce a la consecución de este gozo, éste pide en nombre de Cristo y no ha sido defraudado por la misericordia divina ninguno de sus santos que han perseverado en pedir este bien; el que otra cosa pide, nada pide, no porque sea nula la petición, sino porque en asunto de tanta importancia es como nada.
Sigue:
"Esto os lo dije en parábolas, pero ha venido ya la hora de hablaros no
parábolas", sino que claramente "os anunciaré al Padre". Podría
yo decir que esta hora de la que habla debe entenderse como aquella en la que
le veremos claramente, como ha dicho el Apóstol, "cara a cara" ( 1Cor
12,12). O cuando dice "Esto os lo he dicho en parábolas" es lo que el
Apóstol ha dicho "Nosotros le vemos como por enigma", como en un
espejo, porque por el Hijo será visto el Padre "y ninguno conoce al Hijo,
sino el Padre; ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y a quien el Hijo lo
quisiere revelar" ( Mt 11,27).
San Gregorio, Moralium 30, 8
El afirma
que anunciará estas verdades acerca de su Padre manifiestamente, porque
entonces por su naturaleza y majestad mostrará cómo no nació inferior a Aquel
que le engendró, y cómo el Espíritu del uno y del otro procede coeternamente de
ambos.
San Agustín, ut supra
Pero esta
versión parece contraria a lo que sigue: "En aquel día vosotros pediréis
en mi nombre". ¿Pues qué hemos de pedir en el siglo futuro, cuando veremos
saciado nuestro deseo de todo bien? El pedir es prueba de indigencia; pero
debemos entender que Jesucristo convirtió a sus discípulos, de carnales en
espirituales. El hombre animal así juzga cuando oye hablar de la naturaleza de
Dios, como si se tratase de cosa corporal, y he aquí por qué le parecen
parábolas cuanto dice la eterna sabiduría de la sustancia inmutable y corpórea,
no porque crea tales parábolas, sino porque no las entiende. Pero cuando el
hombre espiritual empieza a juzgar, aunque en esta vida vea como por espejo y
en parte, sin embargo, sin los sentidos corporales ni pensamientos imaginarios
sino por una exactísima percepción de su mente, comprende que Dios es Espíritu.
Así, delante del Padre, es claramente anunciando por el Hijo que pertenece a su
misma substancia y que ahora los que piden, piden en su nombre, porque las
palabras que lo indican no son otra cosa que el nombre invocado. Estos pueden
pensar que Nuestro Señor Jesucristo, en cuanto hombre, ruega por nosotros al
Padre, y que en cuanto Dios, nos oye con el Padre, lo que creo quiso significar
cuando dijo: "Y no os digo que rogaré por vosotros al Padre". Así es
como debe entenderse, considerándolo espiritualmente; que el Hijo no ruega al
Padre sino que con el Padre oye a los que le suplican.
Notas
1. En griego, erwtaw, significa tanto preguntar, inquirir, como pedir, exigir.
29-33 Sus
discípulos le dicen: "He aquí ahora hablas claramente y no dices ningún
proverbio. Ahora conocemos que sabes todas las cosas, y no es menester que
nadie te pregunte: en esto creemos que has salido de Dios". Jesús les
respondió: "¿Ahora creéis? He aquí viene y ya es venida la hora en que
seáis esparcidos cada uno por su parte, y me dejéis solo: mas yo no estoy solo,
porque el Padre está conmigo. Esto os he dicho, para que tengáis paz en mí. En
el mundo tendréis apretura: mas tened confianza, que yo he vencido al
mundo". (vv. 29-33)
Crisóstomo, in Ioannem, hom. 78
Como los
discípulos se habían reanimado al oír que eran amigos del Padre, dijeron que
entonces conocían que Jesucristo lo sabía todo, y por esto sigue: "Dijeron
sus discípulos: Ahora hablas claramente y no dices ninguna parábola".
San Agustín, in Ioannem, tract., 103
Siendo así
que tan sólo les ha prometido que en aquella hora futura les hablará sin
parábolas, ¿por qué dicen esto, sino porque sabiendo el Señor que para los
ignorantes son parábolas aquellas cosas que El sabe, y que de tal modo no las
entienden, que ni aun ellos mismos conocen que no las entienden?
Crisóstomo, ut supra
Como el
Señor responde a lo que ellos pensaban, exclaman: "Ahora conocemos que tú
sabes todas las cosas". Observad la imperfección en que se hallan, que aun
después de haberles dicho tantas y tan grandes cosas, dicen: "Ahora
conocemos (y esto lo dicen como si le dispensaran una gracia) y no hay
necesidad de que nadie te pregunte"; esto es, antes que oigas, conociste
las cosas que nos escandalizan, y nos tranquilizaste diciendo: "Porque el
Padre os ama".
San Agustín, ut supra
¿Por qué los
discípulos se creyeron en el deber de decir a Aquel que conoce todas las cosas:
"No es menester que nadie te pregunte", cuando debieron decir:
"No tienes necesidad de preguntar nada"? cuando ambas cosas
sucedieron; que preguntara el Señor y que fuera preguntado. Pero esta
dificultad se resuelve fácilmente, porque más convenía a ellos que al Señor el
preguntar que el ser preguntados; porque el Señor no tenía necesidad de
preguntarles para aprender nada de ellos, sino más bien para enseñarles, y a
los que preguntaban les era ciertamente muy provechoso el aprender algunas
cosas de Aquel que las conocía todas, pues el Señor no necesitaba ser
preguntado por aquel que quisiera saber algo de El, por cuanto previamente
sabía la voluntad de los que preguntaban. No es gran cosa para Dios el prever
los pensamientos de los hombres, pero sí lo era para sus pequeñuelos súbditos
que dijeron: "En esto creemos que saliste de Dios".
San Hilario, De Trin. 1, 6
Creen que ha
salido de Dios, porque hace aquello que es sólo de Dios. El Señor les había
dicho repetidas veces: "Yo de Dios salí y he venido al mundo desde el seno
de mi Padre", y no se admiraron de lo que tantas veces habían oído; por lo
que ahora no dicen: Viniste del Padre a este mundo, porque no sabían que había
sido enviado por Dios, pues ignoraban que hubiese salido de Dios. Pero
comprendiendo el inefable origen del Hijo por la virtud de su palabra, ellos empezaron
a darse cuenta cuando El les confesó que les hablaba sin parábolas. Y
ciertamente es muy distinto que nazca un hombre a que Dios sea engendrado,
precisamente porque no se trata de un parto como el de los hombres, sino que
hablamos de la generación de Dios. Es, pues, uno de uno; no es porción, no es
apocamiento, no es disminución, no es derivación, no es extensión; ni
sufrimiento, sino nacimiento de viviente de una naturaleza de viviente; no es
una criatura elegida para recibir el nombre de Dios; no ha recibido su ser de
la nada, sino que ha nacido de un ser permanente, porque la palabra salir
significa un nacimiento, no un comienzo.
San Agustín, ut supra
Después,
considerando la debilidad en que todavía se encontraban en cuanto al hombre
interior, les da el siguiente aviso: "Jesús les respondió: Ahora
creéis".
Beda
Lo cual
puede entenderse de dos modos. Como ironía: tarde habéis creído: "He aquí
que viene la hora"; y como afirmación tiene este sentido: Verdad es lo que
creéis: "Pero he aquí la hora en que os disperséis, y huyendo cada uno, me
dejéis solo".
San Agustín, ut supra
Porque
cuando el Señor fue prendido, no sólo le abandonaron corporalmente, sino que
también abandonaron la fe.
Crisóstomo, in Ioannem, hom. 78
Cuando yo
seré entregado y vosotros os disperséis, será tal el temor que os dominará, que
ni podréis retiraros juntos, mas de esto ningún daño resultará para mí. Y
añade: "Yo no estoy solo, porque el Padre está conmigo".
San Agustín, ut supra
Con esto quería
levantar su inteligencia, que comprendieran que el Hijo al salir del Padre no
le abandonaba; y concluye diciendo: "Esto os lo he dicho para que tengáis
la paz en mí".
Crisóstomo, ut supra
Esto es,
para que no me echéis de vuestro corazón, porque la adversidad no sólo os
dispersará cuando yo seré aprehendido, sino que mientras estaréis en el mundo
seréis atribulados y perseguidos, que esto significan las palabras "En el
mundo seréis oprimidos".
San Gregorio, Moralium, 26, 11
Como si
dijera: Llevad en vuestro interior un consuelo que os reanime, porque el mundo
exterior se ensañará cruelmente con vosotros.
San Agustín, ut supra
El principio
de esta persecución tomará su origen de las palabras "Viene la hora en que
seáis dispersados cada uno por su lado". Pero esto no había de ser para
siempre, porque añadió: "Y me dejaréis solo". Pero no quiere que
continúen en las mismas tribulaciones que después de su ascensión habían de
tener en este mundo, en términos que le abandonen, sino que encuentren en El la
paz, y por esto dice: "Mas tened confianza".
Crisóstomo, ut supra
Esto es:
levantad vuestro corazón, pues no es digno de que los discípulos desfallezcan,
habiendo el maestro triunfado de sus enemigos. Y sigue: "Porque yo he vencido
al mundo".
San Agustín, ut supra
Recibido el Espíritu Santo, adquirieron confianza, y vencieron, no sólo en El, pues no hubiera vencido Este al mundo si el mundo hubiera vencido a sus miembros. Cuando dice: "Os he dicho esto para que tengáis paz en mí", debemos entender que no sólo se refiere a lo que había dicho poco antes, sino a todo lo que dijo desde que empezó a tener discípulos. O bien a aquel largo y admirable sermón que les predicó después de la cena. Esta recomendación de que tuviesen paz en El, no tendrá fin, sino que será el fin de todas nuestras intenciones y obras.