jueves, 23 de mayo de 2024

FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO EN LOS PRIMITIVOS CRISTIANOS VIERNES DE LA OCTAVA DE PENTECOSTÉS



FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO EN

LOS PRIMITIVOS CRISTIANOS

VIERNES DE LA OCTAVA DE PENTECOSTÉS

 

MEDITACIONES PARA EL TIEMPO PASCUAL

DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO” DEL P. NICOLÁS AVANCINI

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

  

 “Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.

    Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”

 

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.

 

 

VIERNES DE LA OCTAVA DE PENTECOSTÉS

FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO EN

LOS PRIMITIVOS CRISTIANOS.

 

1.- Eran perseverantes en la doctrina de los Apóstoles, y en la comunicación de la fracción del pan, y en oraciones (1). Tres mil fueron los bautizados. Estos al punto, lo 1. Siguen la doctrina de los Apóstoles, contraria y dificultosa a los sentidos. 2. Frecuentan la Eucaristía, ¡Con que disposición! ¡con que hambre! ¡con que fruto! 3. Oran. ¡Con que fe! ¡con que humildad! ¡con que constancia! Compárate con ellos. Mira en lo que en esto faltas. Aficiónate y date a estas virtudes, porque son el primer sustento de la vida espiritual.

2.- Vivían juntos, y tenían todas las cosas comunes (2). No había entre ellos mío ni tuyo, aquella fría palabra. El que en sí concibe y se anima del Espíritu de Dios, fácilmente se desprende del amor de las cosas terrenas. Echa de ti lo superfluo hasta llegar a una perfecta pobreza. Cuantas cosas menos tuvieres, tanto más espíritu tendrás. No entra el Espíritu Santo en corazón que está lleno del amor de otras varias cosas.

3.- La multitud de los creyentes tenía un corazón y una alma (3). En tanta diversidad de naciones, condiciones y talentos había suma concordia. No había queja de uno para otro, de ningún mal concepto, y mucho menos murmuración. ¡Oh dichosa compañía, en .que muchos viven con una alma y con un mismo sentir! ¡Qué buena cosa es y gustosa andar unidamente los hermanos (4)! ¿Quieres tener el espíritu de Dios y de tu vocación? Procura la unión. Si esta dañas, hieres las niñas de sus ojos.

 

(1) Ibid. (2) Ibid. (3) Act., 4. (4) Ps. 132.

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS:

Imploremos la asistencia del Espíritu Santo recitando la secuencia de Pentecostés:

 

Ven Espíritu divino,

manda tu luz desde el cielo.

Padre amoroso del pobre,

don en tus dones espléndido.

Luz que penetras las almas,

fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,

descanso de nuestro esfuerzo.

Tregua en el duro trabajo,

brisa en las horas de fuego.

Gozo que enjuga las lágrimas

y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma

divina luz y enriquécenos.

Mira el vacío del alma

si tú le faltas por dentro.

Mira el poder del pecado

cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,

sana el corazón enfermo.

Lava las manchas.

Infunde calor de vida en el hielo.

Doma el espíritu indómito.

Guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones

según la fe de tus siervos.

Por tu bondad y tu gracia,

dale al esfuerzo su mérito.

Salva al que busca salvarse

y danos tu gozo eterno. Amén. Aleluya.

 

Y en este tiempo pascual, concluyamos nuestra oración saludando a la Virgen María:

 

 

V/. Regina cæli, lætare; alleluia.

R/. Quia quem meruisti portare; alleluia.

V/. Resurrexit sicut dixit; alleluia.

R/. Ora pro nobis Deum; alleluia.

V/. Gaude et lætare, Virgo Maria; alleluia.

R/. Quia surrexit Dominus vere; alleluia.

 

Oremus:

Deus, qui per resurrectionem Filii tui Domini nostri Iesu Christi mundum lætificare dignatus es, præsta, quæsumus, ut per eius Genetricem Virginem Mariam perpetuæ capiamus gaudia vitæ. Per eundem Christum Dominum nostrum. Amen.

 

Fidélium ánimae per misericordiam Dei requiéscant in pace. R.Amen.

 

***

 

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

 

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.