viernes, 31 de mayo de 2024

DÍA PRIMERO. MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS CON STA. MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE

 


DÍA PRIMERO

MES  DEL

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

extractado de los escritos de la

B. MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE

 

ORACIÓN PARA COMENZAR  TODOS LOS DÍAS:

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

 

OFRECIMIENTO AL PADRE ETERNO.

Oración de Santa Margarita María Alacoque

 

Padre eterno, permitid  que os  ofrezca el Corazón de Jesucristo,  vuestro  Hijo muy  amado, como se ofrece Él mismo, a Vos  en sacrificio. Recibid  esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos  y actos de este Sagrado Corazón. Todos son  míos, pues Él se inmola por mí,  y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por  sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia  final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra  Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.

 

Se meditan los textos dispuestos para cada día.

 

DIA PRIMERO

 

Corazón de Jesús empieza a manifestarse a la Beata

Estando la Beata Margarita María en ejercicios, para prepararse a su profesión Religiosa, Nuestro Señor le dijo un día después de la Sag1ada Comunión: «He aquí la llaga de mi costado, para que hagas tu mansión perpetua en ella. Aquí podrás conservar intacta la túnica de la inocencia, de que yo he revestido tu alma, a fin de que vivas en adelante de la vida de un Hombre Dios; vivirás como si ya no vivieres, para que yo viva perfectamente en ti, obrando como si ya no obrases tú, sino yo solo en ti, puesto que quiero ser tu todo, en todas las cosas. Que tu divisa sea amar y sufrir ciegamente, un solo corazón, un solo amor, un solo Dios.

La Beata, después de haber escuchado estas palabras, escribió con su sangre esta protesta de amor: «Yo, pobre y miserable nada, prometo a mi Dios someterle y sacrificarle todo cuanto pida de mí, inmolando mi corazón al cumplimiento de su voluntad, sin reservarme otro interés, que su mayor gloria y su puro amor, al cual abandono todos mis instantes y todo mi ser»

Soy para siempre de este amado mío su esclava, su sierva y su criatura, puesto que Él es todo mío, y yo soy su indigna esposa. Sor Margarita María, muerta al mundo toda de Dios y nada mía, toda para Dios, y nada para mí ¡todo por Dios y nada por mí!

 

 

El corazón de Jesús, jardín delicioso, libro de vida, abismo sin fondo

Escuchemos a la Beata, como nos cuenta ella misma algunas de las gracias con que Nuestro Señor enriquecía y prevenía su alma.

«Una vez, dice ella, sentía yo en mi alma una agonía muy dolorosa, Nuestro Señor, honrándome con su visita, me dijo: «Entra, hija mía, en este jardín delicioso, para que se reanime tu alma, que languidece» Vi, que este jardín era Su Sagrado Corazón y la diversidad de flores eran de una belleza admirable. Después de haberlas considerado todas sin atreverme a tocarlas, me dijo: «Puedes coger las que quieras» Yo, arrojándome a sus pies, le contesté: «Oh dulce Salvador mío, yo no quiero otra flor que a Vos mismo, que sois un manojo de mirra, que deseo llevar siempre entre los brazos de mis afectos» «Has escogido bien, me respondió el divino Salvador, esta mirra es la única que no pierde su belleza y olor».

Esta vida es su tiempo y su estación, porque en la eternidad cambia de nombre. Un día, haciendo la lectura, este Amado mío se presentó delante de mí, y me dijo: “Quiero hacerte leer en el libro de la vida, donde está contenida la ciencia del amor” Descubriéndome su corazón me hizo leer estas palabras: «Mi amor reina en el sufrimiento, triunfa en la humildad y goza en la unidad». Lo cual se imprimió tan indeleblemente en mi espíritu, que jamás he podido olvidarlo.

Nuestro Señor le dijo también: «Que mirase la llaga de su Sagrado Corazón, la cual era un abismo sin fondo, abierta por una flecha sin medida, la del amor; que aquellos que lo aman, encuentran dos vidas, una para el alma y otra para el corazón. El alma encuentra en ella el manantial de aguas vivas para purificarse y recibir al mismo tiempo la vida de la gracia, que había perdido por el pecado. El corazón encuentra una hoguera de amor, que no le deja vivir ya más, que de una vida de amor. La una se santifica, el otro se consume, pero como la abertura de esta llaga es muy estrecha, para entrar por ella es preciso ser muy pequeño y estar desprendido de todas las cosas.

 

Un día en el Corazón de Jesús

Puede recogerse de los diversos escritos de la Beata, esta manera de pasar un día en el Corazón de Jesús.

«Al despertaros entrareis en el Sagrado Corazón y le consagrareis vuestro cuerpo, vuestra alma, vuestro corazón y todo lo que sois, para buscar en todo su amor y su gloria. Escoged al Corazón de Nuestro Señor para vuestro oratorio sagrado, donde haréis vuestras súplicas y oraciones, a fin de que sean agradables a Dios, amándole con el amor de este divino Corazón, adorándole con sus adoraciones, alabándole con sus alabanzas, obrando con sus operaciones, y queriendo con su voluntad. En la Santa misa os uniréis a las intenciones de este amable Corazón, suplicándole os explique el mérito del sacrificio, según sus designios sobre vosotros. Lo mismo haréis para la confesión y comunión, en la cual ofreceréis las disposiciones de este Sagrado Corazón, para suplir las que os falten.

Cuando hagáis las genuflexiones delante del Santísimo Sacramento, pensad en las que le hacían por burla en su pasión los que le crucificaron y diréis: «Que todo se prostre delante de vos» ¡oh grandeza de mi Jesús soberanamente abatido en la Hostia consagrada! ¡Qué todos los corazones os amen, que todos los espíritus os adoren y que todas las voluntades os estén rendidas y amorosamente sometidas!

Enviad y ofreced frecuentemente vuestro corazón por medio de vuestro buen ángel para rendir homenaje al de Jesús en el Santísimo Sacramento. Cuando vayáis a tomar la refección, acordaos del alimento divino, que alimenta a muchas almas en la Santa Eucaristía; pidiendo a Jesús, que el alimento corporal que vais a tomar por su amor y por obediencia os sirva de medio para la comunión espiritual, por la cual su pureza purifique vuestras intenciones, su gracia vuestra alma, y su amor vuestro corazón, a fin de que jamás podáis cesar de amarle.

Cuando vayáis a la recreación procurad dedicar este tiempo al Corazón de Jesús, hablando de Él, y consagrando todas vuestras palabras a este Verbo divino, para que no permita pronunciéis una siquiera, que no sea para su gloria. Uniréis vuestro silencio al que Él guarda en el Santísimo Sacramento del altar, y cuando hubiereis de hablar, evitad toda palabra en provecho vuestro, o que pueda ser molesta al prójimo, omitiendo toda reflexión, que pudiera excitar vuestro amor propio, o vanidad. Cuando tengáis algo que sufrir, regocijaos y unidlo a lo que este Sagrado Corazón ha sufrido y sufre aún en el Santísimo Sacramento.

Si os sintieseis molestados por algún movimiento contrario al puro amor, depositadle en este divino Corazón, para que quede allí consumido, y os dé en cambio la humildad, y lo mismo haréis con todas las otras pasiones o defectos. Y si tuvieseis la desgracia de incurrir en alguna falta, tomareis de este divino Corazón la virtud contraria, para ofrecérsela al Eterno Padre, suplicándole os devuelva la virtud y gracia mancillada, o tal vez perdida, y lo mismo haréis por caridad cuando viereis hacer faltas a otros. En toda suerte de acontecimientos tomad por aspiración estas palabras de Nuestro Señor: Fiat voluntas tua... y después yo me abandono en Vos. Por la noche pondréis en este adorable Corazón, todo lo que hayáis hecho durante el día, a fin de que purifique cuanto haya de imperfecto y defectuoso en vuestras acciones. Para tomar con seguridad vuestro reposo, entrareis en el Sancta Sanctorum, esto es, en el Sacratísimo y adorable Corazón de Jesús, donde os encerrareis con la llave de un absoluto abandono a su providencia y cuidado».

 

Consagración de sí mismo al divino Corazón de Jesús.

¡Oh Corazón Sagrado, yo me consagro todo a vos, os doy mi corazón, mi entendimiento, mi memoria y voluntad, a fin de que cuanto haga y sufra, sea todo por vuestro amor y gloria; que todo cuanto vea y oiga, me lleve a amaros; que todas mis palabras sean otros tantos actos de adoración, de amor y de alabanza vuestra y que los movimientos de mis labios sean otros tantos actos de contrición de todos los pecados, que he cometido, y de los bienes que he perdido y malogrado; pidiéndoos ¡oh Corazón de amor! que pueda traeros otras tantas veces a mí, cuantas atraigo el aire para respirar y que al aspirarle, os ofrezca tantas veces a vuestro Eterno Padre, para darle gracias por todo lo que le debo.

¡Oh Corazón lleno de bondad! escuchadme: ¡oh Corazón Sagrado, del cual soy, dependo y por quien vivo! inflamadme, llevadme, transformadme toda en Vos. Haced que todos mis pasos sean para llegar a Vos, y que todos mis movimientos sean para estrecharme con Vos; protestando que prefiero sufrir mil muertes, antes que separarme de Vos o seros infiel».


PARA FINALIZAR

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

 

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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.