sábado, 18 de mayo de 2024

Día 19. MARÍA, MADRE DE CONFIANZA. VISITAS A LA VIRGEN MARÍA EN EL MES DE MAYO CON SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO



Día 19

MARÍA, MADRE DE CONFIANZA.

 

VISITAS A LA VIRGEN MARÍA EN EL MES DE MAYO

CON SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO

 

INVOCACIONES INICIALES  A LA VIRGEN MARÍA

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, saludemos a la Virgen María con el saludo del Arcángel San Gabriel, sabiendo que al alabar a la Virgen, glorificamos a la Santísima Trinidad:

 

1.-Dios te Salve, María Santísima, Hija de Dios Padre, Virgen Purísima antes del parto en tus manos ponemos nuestra fe para que la ilumines, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

 

2.-Dios te Salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen Purísima en el parto, en tus manos ponemos nuestra esperanza para que la alientes, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

 

3.-Dios te Salve, María Santísima, esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen Purísima después del parto, en tus manos ponemos nuestra caridad para que la inflames, nuestros dones y carismas para que los perfecciones y todas nuestras necesidades para que las remedies, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

 

4.-Dios te Salve, María Santísima, Templo, Trono y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida sin la culpa Original. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

[Después se lee lo propio para cada día del mes, y se termina con la siguiente oración]

Día 19

MARÍA, MADRE DE CONFIANZA.

Dice el devoto Bernardino de Busto: “Pecador, quienquiera que seas, no desconfíes. Recurre a la Virgen con la certidumbre de ser socorrido, y la hallarás con las manos colmadas de misericordia y de gracias.” Y añade: “Conoce que más desea esta piadosísima Reina hacerte bien que tú el ser socorrido por ella.” De continuo doy gracias a Dios, Virgen Santa, porque hizo que yo te conociera. Pobre de mí si no te hubiera conocido o si me olvidase de ti: gran riesgo correría mi salvación. Pero yo, Madre mía, te bendigo, te amo y confío tanto en ti, que en tus manos pongo mi alma.

 

Oración del Abad Celense

Atraedme hacia Vos, oh Virgen María, para que yo vaya tras el olor de vuestros perfumes. Atraedme, pues me detienen el peso de mis pecados y la malicia de mis enemigos. Así como nadie se presenta a vuestro Hijo si el divino Padre no lo atrae, así me atrevo a decir, en cierto modo, que nadie va a Él si Vos no lo atraéis con vuestros santos ruegos. Vos sois, oh Virgen Santa, la que después de Dios, enseñáis la verdadera sabiduría. Vos sois la que obtenéis la conversión a los pecadores, la perseverancia a los justos, el consuelo a los afligidos, la fuerza a los débiles, la salud a los enfermos. Ay, yo estoy cargado de todas las miserias; ejercitad, pues vuestra gran misericordia conmigo y obtenedme la gracia de curar de todos mis males. Mi gratitud por vuestros beneficios será eterna, y mientras viva no cesaré de celebrar vuestras alabanzas.

 

Jaculatoria: María, dichoso quien te conoce y en ti confía.

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR LA VISITA DIARIA

¡Inmaculada Virgen y Madre mía santísima! A ti, que eres la “Madre de mi Señor”, la Reina del mundo, la abogada, la esperanza y el refugio de los pecadores, acudo en este día yo que soy el más necesitado de todos.

Te alabo, Madre de Dios y te agradezco todas las gracias que hasta ahora me has hecho, especialmente la de haberme librado del infierno que tantas veces he merecido.

Te amo, Señora y Madre mía, y por el amor que te tengo te prometo servirte siempre y hacer todo lo posible para que seas también amada de los demás. En ti pongo mi esperanza y mi eterna salvación.

Madre de misericordia, acéptame por tu hijo y acógeme bajo tu manto, y ya que eres tan poderosa ante Dios, líbrame de las tentaciones y dame fuerza para vencerlas hasta la muerte. Te pido el verdadero amor a Jesucristo. De ti espero la gracia de una buena muerte.

Madre mía, por el amor que tienes a Dios, te ruego que siempre me ayudes, pero mucho más en el último momento de mi vida. No me desampares mientras no me veas a tu lado en el cielo, bendiciéndote y cantando tus misericordias por toda la eternidad. Amén.


[Se puede terminar con alguna oración popular a la Virgen como la Salve, Oh Señora mía, Bendita sea tu pureza, etc, o un canto apropiado.]

CONSAGRACIÓN FINAL A LA VIRGEN

Bendita sea tu pureza

Y eternamente lo sea,

pues todo un Dios se recrea

en tan graciosa belleza.

A ti, celestial princesa,

Virgen Sagrada María

yo te ofrezco en este día

alma, vida y corazón.

Mírame con compasión,

no me dejes, Madre mía. Amén

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, no dejes de honrar en este día a la Santísima Virgen con el rezo del santo Rosario! Si te ha gustado esta meditación, compártelo con tus familiares y amigos.

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Ave María purísima, sin pecado concebida.