martes, 11 de octubre de 2022

UNA VIRGEN, ESCOGIDA PARA SER MADRE DE UN HIJO QUE SERÁ A LA VEZ DIOS Y HOMBRE. San León

 


11 de octubre 

MATERNIDAD DIVINA DE MARÍA

Lecciones del II Nocturno de Maitines 

Sermón de San León, Papa.

Sermón 1 sobre la Natividad del Señor.

Una Virgen de la estirpe real de David es escogida para que en su seno un hijo que será a la vez Dios y hombre, al cual, antes que corporalmente, concebirá espiritualmente. Para evitar que María, desconocedora de los designios divinos, le espantara un anuncio inusitado, un Ángel le manifiesta lo que en Ella obrará el Espíritu Santo, y la tranquiliza acerca de que su virginidad no sufrirá detrimento por su maternidad divina. ¿Por qué desconfiaría María, ante la insólita concepción, si se le promete que todo se hará por la virtud del Altísimo? Cree María, y su fe se ve corroborada por el milagro ya hecho: la fecundidad de Isabel, concedida para mostrar que puede hacer con una virgen lo que se ha hecho con una estéril. Así, pues, el Verbo, el Hijo de Dios, que en el principio estaba en Dios, por quien han sido creadas todas las cosas y sin el cual ninguna cosa ha sido hecha, se hace hombre para librar a los hombres de la muerte eterna.

Sermón 2 de la Natividad del Señor.

Descendiendo de la celestial morada, sin abandonar la gloria del Padre, nuestro Señor Jesucristo llega acomodándose a un nuevo orden, viniendo según un nuevo género de natividad. Acomódase a un nuevo orden de cosas: porque siendo invisible, se hace visible en nuestra naturaleza; siendo inmenso, se reduce a límites; siendo eterno, empieza a existir en el tiempo. Viene según un nuevo género de natividad: es concebido por una Virgen y nace de una Virgen, sin concurso carnal paterno ni detrimento de la integridad materna, porque convenía que el Salvador de los hombres asumiera al nacer la substancia humana, pero en todo ajena a las impurezas de nuestra carne: diferente de nosotros en el origen y semejante en la naturaleza. Esto que nosotros creemos se aparta de lo que vemos. No importa; nada podía impedir al poder divino que una Virgen concibiera y que permaneciera virgen en el parto y después del parto.