domingo, 9 de octubre de 2022

EL TEMPLO DEL NUEVO TESTAMENTO. San Agustín

 


 Lecciones del II Nocturno de Maitines

2º Domingo de Octubre

EL TEMPLO DEL NUEVO TESTAMENTO. San Agustín

 

Del Libro La Ciudad de Dios de S. Agustín, Obispo.

Lib. 18, cap. 45.

Después que el pueblo judío empezó a carecer de profetas, principió también su decadencia; reedificado el Templo, después de la cautividad de Babilonia se esperaba una situación más próspera. Así entendía aquel pueblo carnal la profecía de Ageo: “La gloria de este último templo será mayor que la del primero”. Mas el mismo Profeta había manifestado claramente que se refería al Nuevo Testamento, ya que poco antes había anunciado abiertamente a Cristo: “Y conmoveré todas las naciones, y vendrá el deseado de todos los pueblos”.

Con estos elegidos de la gentilidad, como piedras vivas, fue edificado mediante el Nuevo Testamento el Templo de Dios, mucho más glorioso que el antiguo edificado por Salomón y reconstruido después de la cautividad. Para evitar que se creyera cumplida la profecía de Ageo, los judíos, a partir de aquel tiempo, no tuvieron profetas, y se vieron afligidos de parte de reyes extranjeros y de los mismos romanos. Llegó Alejandro para sojuzgarlos, y aunque entonces no ocurrió ninguna devastación porque lo desarmaron con su pronta sumisión, la gloria de aquel Templo no fue tan grande entonces como lo había sido bajo la libre dominación de sus reyes.

Más tarde, muerto Alejandro, fueron llevados cautivos a Egipto por Tolomeo, Hijo de Lago. Su sucesor Tolomeo Filadelfo, mejor dispuesto en favor de ellos, los dejó volver a su país, y gracias a él, tenemos traducidas las Escrituras por los Setenta. Tuvieron después que soportar las guerras que se hallan en los libros de los Macabeos; y tras esto el rey de Alejandría, Tolomeo Epífanes, fue sometido. Luego, Antíoco, rey de Siria, quiso obligarles con muchos y penosos trabajos a adorar los ídolos. Las sacrílegas supersticiones de la gentilidad profanaron el Templo, pero fue purificado por el valerosísimo capitán Judas Macabeo, vencedor de los generales de Antíoco, a quienes expulsó.