lunes, 18 de octubre de 2021

FORTALEZA. MES DEL ROSARIO. DIA 19

MES DEL ROSARIO

 

Postrados ante una imagen de la Santísima Virgen (si es posible de Nuestra Señora del Rosario) se dirá:

Por la señal...

 

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, por ser Vos quien sois, bondad infinita, me pesa de haberos ofendido y propongo con vuestra gracia no pecar más; lo que espero mee concederéis por vuestra pasión y muerte, para perseverar en vuestro servicio hasta alabaros en el cielo. Amén

 

Se lee y medita la reflexión de cada día.

 

Día 19

La Crucifixión

FORTALEZA

Llegado nuestro Salvador al monte Calvario fue inhumanamente despojado de sus vestiduras, renovando todas las llagas de la flagelación y arrancando con aquéllas la corona de espinas de su santa cabeza. Diéronle, para que su tormento fuera mayor, a beber hiel y vinagre. El Señor sólo quiso probarlo para demostrarnos que no rehusaba ningún tormento, pero no lo bebió porque aquella poción la daban a los ajusticiados para mitigar los dolores, y el Señor quería sufrirlos sin lenitivo, quería beber hasta las heces del amargo Cáliz de su pasión y con heroica fortaleza apura hasta el último de los tormentos.

La Virgen Santísima contemplaba a la Divina Víctima, sintiendo en su corazón sus martirios y aceptando todas sus amarguras, pero llena de fortaleza para estar al lado de su Divino Hijo y acompañarlo en su agonía. Habiendo puesto la Cruz en el suelo, mandaron a nuestro Salvador se tendiese en ella y, obedientísimo el santo de los santos, así lo hizo, dando sus divinas manos para que las clavaran.

¡Cuán hondamente penetraron en el corazón de la Santa Madre los golpes del martillo que atormentaba a su delicado Hijo, pues su carne virginal era más sensible a los padecimientos!

Agujerearon los pies Divinos, clavándolos también en la Cruz y volvieron a ponerle la corona de espinas con gran crueldad y fiereza.

Sólo se comprende fueran tan inhumanos aquellos verdugos, considerando que el infierno les instigaba a ello, pues como había dicho el Señor, aquella era la hora del furor de las tinieblas.

Levantaron la Cruz en alto, dejándola caer en el agujero de una peña. ¡Qué estremecimiento tan doloroso para el Santo Cuerpo!

Y la Reina de los mártires veía a su Santísimo Hijo elevado entre el cielo y la tierra para recibir los rayos de la justicia Divina, por haber tomado sobre todos los pecados de los hombres pecadores, clavados sus pies para esperar, abiertos sus brazos para recibirles y su cabeza inclinada para escucharles.

¡Qué misericordia la misericordia de un Dios!

Implorémosla por la Virgen dolorosa y estemos seguros de alcanzarla, si llenos de fortaleza nos resolvemos a antes morir que pecar.

 

PRÁCTICA

Decir a menudo, y sobre todo en la tentación: Antes morir que pecar.

 

PETICIÓN

Jaculatoria. Oh, Madre de Jesús crucificado, ruega por nosotros.

Bendita sea tu pureza...