MES DEL ROSARIO
Postrados ante una imagen de la Santísima Virgen (si es posible de Nuestra Señora del Rosario) se dirá:
Por la señal...
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, por ser Vos quien sois, bondad infinita, me pesa de haberos ofendido y propongo con vuestra gracia no pecar más; lo que espero mee concederéis por vuestra pasión y muerte, para perseverar en vuestro servicio hasta alabaros en el cielo. Amén
Se lee y medita la reflexión de cada día.
Día 24
La admirable Ascensión de Nuestro Señor
PAZ
Nuestro Adorable Redentor estuvo alentando e instruyendo a ·sus Apóstoles después de su Resurrección y, prometiendo enviarles el Espíritu Santo. Reunida en el monte una inmensa muchedumbre y estando presentes su Santa Madre y sus discípulos y Apóstoles, fue Nuestro Señor Jesucristo elevándose los Cielos, hasta penetrar por las nubes y sentarse a la diestra de Dios Padre.
La admirable Ascensión del Señor llenó de gozo inefable a la Madre Virgen que veía glorioso a su Hijo y su Dios y glorificado por los Santos y Ángeles y por todas las criaturas. Desde entonces todos sus afectos estaban en el cielo, y absorta contemplaba en él al Hijo Eterno de Dios, Dios y Hombre verdadero.'
Constituíala el Señor como Maestra de la naciente Iglesia y consejera de sus Apóstoles y para que con sus oraciones hiciera descender al Espíritu Santo que les llenase de sus dones y frutos, encendiéndoles en el divino amor. Aunque sólo suspiraba por el cielo atendía a todo lo que el Señor le encomendara con gran paz e igualdad de ánimo.
He aquí una virtud muy preciosa, pero difícil de practicar. Tener igualdad de ánimo o sea paz verdadera, sea próspero o adverso lo que nos suceda, es sólo práctica de almas privilegiadas del Señor.
Debemos estar convencidos de que todo lo que nos envía el Señor es para nuestro bien y sin embargo damos a conocer nuestro disgusto cuando no nos suceden las cosas a medida de nuestros deseos. Es porque no poseemos la paz que el Señor nos da para que todo, sobreponiéndonos a nuestras inclinaciones, lo aceptemos con amor y agradecimiento.
La Santísima Virgen, que nos da ejemplo sublime de esta virtud, que es uno de los frutos del Espíritu Santo, nos concederá todas las gracias que necesitamos para practicarla, y con su práctica dar a conocer que amamos a Dios sobre todas las cosas.
PRÁCTICA
Aceptemos con tranquilidad lo que nos suceda, demostrando que poseemos la paz del Señor y sólo deseamos su gloria.
PETICIÓN
Jaculatoria. Oh Maria, Reina de la Paz, ruega por nosotros.
Bendita sea tu pureza...