MES DEL ROSARIO
Postrados ante una imagen de la Santísima Virgen (si es posible de Nuestra Señora del Rosario) se dirá:
Por la señal...
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, por ser Vos quien sois, bondad infinita, me pesa de haberos ofendido y propongo con vuestra gracia no pecar más; lo que espero mee concederéis por vuestra pasión y muerte, para perseverar en vuestro servicio hasta alabaros en el cielo. Amén
Se lee y medita la reflexión de cada día.
Día 14
La flagelación
PUREZA
Según piadosa tradición, pasaron de cinco mil azotes que dieron a nuestro adorable Redentor, y que sus crueles verdugos, a pesar de que su Divino Cuerpo era ya una llaga, saltando los pedazos de su divina carne, ellos seguían azotando ciegos, sin fijarse en los sufrimientos del que azotaban.
Es esta ceguedad una imagen de la que experimenta el que se deja arrastrar del abominable vicio de la impureza, que le arrastra de tropiezo en tropiezo, sin ver que el infierno se abre a sus pies, y que, si muere en esa vida de desórdenes, es cierta su condenación.
¡Qué funesto pecado! ¡Cuánto debemos odiarlo! Movido a compasión del Señor uno de los que presenciaban. tan terrible suplicio, cortó las cuerdas que sujetaban a la Santa Víctima, que cayó al suelo bañado en su sangre, y sólo por fuerza sobrenatural pudo levantarse, poniéndose sus vestiduras, que renovaron sus llagas y la agudeza de sus dolores. ¡Con cuán ardientes súplicas ofrecería la Inmaculada Madre la sangre de su inocente Hijo al Padre Eterno para lavar un pecado que tanto le desagrada y por el que su Hijo Dios sufrió especialísimo tormento! Roguemos a esta Purísima Virgen nos conceda horror grandísimo a todo lo que pueda ofender a sus castísimas miradas, y valor para desechar todas las tentaciones huyendo de toda ocasión. Para esto tengamos mucho cuidado con nuestra vista, ansiosa de novedades y de curiosear lo que puede ofender a Dios. Refrenemos el deseo de diversiones, pues en ellas puede naufragar nuestra virtud; escojámoslas con sumo cuidado, pensando siempre si en aquella ocasión quisiéramos que nos sorprendiera la muerte.
¡Qué dichosos seremos si en nuestras diversiones podemos decir como San Luis Gonzaga, cuando estando de recreo con sus compañeros, le preguntaron éstos que si en aquel momento un ángel le anunciaba iba a morir qué haría; el angélico joven respondió: "¡Seguir jugando!" ¡Qué hermosa disposición! Pero para ella necesita mortificar los sentidos y ser en todo honestos y castos para nosotros mismos. y para los demás, edificando con nuestra modestia, vistiendo con la decencia de cristianos y teniendo en mucha es tima el meato que nos atraer las bendiciones de Dios y el cariño de la Santísima Virgen.
PRÁCTICA
Si alguna vez dudamos de que nuestras acciones o conversaciones son buenas, pensemos si son dignas de las miradas de Nuestra Santa Madre y hagámoslo todo sin olvidar que Dios está en todas partes, viendo hasta los secretos del corazón.
PETICIÓN
Jaculatoria.
Oh, María Virgen castísima ruega por nosotros.
Bendita sea pureza…