IV DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTES
Forma Extraordinaria del Rito Romano
En aquel
tiempo: Hallábase Jesús junto al lago, de Genesaret, apretujado por la turba
que oía la palabra de Dios, y vio dos barcas a la orilla del lago, cuyos
pescadores habían bajado y lavaban las redes. Subiendo, pues a una de ellas,
que era de Simón, pidióle la desviase un poco de la orilla. Y sentándose
dentro, instruía a las turbas .Acabada la plática, dijo a Simón: Guía mar
adentro, y echad vuestras redes para pescar. Replicóle Simón: Maestro, toda la
noche hemos estado fatigándonos, y nada hemos cogido; no obstante, fiado en tu
palabra, echaré la red. Y habiéndolo hecho, recogieron tan gran cantidad de
peces que la red se rompía. Por lo cual hicieron señas a sus compañeros de la
otra barca, de que viniesen a ayudarles. Vinieron luego, y llenaron con tantos
peces las dos barcas, que poco faltó para que se hundiesen. Viendo esto Simón
Pedro, echóse a los pies de Jesús, diciendo: ¡Apártate de mi, Señor, que soy un
hombre pecador! y es que el asombro se había apoderado de él, como de todos los
demás que con él estaban, en vista de la pesca que acababan de hacer. Lo
mismo sucedía a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo y compañeros de Simón.
Entonces dijo Jesús a Simón: No temas; de hoy en adelante serás pescador de
hombres. Y ellos, sacando las barcas a tierra, dejaron todo y le siguieron.
Lucas 5, 1-11
TEXTOS DE LA MISA - IV domingo después de Pentecostés
COMENTARIOS AL EVANGELIO
JESÚS DUERME EN LAS ALMAS TIBIAS, PERO VELA EN LAS ALMAS PERFECTAS. San Ambrosio
MIREMOS AHORA AQUELLA ÚLTIMA PESCA, DESCANSEMOS Y CONSOLÉMONOS. San Agustín
La fe verdadera no conoce intervalo; tan pronto se oye, cree, sigue. San Jerónimo
EL QUE OBEDECE, SIEMPRE ACIERTA. San Juan Bautista de la Salle
Benedicto XVI LA RED DEL EVANGELIO NOS RESCATA DE LAS AGUAS DE LA MUERTE