domingo, 20 de mayo de 2018

MARÍA, VASO ESPIRITUAL (20) Beato John Henry Newman


20 DE MAYO
Los Dolores de Nuestra Señora (4)
Maria,
Vas Spiritualis,
VASO ESPIRITUAL
Ser espiritual, es vivir en el mundo de los espíritus, según lo que dice San Pablo: “Nuestra conversación esta en los cielos”. Tener el sentido espiritual, es ver, por la fe, a todos aquellos seres buenos y santos, que nos rodean actualmente, aunque no los veamos con los ojos corporales; es verlos por la fe de una manera tan viva como vemos las cosas de la tierra, la verde campiña, el cielo azul, el resplandeciente sol. Por esa causa, cuando las almas santas son favorecidas con visiones celestiales, estas visiones no son otra cosa que la continuación extraordinaria y la forma visible, por intuición divina, de los objetos que permanecen en su espíritu por la operación ordinaria de la gracia.
Estas visiones fortalecían y consolaban a la Santísima Virgen en todos sus dolores. Los ángeles que la rodeaban la comprendían, y, Ella, a su vez los comprendía con una rectitud, que no puede existir en sus relaciones con nosotros, que hemos heredado la mancha del pecado de Adán. Esto queda fuera de toda duda; pero, con todo, no olvidemos que, así como María fue confortada por los ángeles en sus dolores, es también un privilegio nuestro ser confortados por los mismos mensajeros celestiales del Altísimo en las muchas pruebas de la vida y en la medida que nos corresponde: y no solamente por ellos, sino también por el mismo Dios omnipotente por la tercera Persona de la Santísima Trinidad, que ha asumido en favor nuestro el ministerio de Paráclito o de Consolados y de Socorro Perpetuo.
Todos los que andan apenados pueden tener la seguridad de este consuelo, con tal que deseen llevar una vida espiritual. Dios les responderá, si le llaman. Si están desprovistos de amigos terrenos, tiene al mismo Dios; y Jesús, que pensaba en su Madre, en medio de las angustias de la cruz, piensa ahora, desde su gloria en los más débiles y en los más pequeños de los suyos.
Beato John Henry Newman
Transcripto por gentileza de Dña. Ana María Catalina Galvez Aguiló