20 DE MAYO
Los
Dolores de Nuestra Señora (4)
Maria,
Vas Spiritualis,
VASO
ESPIRITUAL
Ser espiritual, es vivir en el mundo de los espíritus, según lo que
dice San Pablo: “Nuestra conversación esta en los cielos”. Tener el sentido
espiritual, es ver, por la fe, a todos aquellos seres buenos y santos, que nos
rodean actualmente, aunque no los veamos con los ojos corporales; es verlos por
la fe de una manera tan viva como vemos las cosas de la tierra, la verde
campiña, el cielo azul, el resplandeciente sol. Por esa causa, cuando las almas
santas son favorecidas con visiones celestiales, estas visiones no son otra
cosa que la continuación extraordinaria y la forma visible, por intuición
divina, de los objetos que permanecen en su espíritu por la operación ordinaria
de la gracia.
Estas visiones fortalecían y
consolaban a la Santísima Virgen en todos sus dolores. Los ángeles que la
rodeaban la comprendían, y, Ella, a su vez los comprendía con una rectitud, que
no puede existir en sus relaciones con nosotros, que hemos heredado la mancha
del pecado de Adán. Esto queda fuera de toda duda; pero, con todo, no olvidemos
que, así como María fue confortada por los ángeles en sus dolores, es también
un privilegio nuestro ser confortados por los mismos mensajeros celestiales del
Altísimo en las muchas pruebas de la vida y en la medida que nos corresponde: y
no solamente por ellos, sino también por el mismo Dios omnipotente por la
tercera Persona de la Santísima Trinidad, que ha asumido en favor nuestro el
ministerio de Paráclito o de Consolados y de Socorro Perpetuo.
Todos los que andan apenados
pueden tener la seguridad de este consuelo, con tal que deseen llevar una vida
espiritual. Dios les responderá, si le llaman. Si están desprovistos de amigos
terrenos, tiene al mismo Dios; y Jesús, que pensaba en su Madre, en medio de
las angustias de la cruz, piensa ahora, desde su gloria en los más débiles y en
los más pequeños de los suyos.
Beato John Henry Newman
Transcripto
por gentileza de Dña. Ana María Catalina Galvez Aguiló