domingo, 6 de mayo de 2018

CUALQUIER COSA QUE SE PIDE CONTRA LOS INTERESES DE LA SALVACIÓN NO SE PIDE EN EL NOMBRE DEL SALVADOR. San Agustín


 
Homilía de maitines
V DOMINGO DE PASCUA
Forma Extraordinaria del Rito Romano
HOMILÍA DE SAN AGUSTÍN, OBISPO
Tratado 102 acerca de san Juan
Ahora han de tratarse esas palabras del Señor: En verdad, en verdad os digo: «Si algo pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.. A propósito de partes anteriores de este discurso del Señor quedó ya dicho, a causa de esos que en el nombre de Cristo piden al Padre algunas cosas, mas no las reciben, que cualquier cosa que se pide contra los intereses de la salvación no se pide en el nombre del Salvador. Por cierto, cuando dice «En mi nombre», ha de comprenderse que habla de esto: no del sonido de las letras y sílabas, sino de lo que significa el sonido mismo y de lo que mediante ese sonido se entiende recta y verdaderamente. 
Por ende, quien acerca de Cristo opina esto que no ha de opinarse acerca del único Hijo de Dios, no pide en su nombre aunque con las letras y las sílabas no omita a Cristo, porque pide en el nombre de ese en quien piensa cuando pide. Quien, en cambio, opina lo que acerca de él ha de opinarse, ese mismo pide en su nombre y, si no pide contra su salvación sempiterna, recibe lo que pide. Ahora bien, recibe cuando debe recibir, pues ciertas cosas no se niegan, sino que se difieren para ser dadas en tiempo conveniente. Lo que asevera, os dará, absolutamente ha de entenderse de forma que se sepa que estas palabras aluden a esos beneficios que atañen propiamente a esos que piden. En efecto, todos los santos son escuchados en favor de sí mismos; en cambio, no son escuchados en favor de todos, amigos o enemigos suyos o cualesquiera otros, porque no está dicho «dará» en cualquier caso, sino: Os dará.
Hasta ahora, afirma, no habéis pedido nada en mi nombre. Pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea plena. Este gozo al que llama pleno es en realidad un gozo no carnal, sino espiritual y, cuando sea tanto que nada haya de añadírsele, sin duda entonces será pleno. Cualquier cosa, pues, que se pide, la cual concierna a conseguir este gozo, ésta ha de pedirse en el nombre de Cristo, si entendemos la divina gracia, si verdaderamente demandamos la vida feliz. En cambio, cualquier otra cosa que se pide, nada se pide, no porque no sea absolutamente ninguna realidad, sino porque cualquier otra cosa que se ansía es nada en comparación con tan gran realidad.