domingo, 13 de mayo de 2018

EL ROSARIO DE HOY EN HONOR A NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA



Santo Rosario.
Por la señal... 
Monición inicial: Se conmemora hoy la primera aparición de Nuestra Señora en Fátima (Portugal) a tres niños para revelarles el misterios de su Inmaculado Corazón y hacer un llamamiento a la conversión y a la penitencia. Sor Lucía, la mayor de los niños a quién la Virgen se apareció nos transmite en sus memorias: «Las palabras que más se me grabaron en el corazón, fue la petición de Nuestra Santísima Madre del Cielo: “No ofendan más a Dios, Nuestro Señor que ya está muy ofendido”. ¡Que amorosa queja y que tierna petición! ¡Como me gustaría que los hombres de todo el mundo y todos los hijos de la Madre del Cielo escuchasen su voz!»
Acogiendo la petición de la Virgen ofrecemos el rosario por la paz en el mundo, por el Papa y la conversión de los pecadores.
Señor mío Jesucristo... 
Primer Misterio Glorioso
LA RESURRECCIÓN DE JESÚS
Cuenta sor Lucía: “Fuimos bañados por una luz celestial que parecía venir directamente de sus manos. La realidad de esta luz penetró nuestros corazones y nuestras almas, y sabíamos que de alguna forma esta luz era Dios, y podíamos vernos abrazada por ella."
Cristo con su resurrección ilumina la vida de los hombres, dándonos la esperanza de nuestra propia resurrección.
Renovemos nuestra fe y pidamos perdón por aquellos que no creen.
TODOS: “Dios mío yo creo, adoro, espero y os amo; os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y nos aman”. 
Segundo Misterio Glorioso
LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
Lucía preguntó a la Virgen: "¿Nos llevarás al cielo?" Si, me llevaré a Jacinta y a Francisco muy pronto, pero tú te quedarás un poco más, ya que Jesús desea que tú me hagas conocer y amar en la tierra. Él también desea que establezcas la devoción en el mundo entero a mi Inmaculado Corazón.
Con la mirada puesta en cielo, hemos de vivir en medio del mundo como testigos de Jesucristo. “Seréis mis testigos hasta los confines del mundo”. La esperanza de ir al cielo, ha de motivarnos a obrar el bien para nuestros prójimos practicando las obras de misericordia.
Renovemos nuestra esperanza y pidamos perdón por aquellos que viven en la desesperanza. 
“Dios mío yo creo, adoro, espero y os amo; os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y nos aman”. 
Tercer Misterio Glorioso. LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO SOBRE LOS APÓSTOLES REUNIDOS EN TORNO A LA VIRGEN MARÍA
La Virgen dice a Lucía: “Hagan sacrificios por los pecadores, y digan seguido, especialmente cuando hagan un sacrificio: Oh Jesús, esto es por amor a Ti, por la conversión de los pecadores, y en reparación por las ofensas cometidas contra el Inmaculado Corazón de María.”
El Espíritu Santo es el amor de Dios derramado en nuestros corazones. Por medio de él es como podemos amar a Dios mismo y al prójimo. Hemos de multiplicar actos de amor a Nuestro Señor y a la Virgen María cada vez más despreciados y olvidados por los hombres.
Renovemos nuestro amor a Dios y pidamos perdón por los que no ama.
“Dios mío yo creo, adoro, espero y os amo; os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y nos aman”. 
Cuarto Misterio Doloroso.
LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA A LOS CIELOS  EN CUERPO Y ALMA
Cuenta Lucía: Los niños permanecían de rodillas en el torrente de esta luz maravillosa, hasta que la Señora habló de nuevo, mencionando la guerra en Europa, de la que tenían poca ninguna noción. Digan el Rosario todos los días, para traer la paz al mundo y el final de la guerra. Después de esto ella se comenzó a elevar lentamente hacia el este, hasta que desapareció en la inmensa distancia.
La adoración es la prosternación del hombre, que se reconoce criatura ante su Creador tres veces santo. Solo las almas humildes son capaces de abajarse, de postrarse, de adorar. El cielo es para las almas humildes, para las almas que quieren ser como María: esclava del Señor. Renovemos nuestra adoración a Dios y pidamos perdón por los que no adoran.
“Dios mío yo creo, adoro, espero y os amo; os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y nos aman”. 
Quinto Misterio Glorioso.
LA CORANACIÓN DE MARÍA COMO REINA Y SEÑORA DE TODO LO CREADO
En sus Memorias, Lucía nos dice: La Señora vestía con un manto puramente blanco, con un borde de oro que caía hasta sus pies. En sus manos llevaba las cuentas del rosario que parecían estrellas, con un crucifijo que era la gema más radiante de todas. Quieta, Lucía no tenía miedo. La presencia de la Señora le producía solo felicidad y un gozo confiado
Al subir al cielo, la Virgen Santísima no se aleja de la humanidad. Constituida como Mediadora entre su Hijo y los hombres,  la Virgen atiende a todos con el amor propio de una Madre.  El Rosario es el lazo que ella nos tiende: quién lo reza puede estar convencido de que Ella escuchará su oración.
Con el Ángel de la Paz, con los Pastorcitos, con miles de almas que se han asumido en sus vidas el mensaje de la Virgen de Fátima decimos:
“Dios mío yo creo, adoro, espero y os amo; os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y nos aman”.