VIENDO COMO PARECE QUE ME
RESUCITÓ EL SEÑOR
Estoy con tan gran espanto
escribiendo esto y viendo cómo parece que me resucitó el Señor, que estoy casi
temblando. Me parece que sería prudente, oh alma mía, que reflexionaras sobre
el peligro de que el Señor te había librado y ya que por amor no le dejabas de
ofender, lo dejaras por temor de que pudiera otras mil veces matarte en estado
más peligroso. Creo que no exagero cuando digo otras mil, aunque me riña quien
me mandó que moderase el contar mis pecados, y harto hermoseados van. Por amor
de Dios le pido que de mis culpas no quite nada, pues se ve en ellas la
magnificencia de Dios y lo que soporta a un alma (V 5, 11).