LA CREACIÓN, FUENTE DE
MEDITACIÓN
Ya habéis oido hablar de las maravillas de
la cría de la seda, que sólo Dios pudo hacer semejante invención, y cómo de una
simiente, que es como granos de pimienta pequeños..., con el calor, cuando
comienza a brotar hoja en los morales, empieza esta simiente a vivir; que
mientras no hay este alimento con que puedan vivir está muerta la simiente; y
con hojas de moral se crían los gusanos, hasta que, cuando se han hecho
grandes, les ponen unas ramillas, y allí con las boquillas van de sí mismos
hilando la seda y hacen unos capuchillos muy apretados donde se encierran; y
acaba este gusano que es grande y feo, y sale del mismo capucho una mariposa
blanca muy graciosa. Mas si esto no se viese sino que nos lo contaran de otros
tiempos, ¿quién lo pudiera creer, ni cómo podríamos explicar que una cosa tan
sin inteligencia como es un gusano y una abeja sean tan inteligentes en trabajar
para nuestro provecho y con tanta industria, y el pobre gusanillo pierda la
vida en la demanda? Para un rato de meditación basta esto, aunque sólo
contempléis en ello las maravillas y sabiduría de nuestro Dios (V M 2, 2).