Santo Rosario.
Por la señal...
Monición
inicial: Dios, Padre de
misericordia, ha querido suscitar en la Iglesia hombres y mujeres que, guiados
por el espíritu redentor de Jesucristo, visiten y liberen a los cristianos que,
por circunstancias adversas a la dignidad de la persona humana, se encuentran
en peligro de perder su fe. Para llevar a
cabo esta misión, impulsado por el amor de Cristo, inspirado por la misma Virgen
María y respondiendo a las necesidades de la Iglesia, el 10 de agosto de 1218,
san Pedro Nolasco fundó en Barcelona la Orden de la Virgen María de la Merced
para la redención de los cautivos.
Hoy también son muchos hombres que viven esclavizados por el pecado y por
muchas otras formas de opresión, así como aquellos hermanos nuestros que son
perseguidos, encarcelados y martirizados a causa de la fe. Por todos ellos
ofrecemos el rosario de hoy.
Señor mío
Jesucristo...
MISTERIOS LUMINOSOS
1.-El Bautismo del Señor en el Jordán
“Como
Jesús, la Iglesia y cada uno de nosotros estamos llamados a “iluminar a los que
viven en tinieblas y en sombra de muerte guiando los pasos de la humanidad por
el camino de la paz.”
2.-El Milagro de las Bodas de Cana
“Como
la Virgen María en Caná, la Iglesia y cada uno de nosotros estamos llamados a
socorrer a aquellos que se encuentran necesitados.”
3.- El anuncio del Reino invitando a la conversión.
“No
debemos olvidar la bienaventuranza del Maestro: Dichosos vosotros cuando os
insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad
alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.”
4.-La Transfiguración del Señor
Como Jesús tuvo que recordar a los apóstoles después de su Transfiguración
la necesidad de subir a Jerusalén donde iba a sufrir la pasión, también
nosotros hemos de recordad que al cielo se va por el camino de la cruz.”
5.- La institución de la Eucaristía
“La
Eucaristía es el sacramento de la redención: donde Cristo renueva su entrega
por nuestra liberación para sacarnos de la esclavitud del pecado.”
Oración. Señor,
Dios nuestro, en tu admirable providencia quisiste que la Madre de tu único
Hijo experimentase las angustias y los sufrimientos humanos; por la intercesión
de María, consuelo de los afligidos y libertadora de los cautivos, concede a
los que sufren cualquier modo de esclavitud la verdadera libertad de los hijos
de Dios. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.