miércoles, 7 de febrero de 2024

8 DE FEBRERO. LAS PALABRAS DE LA MADRE AL HIJO HALLADO

8 DE FEBRERO

LAS PALABRAS DE LA MADRE AL HIJO HALLADO

 

MEDITACIONES PARA LA NAVIDAD Y EL TIEMPO DE EPIFANÍA

del P. Nicolás Avancini

 

ORACIONES PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Dispongámonos a hacer este momento de oración, elevando a Dios nuestro pensamiento y nuestro corazón; y digamos: 

 

Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.

En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu hijo humanado, y te suplico por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno, que Jesús recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén. 

Pater noster, Ave María y Gloria.

 

8 DE FEBRERO

LAS PALABRAS DE LA MADRE AL HIJO HALLADO

 

1. Hijo: ¿cómo lo habéis hecho así con nosotros?[1] Habla la primera la Madre; porque el afecto del amor dice Simón de Casia no se pudo contener más. Llámale, hijo. Esto era conocido de todos. No le llama Dios, que era de los demás ignorado. No quiso pronunciar palabra que redundase en alabanza suya. Aquel ¿cómo así? no es de reprensión, dice el Cartujano, sino una piadosa queja. Muestra el dolor que tuvo, y no inquiere curiosamente su causa. ¿Cómo lo hiciste así con nosotros? No dice conmigo, para significar el dolor en que la acompañaba su esposo; y para que de esto también le tocase a José su alabanza; pues mostraba amar al que sentía perdido. Aquel así, exprime la grandeza del dolor, como la del amor aquel así amó Dios al mundo[2]. Repara cómo en palabras tan pocas nos proponen tanto que imitar.

 

2. Tu padre y yo doloridos[3]. Toma la primera la Virgen la vez de hablar a Cristo. Contando lo que hicieron, da la primacía a José. Aquello fue efecto del amor: esto de humildad y reverencia con el que era cabeza de la familia. Como era humildísima, dice san Agustín, no se le anteponía, ni por su dignidad, ni en el orden de nombrarse. Esto puedes procurar seguramente: Que te aventajes a todos en el amor para con Dios. Mas en lo demás has de ceder a todos con humildad y reverencia; no tanto en las palabras, cuanto en el vil interior apreció de ti mismo.

 

3. Te buscábamos con dolor[4]. Significa que buscaban remedio a su dolor. No paraban precisamente en dolerse de haber perdido a JESÚS; más pasaban a buscar el alivio de su pena. No basta sentir haber perdido. a JESÚS, si no pones diligencia en hallarle. Por eso se retira tal vez, para que le busques. Deleitase con el afán de quien ansia por hallarle, y encontrado da el gozo colmado y lleno. No caigas, pues, de ánimo si le perdieres; sino búscale y le hallarás.

 

ORACIONES PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS

 

Concluyamos nuestra oración implorando la intercesión de la santísima Virgen María y del Glorioso Patriarca san José:

 

Oración a la Santísima Virgen

Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera para madre suya. Te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo se preparan para celebrar el nacimiento de tu adorable Hijo.

¡Oh dulcísima Madre!, concédenos tu profundo recogimiento y divina ternura para que seamos un día dignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.

 

Oración a San José

Oh Santísimo San José, esposo de María y padre putativo de Jesús, infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Por el amor que le tuviste al Divino Niño, te ruego la gracia de abrasarme en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente hasta que lo vea y goce en el cielo. Amén. 

 

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Santos Patriarcas, Profetas y justos que aguardasteis la llegada del Mesías, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.



[1] Ibid.

[2] Joan., 3.

[3] Luc., 2.

[4] Ibid.