viernes, 31 de diciembre de 2021

31 de diciembre. San Silvestre, papa y confesor.

31 de Diciembre: San Silvestre, Papa y confesor.

 

Silvestre Romano, hijo de Rufino, desde su infancia fue educado por el presbítero Cirino, cuya doctrina y costumbres imitó con perfección. Se ocultó en el monte Soracte cuando más cruel era la persecución. A la edad 30 años fue creado presbítero de la santa Iglesia Romana por el Papa Marcelino. Como quiera que en este cargo aventajaba en gran manera, a los demás clérigos, sucedió al Papa Melquíades, en tiempos de Constantino, el cual acababa de conceder por una ley la paz a la Iglesia de Jesucristo. Desde el inicio del pontificado de la Iglesia, estimuló a Constantino, ilustrado ya por la aparición de una cruz en el cielo y por la victoria sobre su rival Majencio, a que defendiese y propagase la religión cristiana. Según refiere una antigua tradición de la Iglesia Romana, le hizo venerar las imágenes de los Apóstoles, le bautizó y le lavó de la lepra de la infidelidad.

 

Así, pues, a instigación de Silvestre, el piadoso emperador confirmó con su ejemplo la ley que había dado a los cristianos, para que pudieran construir templos. Levantó, en efecto, muchas Basílicas, a saber: la Lateranense dedicada a Cristo Salvador; la Vaticana a San Pedro, la Ostiense a San Pablo; la de San Lorenzo en el Agro Verano, la de Santa Cruz en el Atrio Sesoriano, la de los santos Pedro y Marcelino y la de Santa Inés, en las vías Lavicana y Nomentana y otras, las cuales adornó con sagradas imágenes, y enriqueció con ricas posesiones. En tiempo de este Pontífice se celebró el primer Concilio de Nicea, en el cual presidieron sus legados, y estando presentes Constantino, y 318 obispos, fue explicada la santa y católica fe, y condenados Arrio y sus seguidores. Silvestre, a petición de los Padres, confirmó el Concilio, en un sínodo que reunió en Roma y en el cual Arrio de nuevo fue condenado. Dio muchos decretos útiles a la Iglesia de Dios, que llevan su nombre, a saber: que sólo el obispo fuera quien confeccionase el crisma; que el presbítero ungiera con el crisma la parte superior de la cabeza del bautizado; que los diáconos usaran de las dalmáticas en la iglesia y de un manípulo de lino en su brazo izquierdo, y que la Misa se celebrara sobre un lienzo de lino.

 

El mismo fijó el tiempo durante el cual los iniciados en las Órdenes debían ejercer las funciones de las mismas en la iglesia, antes de ascender a un grado superior. Prohibió a los seglares que acusaran públicamente a los clérigos, y no permitió a los clérigos que pleitearan ante un juez profano. Quiso que, excepto el sábado y el domingo, los restantes días de la semana se distinguieran con el nombre de Ferias, como ya antes se había empezado a practicar en la Iglesia, para dar a entender que los clérigos cada día, dejado el cuidado de todo lo demás, debían vacar únicamente al servicio de Dios. La admirable santidad de su vida y su benignidad para con los pobres, correspondieron a la celestial prudencia con que gobernaba la Iglesia. Procuró que los clérigos pobres vivieran juntamente con los ricos, y que a las sagradas vírgenes no les faltara lo necesario para la vida. Vivió en el Pontificado veinte años, diez meses y un día. Fue sepultado en el cementerio de Priscila, en la vía Salaria. Celebró siete ordenaciones en el mes de Septiembre, en las cuales creó cuarenta y dos presbíteros, veinticinco diáconos y setenta y cinco Obispos para diversos lugares.

 

Oremos.

Pastor eterno, que cuidas de tu rebaño con amor: guárdalo con tu protección perpetua, por intercesión de San Silvestre, sumo pontífice, a quien hiciste pastor de toda la Iglesia.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos.

R. Amén.