martes, 28 de diciembre de 2021

28 de diciembre. Los Santos Inocentes

 
 28 de diciembre. Los santos Inocentes
Sermón de San Agustín, Obispo.
Sermón 10 de los Santos.
Hoy celebramos, amados hermanos, el natalicio de aquellos niños que el Evangelio nos presenta como sacrificados por orden del cruel rey Herodes. Alégrese la tierra con grandes transportes de júbilo, por ser la madre fecunda de estos celestiales soldados y engendradora de tales prodigios. Aquel impío tirano no habría nunca podido serles tan útil con su afecto como lo fue por su odio. Como lo manifiesta este santo día, cuanto abundó la iniquidad contra estos niños dichosos, así se derramaron sobre ellos las gracias y las bendiciones.
Dichosa eres, oh Belén, tierra de Judá, por haber experimentado la crueldad del rey Herodes en el exterminio de tus hijos, ya que mereciste ofrecer de una vez a Dios una blanca multitud de pacíficos infantes. Con razón celebramos hoy la fiesta de estos Mártires, a cuya felicidad contribuyó más el mundo haciéndoles nacer a la vida eterna, que sus propias madres al darles a luz; ya que fueron hallados dignos de una vida eterna antes de haber podido hacer uso de la vida presente.
La preciosa muerte de los otros mártires fue digna de glorificación por su confesión; la de éstos, por el mero hecho de perder la vida, ya que la muerte que en los albores de su existencia puso fin a sus días, les valió el entrar en la posesión de la gloria. Los que la impiedad de Herodes arrebató de los pechos de las madres, con justicia son llamados flores de los Mártires, porque nacidos en el invierno de la infidelidad, semejantes a los primeros pimpollos de la Iglesia, los consumió la escarcha de la persecución. 
 
Oremos.
¡Oh Dios, cuya gloria proclaman en este día los santos mártires inocentes, no con palabras, sino con su propia muerte!; destruye en nosotros toda malicia de pecado, para que nuestra vida testimonie con hechos la fe que confesaron con los labios.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos.
R. Amén.