LAS LETANÍAS MAYORES tienen origen en la
fiesta pagana que se celebraba en Roma el 25 de abril llamada fiesta de las
Robigalia, y ésta consistía principalmente en una procesión, que, saliendo de
la ciudad por la puerta Flaminia, se encaminaba al puente Milvio, para terminar
en un Templo suburbano, sito a la Vía Claudia, y allí se inmolaba una oveja en
honor de un dios o de una diosa Robigo. Así que la Letanía Mayor no consistió
sino en sustituir con una ceremonia cristiana la anterior pagana. El recorrido
de la procesión lo conocecemos por una convocatoria de San Gregorio Magno,
siendo casi el mismo que el de la procesión pagana. Todos los fieles cristianos
de Roma iban a la Iglesia de San Lorenzo in Lucina, la más próxima a la puerta
Flaminia. La procesión salía por esa misma puerta, hacía estación en San
Valentín, atravesaba por el puente Milvio, y de allí torcía a la izquierda en
dirección al Vaticano. Después de deternerse junto a una cruz, entraba en la
Basílica de San Pedro, en donde se celebraban los Divinos Misterios. Estas
letanías se rezaban en toda la Iglesia para ahuyentar los malos temporales y
atraer las bendiciones de Dios sobre las mieses. "Dígnate, Señor,
conservar y dar los frutos de la tierra; te rogamos, Señor que nos oigas"
canta la Iglesia al recorrer procesionalmente los campos.
Las letanías mayores tienen ocurrencia
perpetua con la fiesta de San Marcos Evangelista (II clase). En aquellos
lugares donde se realice la procesión de las letanías, a continuación debe
celebrarse la misa de las Rogativas EXAUDIVIT, con la conmemoración de la
fiesta de san Marcos, evangelista. En misa que sigue a la procesión, se omite
las oraciones al pie del altar hasta el Oramus te incluido. En el oficio,
aquellos que están obligados al rezo del breviario y no participan en la
Procesión deben recitarlas privadamente después del "Benedicamus
Domino" de laudes.
Si el 25 de abril es domingo de Pascua o
el Lunes de Pascua, se transfieren al martes, con la misa de la octava; lo
mismo si la coincidiese con una fiesta de I clase.
LAS LETANÍAS MENORES O ROGATIVAS son las preces con las
que Iglesia suplica a Dios el perdón de sus pecados y las bendiciones para las
cosechas. Se llaman letanías menores para diferenciarlas de las letanías
mayores (25 de abril) que son de carácter obligatorio.
La celebración litúrgica de las letanías
consiste en una solemne procesión con el canto de las letanías de los santos y
las preces que le siguen como aparecen en el Ritual Romano, la bendición de los
campos y la Santa Misa estacional.
Su origen histórico se remonta al siglo V
en la región del Delfinado en Francia. A causa de grandes calamidades públicas,
el Obispo San Mamerto estableció una solemne procesión de penitencia en los
tres días anteriores a la fiesta de la Ascensión. El Concilio de Orleáns (511) los
prescribió para toda Francia. Posteriormente, el Papa León III en el año 816 la
estableció para Roma y pronto se extendió a todo el Rito Latino.
El significado espiritual de estas
rogativas hemos de entenderlo en la clave del Evangelio que el Uso Extraordinario
se prescribe para el domingo anterior a la Ascensión (Jn 16, 23 ss): “En aquel
tiempo, dijo Jesús: Os aseguro que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre él
os lo concederá en mi Nombre. Hasta ahora, no habéis pedido nada en mi Nombre.
Pedid y recibiréis, y tendréis una alegría que será perfecta.” Movida y animada
por estas palabras del Divino Salvador, la Iglesia instituyó estos tres días de
petición para que al ascender el Señor a los cielos lleve consigo nuestras
súplicas ante el trono del Padre, Dios Misericordioso y Providente.
Si se celebran las rogativas, la misa que
le siga ha de ser la propia de las Rogativas EXAUDIVIT, con las
conmemoraciones que procedan. En misa que sigue a la procesión, se omite
las oraciones al pie del altar hasta el Oramus te incluido.
El Ordinario puede establecer otros días
según la diversidad o costumbre o necesidad de las regiones.
El canto o recitación de las letanías
puede hacerse en lengua vernácula, y los clérigos que participan en ellas no
están obligados a repetirlas en lengua latina.
Tanto en las letanías mayores
y menores, si no es posible la realización de la procesión, el Ordinario puede
ordenar súplicas especiales que incluyan el rezo o canto de las letanías dentro
de la Iglesia