San JErónimo
Sobre la Sepultura del Señor
El Sepulcro del Salvador se hallaba excavado en la roca viva, en una roca durísima y consistente. Y en él se encontrava inscrito que nadie había sido allí sepultado antes, pues se trataba de un sepulcro nuevo. Siguiendolo al pie de la letra, el hecho es claro: había sido excavado en la roca, en una roca durísima, se le sepultó en un sepulcro nuevo, que fue sellado con una gran losa, y a cuyo alredeor se colocó un dispositivo de viligancia, de tal modo que, cuantos mayores en las seguridades que se llevaban a cabo para evitar que robaran el cadaver tanto más se pondría en evidencia el poder de DIos al resucitar. (...) Estas medidas tomas por los fariseos y los enemigos de Cristo son de gran provecho para nuestra fe. ¡Vigilad, fariseos, vigilidad! No puede mantenerse encerardo a Dios, Dios no puede ser retenido en un sepulcro,. A quién creo el cielo y la tierra, y en cuyas manos están ambos, Aque sostiene el mundo, a Aquiel de quien pende el universo entero, dijo, no se lo puede mantener recluido en el sepulcro. Aquellas dos mujeres (...) andaban buscando con piadosa voluntad, pero equivocadamente a Dios en el sepulcro.(...)
El está en cualquier parte que quiera, y allí donde esté, esta todo Él. Donde quiera El esté y te hallares tú, que andas buscándolo, allí mismo encontrarás a Aquel a quien estás buscando. (...)
Creed que Él ha resucitado y entonces pensaréis que Aquel que andáis buscando está entre vosotros.