DÍA 9.
SENTIMIENTOS DEL CORAZÓN DE JESÚS EN LA DISPUTA CON LOS DOCTORES
UN MES EN LA ESCUELA
DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
San Enrique de Ossó
Por la señal, etc…
¡Viva Jesús. Muera el pecado. Sea por siempre alabado el Corazón de Jesús Sacramentado!
Oración inicial
Yo te adoro, Corazón Sacratísimo de mi Jesús, y te amo con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas, y me pesa de haberte ofendido, porque eres bondad infinita y me amas con inmenso amor. En ti, Corazón Sacratísimo, están reunidas todas las maravillas de la naturaleza, de la gracia y de la gloria; todas las virtudes y dones esparcidos por todas las criaturas; todos los tesoros de la sabiduría, bondad, ternura y ciencia de Dios. Tú eres el huerto cerrado, el horno de fuego, el arca de Dios, la vara florida, el maná del cielo, la fuente de todas las gracias y consuelos, las delicias de la Beatísima Trinidad. De tu corazón amantísimo, oh Jesús mío, recibieron el celo los Apóstoles, la sabiduría los Doctores, la pureza las Vírgenes, la fortaleza los Mártires, la paciencia los Confesores, la victoria los tentados, el valor los débiles, la alegría los Ángeles, el terror los demonios, la gloria el mismo Dios. Bienaventurado el que te ama, te honra y te sirve, porque tiene escrito su nombre en tu Divino Corazón.
¡Oh Corazón Santísimo de Jesús! da lumbre a mi entendimiento y afectos ardorosos a mi corazón para que aprenda en esta tu Escuela la virtud del sacrificio, y sobre todo tu mansedumbre, humildad e inmensa caridad, y que conozca y haga en todas las cosas tu santísima voluntad. ¡Oh Corazón Inmaculado de María! ¡Santos, Ángeles y justos del cielo y tierra! prestadme vuestros encantos amorosos para honrar y desagraviar debidamente al Dios de mi corazón y al corazón de mi Dios. Amén.
Hágase la meditación correspondiente al día.
DIA NOVENO
Sentimientos del Corazón de Jesús en la disputa con los doctores
Composición de lugar. Contempla a Jesús lleno de gracia, sabiduría y verdad, asombrando a los doctores en el templo con sus preguntas y respuestas.
Petición. Dame a conocer y sentir, Jesús mío, los afectos de tu corazón en este paso.
Punto primero. "Iban los padres de Jesús todos los años a Jerusalén en el día solemne de la Pascua. A los doce años ( edad en que los judíos destinaban a sus hijos a una profesión u oficio), Jesús subió a Jerusalén con sus padres, y se quedó allí acabada la fiesta, sin que lo conociesen, porque creyeron cada uno que iba en compañía del otro, hasta después de haber andado un día de camino, que lo buscaban entre los parientes y conocidos, y no hallándole, regresaron a Jerusalén en su busca, y después de tres días lo hallaron en el templo sentado en medio de los doctores, oyéndolos y preguntándoles. Al verle, quedaron sus padres admirados, y díjole su madre: ¿Por qué has hecho esto con nosotros? Tu padre y yo te buscábamos con dolor... Y respóndeles Jesús: ¿Qué es esto? ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas que conciernen a mi padre? No entendieron esta palabra María y José... y Jesús bajó con Ellos y vino a Nazaret y les estaba sujeto, y su madre conservaba todas estas palabras en su Corazón”. ¡Cuántas lecciones admirables te da el Corazón de Jesús en este paso! La obediencia a la ley subiendo al templo; la obediencia a su Padre celestial antes que a sus padres terrenos; la prueba de su humanidad huyendo, y de su divinidad enseñando; la enseñanza de que si pierdes a Jesús le hallarás en el templo, en la oración, en el recogimiento; el desapego de todo vínculo desordenado de carne y sangre; la obediencia a los padres terrenos después de cumplir el mandato del Padre celestial, viniendo con ellos a Nazaret y estándoles sujeto; la diligencia de María y José en buscarle, creyendo no se hubiese subido al cielo y sobre todo la meditación del corazón de María acerca de estas divinas enseñanzas... Aprende aquí del corazón de tan buena madre a meditar las lecciones de vida eterna que te da su hijo Jesús con las palabras y el ejemplo, y pide que abra los ojos de tu alma para conocer los tesoros de la sabiduría y ciencia de Dios encerrados en este corazón adorable, para amarle e imitarle todos los instantes de tu vida. Amén.
Punto segundo. ¡Cuánto había de sufrir el corazón de Cristo en este paso, alma mía, al prever el disgusto inmenso que iba a dar a sus buenos padres María y José, quedándose, sin decirles palabra de aviso, en Jerusalén... sobre todo viendo que podía evitarlo tan fácilmente, previniéndoles que así lo quería su Padre celestial! María, tan sufrida, se queja en este paso de la pasada que les ha hecho su hijo Jesús, hasta entonces tan dócil. Mas no importa, dice Jesús: es voluntad de mi Padre celestial que me quede en el templo sin advertirlo a mis padres terrenos, y debo hacerlo, porque yo a esto he venido al mundo, a hacer la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Yo hago siempre lo que es de su agrado; esta es mi comida y mi alimento; no lo que yo quiero, Padre mío celestial, sino lo que tú quieres, y en el modo y manera que tú lo quieres... ¡Cuánto tienes que aprender, alma mía, en esta lección de Cristo! Corazón más amante y más amigo de no dar disgusto a nadie no lo hay ni lo habrá sobre la tierra como el de Jesús: corazón de hijo que ame y reverencie con más profundo amor y respeto filial a sus padres, no lo puede haber sobre la tierra como el de Jesús, el más perfecto entre todos los hijos de los hombres. Pero Jesús mira al cielo, y primero es Dios que nadie: contentará a todos, no disgustará a nadie, si no se opone a la voluntad de su Padre celestial. Si le ha de disgustar en lo más mínimo, exclama mejor que la heroína de la gracia santa Teresa de Jesús que de él lo aprendió: Húndase el mundo antes que ofender a Dios; húndase el mundo antes que desagradar lo más mínimo a Dios mi padre. - ¡Qué lección tan admirable para tantas almas mezquinas, contemporizadoras, débiles, ingratas, pérfidas, que quieren contentar a Dios y a Belial, a Cristo y a Lucifer, y concertar la voluntad y el vicio! ¡Qué lección tan saludable para tantos corazones que no miran al cielo, sino a la tierra; no a Dios, sino a los hombres; no a la eternidad, sino al tiempo, y van cojeando en el camino de sus deberes, viviendo una vida la más infeliz y desdichada! ¡Qué ejemplo para tantos y tantos cristianos que viven con el corazón dividido entre Dios y el mundo, entre su conciencia y su vida relajada, los cuales, como los judíos y Pilatos, cobardes y pérfidos, acaban por vender a Cristo Jesús, y entregarlo en manos de sus enemigos, vendiendo su conciencia, su dignidad, su alma, su felicidad temporal y eterna! ¡Oh corazón de Cristo! Yo también formé coro con estos insensatos, porque no veía o no quería ver si era voluntad de mi Padre celestial lo que hacía, y tomaba por norte de mis pasos, el qué dirán necio del mundo. Mas no será así en adelante: Dios lo quiere, es voluntad de mi Padre celestial; pues romperé con todos, porque más debo a Dios que a nadie. Sí, lo sufriré, lo sacrificaré todo, porque primero es Dios y mi alma, que todo el mundo. ¡Oh Jesús! Dame tu gracia para romper los lazos de carne y sangre aunque me cueste la vida, cuando se opongan al cumplimiento de tu santísima voluntad. Amén.
Afectos. ¡Oh corazón esforzado de Jesús! ¿Qué he hecho yo? ¡Cuánto me confundo con vuestro santo ejemplo en este paso! ¿Cuándo aprenderé vuestra lección? ¡Vos, niño tierno, amantísimo y obedientísimo, hacéis un vivísimo sacrificio por cumplir la voluntad de vuestro Padre celestial, y yo, hombre maduro, no sé hacer el más leve por salvar mi alma! A lo menos fuese humilde, Señor, a lo menos fuese humilde al ver mi inconstancia y flaqueza y frialdad en vuestro servicio. ¿Cuántas veces he sacrificado mi conciencia y dignidad de cristiano por no desplacer a las criaturas, conociendo que os desagradaba a vos, Jesús mío?... Mas no será así en adelante, con la ayuda de vuestra gracia. Primero Dios que nadie. Primero contentar a mi Padre celestial que a todas las criaturas de la tierra, porque contento vos, mi Señor y mi Dios, ¿qué mal me puede venir ni pueden hacerme todas las criaturas? Y teniendo a vos agraviado, ¿de qué me puede aprovechar todo el valimiento de todos los poderosos de la tierra? Quien a Dios tiene nada le falta, porque vos solo le bastáis al alma. Básteme, pues, oh corazón de Jesús mío, en todas las cosas, saber que contento a vos, y burlarme he de todo el mundo y el infierno. No me dejéis, Señor, en mi flaqueza y mudad mi fortaleza con vuestra gracia. Amén.
Jaculatoria. Nada contra vos, mi Jesús y mi Dios. Húndase el mundo antes que ofenderos a vos.
Práctica. En todas las cosas levantaré la consideración al cielo, y veré ante todo si es del agrado de mi Padre celestial lo que voy a hacer.
EJEMPLO
San Luis Gonzaga miraba de continuo al Sagrado Corazón de Jesús con grandes ansias de unirse a él, como atestigua santa María Magdalena de Pazzis; y el mismo santo demostró cuán grato era a Dios propagar la devoción al Sagrado Corazón en su aparición al novicio de la Compañía de Jesús, Nicolás Luis Celestinos, en 10 de febrero de 1765. Estaba dicho novicio enfermo de gravedad, casi a las puertas de la muerte, cuando vio venir sobre su lecho de dolor al angélico joven Luis, consolándole y exhortándole a propagar la devoción al Divino Corazón de Jesús, tan acepta a Dios Nuestro Señor. Prometió de buen grado Celestinos extender esta devoción, recibiendo en premio de su Santo Protector la cura radical de su penosa y mortal enfermedad. En un instante fue de tal manera curado como si nunca hubiese tenido mal alguno, dispuesto a emprender el tenor de vida común a todos los novicios. Púsose al momento el fervoroso novicio a cumplir su promesa, publicó por medio de la estampa la relación de su prodigiosa cura, aprobada por el Vicegerente de Roma, la cual difundida en breve tiempo por el mundo, sirvió para acrecentar admirablemente la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
Oración final
Gracias infinitas te doy, Jesús mío de mi alma, porque te has dignado admitirme en este día a la escuela de tu adorable corazón, y por haberme enseñado con tu ejemplo a amar y servir a Dios con todo mi corazón, con toda mi alma, con todas mis fuerzas mostrándome prácticamente la hermosura de la virtud y la fealdad del vicio. Yo te prometo con la ayuda de tu gracia practicar con las obras lo que tú me enseñas con la palabra y el ejemplo, y presentarme mañana al volver a tu divina escuela, escuela del corazón, escuela de amor, muchos actos de vencimiento, de amor, de sacrificio... amándote por los que no te aman, adorándote por los que no te adoran, y glorificándote por los que te agravian. ¡Oh Corazón misericordiosísimo de Jesús! Convertid a todos los pecadores, dad perseverancia a todos los justos, libertad a todas las almas del purgatorio, para que no formemos todos los hombres más que un solo corazón y una sola alma que os adore, os ame, os reverencie, os sirva y os glorifique como vos queréis y merecéis en el tiempo y por toda la eternidad. Amén.
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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
San Enrique de Ossó, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
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Ave María Purísima, sin pecado concebida.