viernes, 23 de junio de 2023

DÍA 24. SENTIMIENTOS DEL CORAZÓN DE JESÚS EN LA FLAGELACIÓN Y CORONACIÓN...

DÍA 24

SENTIMIENTOS DEL CORAZÓN DE JESÚS EN LA FLAGELACIÓN Y CORONACIÓN DE ESPINAS

UN MES EN LA ESCUELA

DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

San Enrique de Ossó

 

Por la señal, etc…

 

¡Viva Jesús. Muera el pecado. Sea por siempre alabado el Corazón de Jesús Sacramentado!

 

Oración inicial

Yo te adoro, Corazón Sacratísimo de mi Jesús, y te amo con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas, y me pesa de haberte ofendido, porque eres bondad infinita y me amas con inmenso amor. En ti, Corazón Sacratísimo, están reunidas todas las maravillas de la naturaleza, de la gracia y de la gloria; todas las virtudes y dones esparcidos por todas las criaturas; todos los tesoros de la sabiduría, bondad, ternura y ciencia de Dios. Tú eres el huerto cerrado, el horno de fuego, el arca de Dios, la vara florida, el maná del cielo, la fuente de todas las gracias y consuelos, las delicias de la Beatísima Trinidad. De tu corazón amantísimo, oh Jesús mío, recibieron el celo los Apóstoles, la sabiduría los Doctores, la pureza las Vírgenes, la fortaleza los Mártires, la paciencia los Confesores, la victoria los tentados, el valor los débiles, la alegría los Ángeles, el terror los demonios, la gloria el mismo Dios. Bienaventurado el que te ama, te honra y te sirve, porque tiene escrito su nombre en tu Divino Corazón.

¡Oh Corazón Santísimo de Jesús! da lumbre a mi entendimiento y afectos ardorosos a mi corazón para que aprenda en esta tu Escuela la virtud del sacrificio, y sobre todo tu mansedumbre, humildad e inmensa caridad, y que conozca y haga en todas las cosas tu santísima voluntad. ¡Oh Corazón Inmaculado de María! ¡Santos, Ángeles y justos del cielo y tierra! prestadme vuestros encantos amorosos para honrar y desagraviar debidamente al Dios de mi corazón y al corazón de mi Dios. Amén.

 

Hágase la meditación correspondiente al día.

 

DIA VIGÉSIMOCUARTO

Sentimientos del Corazón de Jesús en la flagelación y coronación de espinas

 

Composición de lugar. Mira a Jesús atado como cordero a la columna, sufriendo más de cinco mil azotes, y contémplale con amor, coronado rey del dolor.

 

Petición. Dame, Jesús azotado y coronado de espinas, sentir lo que tu corazón sintió.

 

Punto primero. "Después de haber satisfecho Pilato la voluntad de los judíos soltándoles a Barrabás, tomó a Jesús y lo azotó." Mira a este manso cordero en manos de los verdugos... le entran en una sala, le desnudan de sus vestiduras, hasta la túnica inconsútil, y le atan a la columna para desollarle vivo con crueles azotes... ¡Cómo se burlan al verle desnudo! ¡Qué confusión para el castísimo y modestísimo Jesús!... ¡Qué crueldad despliegan los sayones! cuatro son los que se renuevan a menudo, y renuevan su fiereza instigados por el demonio, por los sacerdotes, por el silencio y mansedumbre de Jesús... Los instrumentos del castigo son ramas verdes llenas de espinas, y ramales tejidos de nervios de buey, con sus abrojos de hierro al remate de ellos, y unas cadenillas de hierro que penetran hasta los huesos... El cuerpo de Jesucristo es tierno y delicado, y muy quebrantado con el sudor de sangre que precedió y con el trabajo de la noche y aquel día. El número de los azotes pasa de cinco mil...

 

Aplica tus sentidos, alma mía, en este paso. Contempla la soledad de Jesús... como no hay quien de él se duela y compadezca. Mírale como por todas partes se va desangrando y enflaqueciendo... Pondera cómo aran los pecados sobre sus espaldas, y surcan sus carnes los azotes hasta penetrar en lo interior de ella... Considera todo su cuerpo hecha una llaga desde la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza... Mira su sangre, que por todas partes se derrama... oye el chasquido de los azotes, el clamor de los verdugos... Escucha el silencio de Cristo, que habla con más elocuencia que todos los discursos. Toma los azotes teñidos con la sangre divina... besa la tierra bañada con la sangre de tu criador.., recoge con suma veneración los pedazos de piel y de carne del divino Jesús, esparcidos aquí y allá por el suelo con los azotes... abraza aquella santa columna, esmaltada con la sangre del Hijo de Dios. Percibe el olor y gusta estas bodas, que elevan al cielo olor de suavidad con toda clase de virtudes, sobre todo paciencia, mansedumbre, fortaleza, humildad y amor.

 

Punto segundo. "Entonces, esto es, después de haber azotado a Jesucristo, los soldados del Presidente, tomando a Jesús en el Pretorio, congregaron (alrededor de él) toda la cohorte. Y desnudándole de sus vestiduras, le acomodaron un manto de púrpura. Y tejiéndole una corona de espinas, la pusieron sobre su cabeza, y una caña en su diestra. E iban ante él (Jesús), y decían: Ave, Rey de los judíos. E hincando la rodilla ante él (Jesús), le burlaban diciendo: Ave, Rey de los judíos. Y le daban de bofetones. Y escupiéndole, tomaron la caña y golpeaban su cabeza..."

 

¡Oh mi adorado Jesús! ¿Cómo podré quejarme de las contumelias, humillaciones y desprecios que me sobrevengan, de cualquier clase que sean, mirándote a ti en este paso? ¡Oh Jesús mío! El último grado y extremo de la contumelia es lo que pasa en ti en esta ocasión, porque, no una sola parte, sino todo tu cuerpo padece injurias. Tu cabeza sacrosanta es atormentada con la corona de espinas y con los golpes de caña. Tu rostro por las salivas; tus mejillas con la bofetadas: tus manos con la caña que te dieron por cetro; todo tu cuerpo por los azotes, por la desnudez, por la imposición de la púrpura, por la fingida adoración, como si temiesen dejar pasar algo que no redundase en tu contumelia y humillación... ¡Y yo me quejo, y no puedo sufrir la más leve desatención de palabra!... Señor mío Jesucristo, ¿en qué se conoce que yo soy tu discípulo? ¡Oh! Cámbiame este corazón duro y soberbio y dame, oh Corazón de Cristo, otro semejante al tuyo en la humildad y mansedumbre. Amén.

 

Afectos. ¡Oh amorosísimo Jesús mío, verdadero Cordero de Dios desollado vivo por mis pecados! Si miro a vuestro cuerpo, a vuestro exterior, yo no veo sino sangre y llagas; si penetro en vuestro corazón, yo no hallo sino dolor y amargura inmensas... No obstante, yo os adoro pegada mi frente al polvo como único rey inmortal y de todos los siglos, y con toda la Iglesia militante, triunfante y paciente, yo os doy gracias por todo lo que habéis padecido por mi amor. Sed para siempre el Rey de mi corazón y de todos los afectos de mi alma, porque nadie los ha comprado a tan alto precio, ni lo merece como vos. Cuanto os veo por mi amor más humillado, más amable y más amado sois de mi corazón. ¡Oh! ¿Quién pudiera presentaros todos los corazones de los mortales para que reinaseis por amor en todos ellos como soberano dueño? ¿Quién hay, Jesús mío, que así lo merezca como vos?... Tus manos me criaron y me formaron, tu providencia me sostiene y me gobierna, tu amor me acaricia y regala, y tu justicia me promete un reino eterno de gloria si te sirvo. Séame tu desnudez por manto de gloria, tus espinas por corona, tu silencio por mi defensa, tus azotes por mérito, para que algún día sea introducido en tu reino eterno de gloria. Amén.

 

Jaculatoria. Corazón de Jesús, sed todo mi amor por ser rey de dolor.

 

Obsequio. Me mortificaré en este día privándome de alguna cosa que más me plazca, para probar mi amor a Jesús.

 

EJEMPLO

 

Refiere Blosio, que un día santa Matilde deseaba con ardor extraordinario ser del número de aquellas almas fieles, a las cuales en la hora de la muerte Jesucristo les dirigirá estas palabras: "Venid, benditas de mi Padre, a poseer el reino que os tengo preparado desde el principio del mundo". Apareciose a la santa el Divino Salvador, y después de haberle prometido esta gracia singular, diole su Sagrado Corazón en prenda de su amor y de la palabra que le había empeñado, invitándola a encerrarse dentro del mismo como asilo seguro, especialmente al acercarse la hora de la muerte: Semper maximeque in hora mortis. De allí en adelante profesó esta dichosa sierva del Señor una devoción especialísima al Divino Corazón, y en los últimos momentos de su vida tuvo el consuelo de ser invitada al reino que le estaba preparado; su felicísima alma al separarse del cuerpo voló al cielo en el Corazón de Jesús, que había sido ya su morada en esta vida temporal.

 

Oración final

Gracias infinitas te doy, Jesús mío de mi alma, porque te has dignado admitirme en este día a la escuela de tu adorable corazón, y por haberme enseñado con tu ejemplo a amar y servir a Dios con todo mi corazón, con toda mi alma, con todas mis fuerzas mostrándome prácticamente la hermosura de la virtud y la fealdad del vicio. Yo te prometo con la ayuda de tu gracia practicar con las obras lo que tú me enseñas con la palabra y el ejemplo, y presentarme mañana al volver a tu divina escuela, escuela del corazón, escuela de amor, muchos actos de vencimiento, de amor, de sacrificio... amándote por los que no te aman, adorándote por los que no te adoran, y glorificándote por los que te agravian. ¡Oh Corazón misericordiosísimo de Jesús! Convertid a todos los pecadores, dad perseverancia a todos los justos, libertad a todas las almas del purgatorio, para que no formemos todos los hombres más que un solo corazón y una sola alma que os adore, os ame, os reverencie, os sirva y os glorifique como vos queréis y merecéis en el tiempo y por toda la eternidad. Amén.

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

San Enrique de Ossó, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

Querido hermano, si te ha gustado este video, compártelo con tus familiares y amigos.

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.