miércoles, 7 de junio de 2023

DÍA 8. SENTIMIENTOS DEL CORAZÓN DE JESÚS EN SU VIDA OCULTA EN NAZARET. SAN ENRIQUE DE OSSÓ

DÍA 8. SENTIMIENTOS DEL CORAZÓN DE JESÚS EN SU VIDA OCULTA EN NAZARET

UN MES EN LA ESCUELA

DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

San Enrique de Ossó

 

Por la señal, etc…

 

¡Viva Jesús. Muera el pecado. Sea por siempre alabado el Corazón de Jesús Sacramentado!

 

Oración inicial

Yo te adoro, Corazón Sacratísimo de mi Jesús, y te amo con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas, y me pesa de haberte ofendido, porque eres bondad infinita y me amas con inmenso amor. En ti, Corazón Sacratísimo, están reunidas todas las maravillas de la naturaleza, de la gracia y de la gloria; todas las virtudes y dones esparcidos por todas las criaturas; todos los tesoros de la sabiduría, bondad, ternura y ciencia de Dios. Tú eres el huerto cerrado, el horno de fuego, el arca de Dios, la vara florida, el maná del cielo, la fuente de todas las gracias y consuelos, las delicias de la Beatísima Trinidad. De tu corazón amantísimo, oh Jesús mío, recibieron el celo los Apóstoles, la sabiduría los Doctores, la pureza las Vírgenes, la fortaleza los Mártires, la paciencia los Confesores, la victoria los tentados, el valor los débiles, la alegría los Ángeles, el terror los demonios, la gloria el mismo Dios. Bienaventurado el que te ama, te honra y te sirve, porque tiene escrito su nombre en tu Divino Corazón.

¡Oh Corazón Santísimo de Jesús! da lumbre a mi entendimiento y afectos ardorosos a mi corazón para que aprenda en esta tu Escuela la virtud del sacrificio, y sobre todo tu mansedumbre, humildad e inmensa caridad, y que conozca y haga en todas las cosas tu santísima voluntad. ¡Oh Corazón Inmaculado de María! ¡Santos, Ángeles y justos del cielo y tierra! prestadme vuestros encantos amorosos para honrar y desagraviar debidamente al Dios de mi corazón y al corazón de mi Dios. Amén.

 

Hágase la meditación correspondiente al día.

 

 

DIA OCTAVO

Sentimientos del Corazón de Jesús en su vida oculta en Nazaret

 

Composición de lugar. Ver a Jesús, joven gallardo, crecer en gracia, edad y sabiduría en la casita deliciosa de Nazaret, pequeña, aseada, trabajando, orando y obedeciendo a María y José.

 

Petición. Revísteme, oh Corazón de Jesús, de tus sentimientos y afectos en la casita de Nazaret.

 

Punto primero. Otra vez se nos ofrece un misterio, a nuestro entender y juzgar incomprensible y hasta disparatado. ¿Cómo es esto? ¿No baja el Hijo de Dios del cielo a la tierra y se hace hombre para salvar al hombre, enseñándole el camino del cielo?

¿Cuántos años ha de vivir sobre la tierra? Treinta y tres. ¿Por qué, pues, pasa treinta años oculto, en un rincón del mundo, en trabajar de carpintero, en una modesta tienda, oficial de un pobre hombre y desconocido? ¿Es que se ha olvidado de su misión divina?... Esto discurre la razón humana... mas no es esta la razón divina... Cristo bajó a enseñar el camino del cielo, es cierto, y nadie más que Él ha podido decir a la faz del mundo, con toda verdad: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida." Mas hay dos modos de enseñar: con el ejemplo y con la palabra: el primero es el más importante, único necesario, el más digno de Dios...Y esto es lo que hace el Hijo de Dios coepit facere et docere: Empezó por obrar, y después vino el enseñar. Había de decir a los hombres todos: "Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón", y era preciso probarlo con el ejemplo. Había de enseñar a todas las generaciones la obediencia, la sumisión, el respeto a los padres y superiores, el amor al trabajo y el cumplimiento exacto de los deberes propios de su estado y condición y esto enseña con el ejemplo, que es la lección más eficaz, a todos los siglos, a todas las generaciones. Quien esto hace por treinta años seguidos, ¿nada hace para enseñar a las gentes el camino del cielo? ¿Por ventura no es esta la única enseñanza verdadera, propia y eficaz? ¿No se perdió el hombre, y no se ha perdido y pierde hoy el mundo por mucho hablar y poco obrar? Mucho charlatanismo, mucho ruido de palabras, muchos doctores teóricos, muchos libros, muchas disputas; pero las obras buenas, ¿dónde están? Palabras, palabras, palabras, solo da y dice el hombre para salvar el mundo, la sociedad; y Cristo Jesús, verdadero Maestro y Salvador del mundo, había de decir con su ejemplo: Obras, obras, obras, para que se creyese después su palabra. No todo el que dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial. ¡Oh alma mía! entra con gran respeto en la casita de Nazaret, penetra en los sentimientos del Corazón de Jesús, y oirás esta sola palabra al contemplarle obediente a María y José, orando y trabajando en los más humildes oficios y faenas de casa y de casa pobre: Aprende de mí, que soy manso, humilde, obediente de Corazón. Aprende de mí, a cumplir tus deberes de hijo, de súbdito, de superior. ¿Puede darte mejor lección por treinta años su corazón adorable? Feliz serás si la aprendes, y sobre todo si la practicas.

 

Punto segundo. "El niño Jesús, dicen los Santos Evangelistas, crecía y se confortaba, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba en él. Vivía en Nazaret sujeto u obediente a María y a José, y Jesús crecía en sabiduría, edad y gracia delante de Dios y de los hombres... Empezó un sábado a enseñar en la Sinagoga, y muchos oyentes se admiraban de su doctrina diciendo: ¿De dónde ha sacado éste todas estas cosas? ¿y qué es esta sabiduría que se le ha dado y los prodigios que por sus manos se hacen?

 

¿Por ventura no es este el carpintero, hijo de María?" He ahí, alma mía, en que empleaba Jesús el tiempo en los treinta años de su vida oculta en Nazaret. Crecía y se mostraba más fuerte, y lleno de sabiduría y de gracia delante de Dios y de los hombres... Estaba obediente a José y a María, sus buenos padres... Trabajaba en su oficio de carpintero… era nazareno, esto es, santo en pensamientos, palabras, obras y deseos... se humilla y hace todo lo que puede para esconder y no revelar su divinidad, apareciendo y siendo tenido por galileo, oficial de un pobre carpintero, nazareno, de donde era fama que no podía salir cosa buena, todos, títulos para el mundo despreciables. Es verdad que admira y pasma a los doctores en el templo por su prudencia, por la sabiduría de sus respuestas; es cierto que sus primeros oyentes en la sinagoga de su pueblo se admiran, y no saben darse cuenta de su sabiduría y de su virtud, considerándolo como carpintero, hijo de María e hijo de un carpintero; se admiran, mas no se convierten no se les descubre el misterio de su divinidad. Descorre algo la punta de este velo, mas no se lo deja entender. A la manera que al asomar los primeros rayos de sol sobre el horizonte que ilumina algunas cimas de los más elevados montes, admiramos su claridad, mas no se nos descubre, así el Hijo de Dios en estos casos. ¡Oh sol de justicia, de verdad y de amor, Corazón de Cristo Jesús! gracias infinitas te doy porque a mí me has dado el poder ver y admirar este sol en el apogeo y zenit de su gloria, en la plenitud de las manifestaciones de las maravillas de su poder y de su amor. Haz que me aproveche de esta gracia singular y te ame con todo mi corazón. Amén.

 

Afectos. ¡Oh corazón de Jesús obedientísimo! examino mi corazón, y al compararlo en este paso con el tuyo lo veo perdido. Yo tan amigo de darme a conocer y de que me alaben, y tú, Jesús mío, tan enamorado de la oscuridad... Yo a veces mintiendo o exagerando para darme tono y aire y aparecer lo que no soy; ¡y tú, Jesús divino, ocultando lo que eres! Yo buscando siempre directa e indirectamente las alabanzas, la gloria, el aire popular; ¡y tú, Jesús dulcísimo, huyendo de los aplausos de la plebe! Yo... mas en todo soy lo opuesto a Jesús. ¡Oh mi adorado Jesús! Si tomando en vuestras manos mi corazón, como en otro tiempo la moneda del César, me preguntáseis: ¿De quién es esta imagen e inscripción?, ¿qué podría, qué debería responderos? ¿Por ventura es imagen de Cristo, de vuestro corazón adorable? No, que Cristo es manso y humilde de corazón, y yo soy orgulloso e iracundo de corazón. Cristo es paciente, sufrido, obediente, lleno de gracia, abrasado en caridad; y yo soy impaciente, mal sufrido, desobediente, amigo de hacer mi voluntad, lleno de miserias y pecados, consumido de la envidia, corroído del amor propio.

 

¿De quién es la inscripción que llevo impresa en mi corazón? ¿Quién y qué hay grabado en él que se ve por todo el mundo por la manifestación de sus obras? ¡Ay dolor! todo lo contrario de lo que lleva el corazón de Cristo Jesús. Con mis palabras y con mis obras voy diciendo a todo el mundo: aprended de mí el orgullo, la sensualidad, el egoísmo, todas las vilezas. Y Jesús con sus palabras y obras me repite a cada instante: Aprende de mí, que soy manso y humilde de corazón, lleno de gracia, de verdad y de caridad, y hallará paz tu alma.

 

¡Oh alma mía! yerras, yerras, andando por este camino. No te reconocerá el Padre celestial por suya en el día de la cuenta, si no te hallare conforme con la imagen de su hijo Jesús. Enmiéndate, pues, y corrige según su original estas malas inscripciones. Porque de temer es, si continúas por este mal camino, que te diga al preguntarte como a los judíos: ¿De quién es esta imagen e inscripción? ¿Del César? ¿Del demonio? Pues dad al demonio lo que es suyo, y a Dios lo que es de Dios. ¡Qué desgracia sería esta para ti, alma cristiana! La mayor, ¿no es verdad? Pues enmiéndate con tiempo, y revístete de los afectos y virtudes del Corazón de Jesús, para ser toda de Jesús en vida y por toda la eternidad.

 

Jaculatoria. Jesús mío, haz mi corazón como el tuyo.

 

Práctica. Amar, o a lo menos sufrir callando, las humillaciones por Jesús.

 

 

 

EJEMPLO

 

La profesión religiosa es como un nuevo bautismo. En ella el alma amante de Jesucristo se limpia de toda mancha que le dejaron las culpas pasadas y se desposa con el amado de su alma. Ansiosa estaba la venerable Rosa Serio, novicia de las Carmelitas Descalzas, de que llegara el día de su consagración a Dios por medio de los santos votos. Un día, hallándose sola en el coro durante su fervorosa oración vio llenarse aquel lugar sagrado de una esplendidísima luz. Era la Reina de los cielos llevando en brazos a su divino infante Jesús, acompañada de una multitud de santos. Al verlos Rosa, postrose en tierra, y volvió a suplicar a la santísima Virgen intercediese por ella a fin de que mereciese la gracia de hacer su profesión religiosa. Entonces la Reina de los Ángeles, volviéndose a Jesús, le dijo: "Ahí tienes, Hijo mío, a tu Rosa, que quiere desposarse contigo"; a lo que contestó Jesús: "Conmigo se desposará, pero antes quiero que su corazón sea más hermoso". Al instante apareció a la buena religiosa que la Santísima Virgen le sacaba su corazón y lo exprimía para limpiarlo de todas las imperfecciones y defectos que tenía y, colocándolo en el pecho de su Hijo Santísimo, le dijo: "Recibe, hijo mío, el corazón de tu sierva; tal como está ahora, ya puede ser verdadera esposa tuya". Luego fue restituido a Rosa, que lo sintió totalmente humilde, dulce, paciente y lleno de divino amor. Jesús entonces, sacando de su Corazón una sortija de inestimable valor, en forma de corazón, la puso en el dedo de su sierva y le dijo: "Ya te he desposado con las arras de mi amor; mira este anillo en tus trabajos y aflicciones, y te hallarás fortalecida". Desapareció la visión, pero el contento de Rosa fue indecible, poniendo en práctica de allí en adelante los consejos de su esposo celestial.

 

Oración final

Gracias infinitas te doy, Jesús mío de mi alma, porque te has dignado admitirme en este día a la escuela de tu adorable corazón, y por haberme enseñado con tu ejemplo a amar y servir a Dios con todo mi corazón, con toda mi alma, con todas mis fuerzas mostrándome prácticamente la hermosura de la virtud y la fealdad del vicio. Yo te prometo con la ayuda de tu gracia practicar con las obras lo que tú me enseñas con la palabra y el ejemplo, y presentarme mañana al volver a tu divina escuela, escuela del corazón, escuela de amor, muchos actos de vencimiento, de amor, de sacrificio... amándote por los que no te aman, adorándote por los que no te adoran, y glorificándote por los que te agravian. ¡Oh Corazón misericordiosísimo de Jesús! Convertid a todos los pecadores, dad perseverancia a todos los justos, libertad a todas las almas del purgatorio, para que no formemos todos los hombres más que un solo corazón y una sola alma que os adore, os ame, os reverencie, os sirva y os glorifique como vos queréis y merecéis en el tiempo y por toda la eternidad. Amén.

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

San Enrique de Ossó, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.