sábado, 10 de junio de 2023

DÍA 11. SENTIMIENTOS DEL CORAZÓN DE JESÚS EN EL DESIERTO. San Enrique de Ossó

DÍA 11

SENTIMIENTOS DEL CORAZÓN DE JESÚS EN EL DESIERTO

UN MES EN LA ESCUELA

DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

San Enrique de Ossó

 

Por la señal, etc…

 

¡Viva Jesús. Muera el pecado. Sea por siempre alabado el Corazón de Jesús Sacramentado!

 

Oración inicial

Yo te adoro, Corazón Sacratísimo de mi Jesús, y te amo con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas, y me pesa de haberte ofendido, porque eres bondad infinita y me amas con inmenso amor. En ti, Corazón Sacratísimo, están reunidas todas las maravillas de la naturaleza, de la gracia y de la gloria; todas las virtudes y dones esparcidos por todas las criaturas; todos los tesoros de la sabiduría, bondad, ternura y ciencia de Dios. Tú eres el huerto cerrado, el horno de fuego, el arca de Dios, la vara florida, el maná del cielo, la fuente de todas las gracias y consuelos, las delicias de la Beatísima Trinidad. De tu corazón amantísimo, oh Jesús mío, recibieron el celo los Apóstoles, la sabiduría los Doctores, la pureza las Vírgenes, la fortaleza los Mártires, la paciencia los Confesores, la victoria los tentados, el valor los débiles, la alegría los Ángeles, el terror los demonios, la gloria el mismo Dios. Bienaventurado el que te ama, te honra y te sirve, porque tiene escrito su nombre en tu Divino Corazón.

¡Oh Corazón Santísimo de Jesús! da lumbre a mi entendimiento y afectos ardorosos a mi corazón para que aprenda en esta tu Escuela la virtud del sacrificio, y sobre todo tu mansedumbre, humildad e inmensa caridad, y que conozca y haga en todas las cosas tu santísima voluntad. ¡Oh Corazón Inmaculado de María! ¡Santos, Ángeles y justos del cielo y tierra! prestadme vuestros encantos amorosos para honrar y desagraviar debidamente al Dios de mi corazón y al corazón de mi Dios. Amén.

 

Hágase la meditación correspondiente al día.

 

DIA UNDÉCIMO

Sentimientos del Corazón de Jesús en el desierto

 

Composición de lugar. Contempla a Cristo solo en el desierto por cuarenta días, ayunando rigurosamente.

 

Petición. Dame a sentir y copiar tus afectos, oh Corazón de Cristo, en este paso de tu vida.

 

Punto primero. "Jesús, lleno del Espíritu Santo, al instante lo llevó al desierto por cuarenta días para ser tentado por el diablo y estaba con las bestias, y después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, sin comer cosa alguna, tuvo hambre. Y acercándose el tentador Satanás, le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se hagan pan. Jesús respondió: está escrito: No de solo pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo le llevó a la ciudad santa deJerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo. Porque escrito está: Que por ti ha mandado a sus Ángeles, y te tomarán en sus manos, para que no tropieces acaso contra piedra. Y Jesús le dijo: También está escrito: No tentarás a tu Señor Dios. Otra vez tomó Jesús el diablo y lo llevó a un monte elevado, y le mostró todos los reinos del mundo y su gloria, en un momento, y le dijo: Todas estas cosas te daré, si postrándote delante de mí me adorares. Díjole entonces Jesús: Marcha, Satanás, porque escrito está: Adorarás a tu Señor Dios, y a él solo servirás. Dejole a Jesús entonces el diablo, y se apartó de él; y he aquí que acercándose los Ángeles, le servían".

 

Entra, alma mía, con gran reverencia a admirar los afectos del corazón de Jesús en este paso. ¡Mírale cómo huye a la soledad a conversar con el Padre, a pedirle por los hombres, a contemplar en quietud su bondad y divinas perfecciones! ¡Cómo se prepara con la oración y penitencia para la vida pública! ¡Cuánta docilidad en dejarse llevar por el Espíritu Santo al desierto! ¡Qué ayuno tan espantoso! ¡Qué combates tan terribles! Allí está solo con las bestias el Hijo de Dios. ¿Qué había de sentir su corazón adorable, todo bondad, verdad, vida, beldad y amor, al ser llevado en brazos del diablo, todo malicia y odio, mentira y muerte y fealdad? ¿Cómo te atreviste, Negrillo asqueroso, a llevar a la hermosura de los cielos en tus brazos? ¿Cómo te descomediste, odio implacable, a llevar en tus manos al mismo amor eterno e infinito? ... Mira cómo Jesús sufre las tentaciones de gula, y de vanidad o de soberbia, y cómo las vence para nuestro ejemplo con las palabras del Espíritu Santo... Mira cómo rechaza indignado la tentación de avaricia, y al exigirle que le adore, porque es injuria de Dios, su Padre, que no puede sufrir ni siquiera oír. Pondera la malicia y necedad del demonio, que promete lo que no tiene con tal pueda engañar y perder, y le ofrece los reinos de la tierra a aquel que da los reinos de los cielos, y la gloria del mundo al que da la gloria eterna del cielo, que es su Señor. Aprende de aquí a conocer los lazos, y las redes y engaños del diablo, padre de la mentira, Satanás, con la oración, el ayuno y mortificación, y a no dejarte vencer de él, porque Cristo le ató con cadenas como perro rabioso, que tan solo puede morder o dañar a los que a él se acercan. Resiste con la fe al diablo y huirá de ti con el rabo entre piernas, y te dejará en paz que te sirvan y den la enhorabuena los ángeles, como siervo bueno y fiel.

 

Punto segundo. Agradece a Jesús que por tu amor, por tu ejemplo y para merecerte fortaleza quiso ser tentado, y quiso serlo después del Bautismo para que entiendas que, al darte al servicio de Dios, debes preparar tu alma para la tentación, porque el que no ha sido tentado ¿qué puede saber? El demonio, como león rugiente, anda siempre alrededor nuestro para devorarnos: no duerme y ataca con más fuerza al principio para detener los primeros pasos en el camino de la virtud. Por esto es menester una grande y deliberada determinación de no volver atrás en los buenos propósitos, cueste lo que costare, murmure quien murmurare, con tal se llegue al fin, mas que se hunda el mundo. Si el demonio te ve con esta determinación, no se atreverá a tentarte; mas si te ve débil, vacilante, inconstante, no te dejará a sol ni a sombra, inconvenientes te pondrá y miedos que nunca acabe. El demonio, corroído de la envidia, quiere impedir a todo trance que el hombre vaya a ocupar los puestos que perdió por su soberbia en el cielo; quiere hacerle compañero de su infelicidad eterna: quiere poseer el corazón del hombre, que es trono de Dios. ¡Oh miserable de ti si te entregas a este capital enemigo! Serás infeliz como él, pues no puede amar a Dios. Al contrario, si vences la tentación morarás en los tabernáculos de la paz y te adquirirás una espléndida corona de eterna gloria. Dios permite la tentación para tu provecho, para tu gloria, para ver que puede fiar de ti: pero como es fiel, jamás permite que seamos tentados sobre nuestras fuerzas. Pon en práctica los ejemplos o medios que te da Jesús para vencer la tentación, y no temas a los demonios más que a las moscas. El retiro, la soledad, te preservará de los peligros del mundo; el ayuno te preservará de las tentaciones de la carne; la palabra de Dios te librará de las ilusiones del demonio, y sobre todo la oración te hará invencible a todos los ataques de los enemigos de tu alma. Huye, mortifícate, lee la divina palabra, medita las verdades eternas, y ten confianza, que Jesús ha vencido al mundo, al demonio y al pecado, y tú los vencerás también. ¿Quién nos separará del amor de Jesucristo? Nadie ni nada, porque es más fuerte que la muerte.

 

Afectos. ¡Oh Corazón tentado de mi adorado Jesús! ¡Cuánto me consuela y esfuerza el veros luchando con el demonio y saliendo vencedor! Si temo y tiemblo mirando mi debilidad y la astucia de mis enemigos, me siento lleno de valor y de coraje para luchar contra todo el mundo y el infierno al estar al lado de vuestro corazón, porque sois mi lugar de refugio, mi fortaleza y protección, donde no pueden llegar los dardos de mis enemigos. Grabad en mi corazón y en mi exterior: ¡Viva Jesús mi amor! y grite siempre vigilante este grito al ser tentado, para que nunca sea vencido. Acogedme en vuestro sagrado refugio, y nada temeré. Encerradme en esta fortaleza, y seré inexpugnable. Con vos venceré todos los obstáculos, y cantaré eternamente vuestras misericordias.

No os fiéis de mí, Jesús invencible, porque, más débil que Pedro, a pesar de mis propósitos y protestas os seré traidor. Esforzadme contra mí mismo, y venza y viva, y reine eternamente en mí vuestro corazón y vuestro amor. ¡Atrás, Satanás! Nada tienes que ver conmigo: soy de Jesús por naturaleza y por gracia y espero serlo por gloria eternamente. Amén.

 

Jaculatoria. ¡Jesús mío y todas las cosas! Tú sabes que te amo. ¡Viva Jesús mi amor!

 

Obsequio. En las tentaciones repetiré sin cesar: ¡Viva Jesús mi amor!

 

EJEMPLO

 

Se refiere que santa María Magdalena de Pazzis tenía el don de ver a Jesús en el seno de sus Hermanas bajo diversas formas. Unas veces lo veía con las facciones de un niño, otras le aparecía de edad de doce, de treinta y tres años, otras, en fin, lo contemplaba sufriendo y crucificado, según los deseos, el grado de perfección o de capacidad de cada religiosa. Una mañana de Pascua, cuando en la mesa del refectorio, su rostro se enardeció extraordinariamente; una de sus novicias se apercibió, y acercándose a ella, la dijo en confianza: "Madre mía, ¿de dónde os viene esta alegría? - De la belleza de la presencia divina, replicó la santa, porque veo a Jesús reposando en el corazón de todas las hermanas. - ¿Bajo qué forma? replicó la novicia. - Con toda la gloria de la Resurrección, tal cual la iglesia le representa hoy".

 

Oración final

Gracias infinitas te doy, Jesús mío de mi alma, porque te has dignado admitirme en este día a la escuela de tu adorable corazón, y por haberme enseñado con tu ejemplo a amar y servir a Dios con todo mi corazón, con toda mi alma, con todas mis fuerzas mostrándome prácticamente la hermosura de la virtud y la fealdad del vicio. Yo te prometo con la ayuda de tu gracia practicar con las obras lo que tú me enseñas con la palabra y el ejemplo, y presentarme mañana al volver a tu divina escuela, escuela del corazón, escuela de amor, muchos actos de vencimiento, de amor, de sacrificio... amándote por los que no te aman, adorándote por los que no te adoran, y glorificándote por los que te agravian. ¡Oh Corazón misericordiosísimo de Jesús! Convertid a todos los pecadores, dad perseverancia a todos los justos, libertad a todas las almas del purgatorio, para que no formemos todos los hombres más que un solo corazón y una sola alma que os adore, os ame, os reverencie, os sirva y os glorifique como vos queréis y merecéis en el tiempo y por toda la eternidad. Amén.

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

San Enrique de Ossó, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.