lunes, 19 de junio de 2023

DÍA 20. SENTIMIENTOS DEL CORAZÓN DE JESÚS AL SER ENTREGADO POR JUDAS. San Enrique de Ossó

DÍA 20

SENTIMIENTOS DEL CORAZÓN DE JESÚS AL SER ENTREGADO POR JUDAS, PRESO Y ATADO

 

UN MES EN LA ESCUELA

DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

San Enrique de Ossó

 

Por la señal, etc…

 

¡Viva Jesús. Muera el pecado. Sea por siempre alabado el Corazón de Jesús Sacramentado!

 

Oración inicial

Yo te adoro, Corazón Sacratísimo de mi Jesús, y te amo con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas, y me pesa de haberte ofendido, porque eres bondad infinita y me amas con inmenso amor. En ti, Corazón Sacratísimo, están reunidas todas las maravillas de la naturaleza, de la gracia y de la gloria; todas las virtudes y dones esparcidos por todas las criaturas; todos los tesoros de la sabiduría, bondad, ternura y ciencia de Dios. Tú eres el huerto cerrado, el horno de fuego, el arca de Dios, la vara florida, el maná del cielo, la fuente de todas las gracias y consuelos, las delicias de la Beatísima Trinidad. De tu corazón amantísimo, oh Jesús mío, recibieron el celo los Apóstoles, la sabiduría los Doctores, la pureza las Vírgenes, la fortaleza los Mártires, la paciencia los Confesores, la victoria los tentados, el valor los débiles, la alegría los Ángeles, el terror los demonios, la gloria el mismo Dios. Bienaventurado el que te ama, te honra y te sirve, porque tiene escrito su nombre en tu Divino Corazón.

¡Oh Corazón Santísimo de Jesús! da lumbre a mi entendimiento y afectos ardorosos a mi corazón para que aprenda en esta tu Escuela la virtud del sacrificio, y sobre todo tu mansedumbre, humildad e inmensa caridad, y que conozca y haga en todas las cosas tu santísima voluntad. ¡Oh Corazón Inmaculado de María! ¡Santos, Ángeles y justos del cielo y tierra! prestadme vuestros encantos amorosos para honrar y desagraviar debidamente al Dios de mi corazón y al corazón de mi Dios. Amén.

 

Hágase la meditación correspondiente al día.

 

DIA VIGÉSIMO

Sentimientos del Corazón de Jesús al ser entregado por Judas, preso y atado

 

Composición de lugar. Mira a Jesús besado por el traidor Judas y atado como un facineroso.

 

Petición. Jesús mío, dame a conocer los sentimientos de tu corazón adorable en este paso.

 

Punto primero. "Judas, que sabía el lugar de la oración de Jesús, habiendo tomado una gavilla de soldados y ministros de los pontífices y fariseos, vino allí con linternas y hachas y armas. Entonces va Jesús a sus discípulos y los halla dormidos, y les dice: Dormid ya y descansad: he ahí que ha llegado ya la hora, y el hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. Levantaos, vamos: he ahí que ya está cerca el que me entrega. Aún estaba hablando Jesús, y he ahí que Judas, uno de los doce apóstoles, llega con la gente armada, él ante todos, y se acerca a Jesús para besarle, porque el traidor les había dado por señal: aquel a quien yo besare, aquel es, atadle, ycon cautela conducidle. Y al instante acercándose a Jesús, le dijo: ave, maestro. Y le besó. Y díjole Jesús: amigo, ¿a qué has venido? Judas, ¿con un beso entregas al hijo del hombre?" Admira, alma mía, en este paso la mansedumbre y humildad del corazón de Cristo Jesús. ¡Dejarse besar por una boca condenada! ¡Por una boca pérfida y traidora!

¡Qué sentiría el corazón de Cristo y el corazón de Judas en este paso, al ponerse se casi en contacto! ¡Oh! el Corazón de Jesús de sobra nos lo muestra al llamarle amigo, al llamarle por su propio nombre, al echarle en cara su pérfida inconstancia valiéndose de una señal de paz, de amor, de cariño, de amistad, todo por ver si le convertía. Mas

¡ay! obstinado en el pecado estaba el corazón de Judas; por esto como el fango y el cieno, acercándose al calor aun se endureció más. ¡Oh corazón amantísimo y tiernísimo de mi adorado Jesús! ¡Cuánto tuviste que sufrir en este paso! ¡Cuánta repugnancia hubiste de vencer, al dejarte besar por un discípulo traidor, agente de Satanás y de sus ministros! Mas ¡ay! Tú habías dicho: "Hágase, Padre mío, como tú quieres", y se había de cumplir su decreto, y tú te resignas a todo sufrimiento para seguir su voluntad. Dame gracia eficaz, Corazón dulcísimo de Jesús, para vencer mis repugnancias y amar a mis enemigos de todo corazón a tu ejemplo y por tu amor, para salvarme contigo eternamente. Amén.

 

Punto segundo. Admira aquí, alma mía, el amor solícito del Corazón de Jesús. Para dar una prueba de que iba a ser entregado en manos de los pecadores porque quiso, díceles a aquella falange de malvados: "¿A quién buscáis? - A Jesús Nazareno, dijeron. - Yo soy, les respondió Jesús, y al decirles. yo soy, retrocedieron y cayeron en tierra. Preguntoles otra vez Jesús: ¿A quién buscáis? - A Jesús Nazareno, dijeron. - Ya os he dicho, repuso Jesús, que yo soy. Si me buscáis a mí, dejad ir a mis discípulos: para que se cumpliese la palabra: de los que me diste, ninguno perdí. Después de curar la oreja a Malco, cortada por san Pedro, díjoles: Habéis salido como a un ladrón con espadas y palos, cuando todos los días, estando con vosotros en el templo, no me prendisteis: mas esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas... Entonces se acercaron y pusieron las manos en Jesús, y le prendieron y lo ataron. Entonces los discípulos de Jesús, abandonándole, todos huyeron".

 

Pondera aquí, si una palabra de Cristo, que iba a ser juzgado como malhechor, así desconcierta y derriba a los armados malvados, ¿qué hará cuando venga como juez? Si contra mí es el enojo, dice Jesús, dejad en paz y en nada molestéis a mis discípulos. Aprended mi amor a los enemigos en la curación de Malco, y sabed que nada podríais contra mí, desarmado y desvalido, a pesar de vuestra fuerza si no fuese ya venida vuestra hora y el poder de las tinieblas. Por eso os doy permiso: venid, acercaos, atadme, prendedme; no haré resistencia, porque esta es vuestra hora.

 

¡Oh Jesús mío! León de Judá, preso en esta hora, como mansísimo Cordero de Dios, para ser desollado vivo por amor de los hombres, para satisfacción de nuestros pecados; ¿quién podrá medir lo que vuestro corazón y vuestro cuerpo han de sufrir hasta que entreguéis vuestro espíritu al Padre en el infame madero de la cruz...

 

¡Oh alma mía! contempla a tu Jesús desarmado en manos de los pecadores, siendo su hora y el poder de las tinieblas. Tres cosas aumentan el furor, rabia, crueldad y sed de venganza de los enemigos irreconocibles de Cristo Jesús: la mansedumbre de Jesús, la hora de sus enemigos, la potestad del infierno. Dioles el Eterno Padre permiso más amplio para dañarle, que a Job, pues no solo como a este, figura tan solo de Cristo, le hirieren de los pies a la cabeza todo una llaga y lo dejan solo, sino que no paran de atormentarle hasta darle la muerte más afrentosa y más cruel, la muerte de la Cruz.

 

¡Oh Cristo mío, vendido, traicionado, atado y maltratado por mi amor! átame a tu servicio y a tu corazón con los cordeles del amor, más fuerte que la muerte, para que padeciendo contigo unos momentos en esta vida, reine después contigo en la eterna gloria. Amén.

 

Afectos. ¡Oh Jesús mío! Judas os vendió, y el judío os compró, mas yo os he adquirido sin ningún precio. ¡Oh!, ¡cuánto me gozo, Señor, en este paso! porque he salido el único ganancioso con este convenio, infame por la perversidad y crueldad de vuestros enemigos, pero dulcísimo por el fruto que da... Quisiera deciros al veros solo y abandonado en manos de vuestros enemigos: Yo no os dejaré, Jesús de mi alma, aunque haya de morir con vos; mas recordando la negación de Pedro, y la traición de Judas, dos discípulos vuestros muy amados, no me atrevo a presumir de mis fuerzas, porque conozco por la dolorosa experiencia mi propia fragilidad. Tenedme atado, Jesús mío, a vuestro servicio y amor todos los días de mi vida con los indisolubles lazos y cordeles de vuestro amor y temor, para que nunca me suelte ni os sea traidor... Tú todo lo puedes, mansísimo e invencible Jesús. Di, pues, a mis enemigos como dijiste a Paulo: "Yo soy Jesús", y que se conviertan y vivan. Dilo también a mis perseguidores, que son los enemigos de mi alma, cuando quieran atarme con sus viles cadenas del vicio y apartarme de ti, mi Salvador: Yo soy Jesús Nazareno: no quiero dañéis a mi discípulo: y caiga en tierra y sean vencidos y no me puedan dañar y sea siempre de grado o por fuerza tu prisionero de amor, que no me suelte de tu servicio, porque el servir a ti es reinar. Amén.

 

Jaculatoria. Mas causa en mí tal pasión – ver a Dios mi prisionero, - que muero porque no muero.

 

Obsequio. Procuraré atraer tantos corazones como pueda al conocimiento y amor de Jesucristo con mi oración y buen ejemplo.

 

EJEMPLO

 

El venerable padre Fr. Luis de Granada, que con transportes de júbilo santo veneraba la llaga del costado del Salvador, y por ella entraba en su Sacratísimo Corazón, acostumbraba cada tarde en memoria de la pasión de Cristo Señor Nuestro y por la conversión de los pecadores, tomar una sangrienta disciplina, cuyos chasquidos resonaban con grande estruendo en la calle cercana a su celda. Sucedió un día en la misma hora que maceraba su cuerpo, dos caballeros se dirigían a una casa de mal vivir pasando por debajo de la celda del venerable padre. Al oír tal estruendo de golpes imaginaron lo que podía ser, y compungidos comenzaron a decir uno al otro: "¡Miserables de nosotros! este siervo de Dios castigando tan fuertemente sus miembros, y nosotros, pecadores, vamos en busca de los deleites carnales. ¡Qué insensatos somos! ¿Qué será de nuestra alma? Pues los santos tanto padecen por la gloria eterna, y nosotros nos deleitamos brutalmente". Y sin hablar, tocados de la divina gracia y resueltos a mudar de vida, volviéronse cada uno a su casa. A la mañana del día siguiente ya estaban de vuelta al convento, averiguando que la celda correspondiente a la calle por donde ellos habían pasado habitaba el padre Luis de Granada, lo mandaron llamar, y uno después del otro postráronse a sus pies, e hiriéndose en el pecho y derramando lágrimas de verdadero dolor, le dijeron: "Padre, vuestra disciplina

 de ayer hirió nuestro corazón, y nos ha alejado de nuestros placeres sensuales". Hicieron una buena confesión y se dieron desde entonces a un tenor de vida ejemplar. Si tanto pudo el ruido de los golpes en el corazón de aquellos jóvenes disolutos, ¿qué compunción no debería ocasionar en nosotros la consideración de los cruelísimos azotes del Salvador?

 

Oración final

Gracias infinitas te doy, Jesús mío de mi alma, porque te has dignado admitirme en este día a la escuela de tu adorable corazón, y por haberme enseñado con tu ejemplo a amar y servir a Dios con todo mi corazón, con toda mi alma, con todas mis fuerzas mostrándome prácticamente la hermosura de la virtud y la fealdad del vicio. Yo te prometo con la ayuda de tu gracia practicar con las obras lo que tú me enseñas con la palabra y el ejemplo, y presentarme mañana al volver a tu divina escuela, escuela del corazón, escuela de amor, muchos actos de vencimiento, de amor, de sacrificio... amándote por los que no te aman, adorándote por los que no te adoran, y glorificándote por los que te agravian. ¡Oh Corazón misericordiosísimo de Jesús! Convertid a todos los pecadores, dad perseverancia a todos los justos, libertad a todas las almas del purgatorio, para que no formemos todos los hombres más que un solo corazón y una sola alma que os adore, os ame, os reverencie, os sirva y os glorifique como vos queréis y merecéis en el tiempo y por toda la eternidad. Amén.

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

San Enrique de Ossó, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.