XXIII DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Forma Extraordinaria del Rito Romano
En
aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, se acercó un personaje que se
postró ante y le dijo; Mi hija acaba de morir. Pero ven, pon tu mano sobre
ella, y vivirá. Jesús se levantó y lo acompañaba con sus discípulos. Entonces
una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por
detrás y le tocó el borde del manto. Porque se decía: Con sólo tocar su manto,
me curaré. Jesús se volvió, y al verla le dijo: ¡Ánimo, hija! Tu fe te ha
curado. Y desde aquel momento quedó curada la mujer. Jesús llegó a casa del
personaje y cuando vio a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo;
¡Fuera! La niña no está muerta, sino dormida. Y se reían de Él. Cuando echaron
a la gente, entró Él, tomó la niña de la mano, y ella se levantó. Y se divulgó
la noticia por toda aquella región.
Mt
9, 18-26