Santo Rosario.
Por la señal...
Monición inicial: Meditamos el rosario de hoy con algunos pensamientos de San Francisco de
Asís: Fundador de de los Frailes Menores, de las
Señoras Pobres y de los Hermanos y Hermanas de la Penitencia, que con su vida ejemplar nos muestra el camino de seguir a Jesucristo
tal y como se nos muestra en el
Evangelio.
Señor mío
Jesucristo...
MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración
de Jesús en el Huerto
“Hágase
tu voluntad en la tierra como en el cielo: para que te amemos con todo el
corazón (cf. Lc 10,27), pensando siempre en ti; con toda el alma, deseándote
siempre a ti; con toda la mente, dirigiendo todas nuestras intenciones a ti,
buscando en todo tu honor; y con todas nuestras fuerzas, gastando todas
nuestras fuerzas y los sentidos del alma y del cuerpo en servicio de tu amor y
no en otra cosa; y para que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos,
atrayéndolos a todos a tu amor según nuestras fuerzas, alegrándonos del bien de
los otros como del nuestro y compadeciéndolos en sus males y no dando a nadie
ocasión alguna de tropiezo.”
2. La
flagelación de Jesús atado a la columna.
“Bienaventurados
los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios. Son verdaderamente
pacíficos aquellos que, con todo lo que padecen en este siglo, por el amor de
nuestro Señor Jesucristo, conservan la paz en el alma y en el cuerpo.”
3. La
coronación de espinas
“Bienaventurado
el siervo que permanece siempre bajo la vara de la corrección. Es siervo fiel y
prudente el que, en todas sus ofensas, no tarda en castigarse interiormente por
la contrición y exteriormente por la confesión y la satisfacción de obra.”
4. Nuestro
Señor con la cruz a cuestas camino del Calvario
“Consideremos
todos los hermanos al buen pastor, que por salvar a sus ovejas sufrió la pasión
de la cruz. Las ovejas del Señor le siguieron en la tribulación y la
persecución, en la vergüenza y el hambre, en la enfermedad y la tentación, y en
las demás cosas; y por esto recibieron del Señor la vida sempiterna. 3De donde
es una gran vergüenza para nosotros, siervos de Dios, que los santos hicieron
las obras y nosotros, recitándolas, queremos recibir gloria y honor.”
5. La
crucifixión y muerte del Señor
“La
voluntad del Padre fue que su Hijo bendito y glorioso, que él nos dio y que
nació por nosotros, se ofreciera a sí mismo por su propia sangre como
sacrificio y hostia en el ara de la cruz; no por sí mismo, por quien fueron
hechas todas las cosas, sino por nuestros pecados, dejándonos ejemplo, para que
sigamos sus huellas. Y quiere que todos nos salvemos por él y que lo recibamos
con nuestro corazón puro y nuestro cuerpo casto. Pero son pocos los que quieren
recibirlo y ser salvos por él, aunque su yugo sea suave y su carga ligera.”