martes, 26 de julio de 2022

DÍA 27. SANGRE DE CRISTO, ALIVIO DE LOS MORIBUNDOS

DÍA 27. SANGRE DE CRISTO, ALIVIO DE LOS MORIBUNDOS

Mes de julio a la preciosísima Sangre de Jesús

 

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Ante Jesús Sacramentado, visitándolo en el Sagrario ya presencialmente, ya espiritualmente, recitemos la siguiente oración compuesta por san Alberto Magno:

 

ORACIÓN A LA PRECIOSA SANGRE DE JESÚS

de San Alberto Magno

Yo te adoro, Oh Preciosa Sangre de Jesús, flor de la creación, fruto de virginidad, instrumento inefable del Espíritu Santo, y me regocijo al pensar que tú viniste de la gota de la sangre virginal sobre la cual el amor eterno imprimió su movimiento; Tú fuiste asumida por la Palabra y deificada en Su persona.

Yo estoy embargado de emoción cuando pienso de tu paso del corazón de la Santísima Virgen al corazón de la Palabra, y, siendo vivificada por el aliento de la Divinidad, volviéndote adorable porque te volviste la sangre de Dios.

Yo te adoro dentro de las venas de Jesús, preservada en su humanidad como el maná en la urna de oro, el memorial de la Redención eterna que El cumplió durante los días de su vida terrenal. Yo te adoro, Sangre de la nueva y eterna alianza, fluyendo de las venas de Jesús en Getsemaní, de la carne arrancada por los latigazos en el Pretorio, de sus manos y pies perforados y de su costado abierto en el Gólgota. Yo te adoro en los Sacramentos, en la Eucaristía, donde yo sé que estás sustancialmente presente...

Pongo toda mi confianza en Ti, Oh Sangre adorable, nuestra Redención, nuestra regeneración. Cae, gota a gota, en los corazones que se han alejado de Ti y suavízalos de su dureza.

Oh adorable Sangre de Jesús, lava nuestras manchas, sálvanos de la ira del ángel vengador. Irriga la Iglesia; hazla fructífera con apóstoles y trabajadores de milagros, enriquécela con almas que sean santas, puras y radiantes con belleza divina. Amén.

 

27.          Sangre de Cristo, alivio de los moribundos

La muerte es segura y llamará a nuestras puertas. La buena muerte no es morir sin dolor, sino morir en el Señor, unidos a Él, entregando nuestra vida en sus manos, confortados con los santos sacramentos y la oración de la Iglesia. Para morir bien hay que esforzarse en vivir bien.

La Iglesia asiste a sus hijos en los momentos de la agonía con los sacramentos de la Unción de los enfermos, la Sagrada Comunión y la oración, especialmente, las preces de recomendación del alma.

¡Todo ello es fuente de alivio para el moribundo que va a dejar este mundo y ha de presentarse delante del Juez de vivos y muertos! Su confianza y alivio están en los méritos infinitos de la Sangre de Cristo, que redime, purifica y nos hace santos.

Hermosa es la visión del Apóstol San Juan en el Apocalipsis al contemplar la muchedumbre de los salvados y que nos llena de consuelo: “¿Quiénes son y de dónde han venido? Estos son los que han salido de la gran tribulación; y han lavado sus ropas y las han blanqueado en la sangre del Cordero.” (Apocalipsis 7, 13).

 

PROPÓSITO: Pedir la gracia de la buena muerte e invitar a personas enfermas a recibir los sacramentos.  

 

JACULATORIA: Sangre de Cristo, alivio de los moribundos, sálvanos.

 

Para finalizar:

LETANÍAS DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE CRISTO