3 de julio. San León II, papa y confesor
El papa León II, siciliano de origen, estaba muy versado en la ciencia de las sagradas Escrituras y en las letras profanas; dominaba las lenguas griega y latina. Era muy conocedor del canto sagrado, y perfeccionó las melodías de los Salmos e Himnos de la Iglesia. Aprobó y tradujo al latín las actas del VIº Concilio de Constantinopla bajo la presidencia de los legados de la Sede Apostólica, en presencia del emperador Constantino, de los Patriarcas de Constantinopla y Antioquía y de setenta Obispos.
En este concilio fueron condenados Ciro, Sergio y Pirro, por enseñar que en Jesucristo no hay más que una sola voluntad y una sola operación. León II humilló el orgullo de los Obispos de Ravena, que apoyados por los exarcas, se negaban a obedecer al Papa. Por esto él decretó que en adelante la elección del clero de Rávena sería nula si no contaba con la aprobación del Papa.
Fue padre de los pobres; no sólo aliviaba la miseria y el abandono de los necesitados, las viudas y los huérfanos con su dinero, sino con sus cuidados, fatigas y consejos. Sus ejemplos y palabras conducían a todos a una vida de devoción y de santidad. Durmiose en el Señor en el undécimo mes de su pontificado, el día 28 de junio del año 680, y fue sepultado en la basílica de San Pedro. En una ordenación que celebró en junio, ordenó 9 Presbíteros y 3 Diáconos, y consagró 23 Obispos de diversos lugares.
Oremos.
Oh Dios, que hiciste digno al bienaventurado Pontífice León de los méritos de tus santos: concédenos que, celebrando hoy la fiesta de su conmemoración, podamos imitar los ejemplos de su vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. R. Amén.