24 de julio. Santa Cristina, virgen y mártir.
Sermón de San Ambrosio, Obispo.
Libro 1 de la Virginidad, cerca del principio.
Puesto que hoy celebramos el natalicio de una Virgen, el amor a la virginidad nos convida a que digamos algo, para que no parezca que reducimos a una palabra dicha como de paso el elogio de una virtud que es de primer orden. Si la virginidad es digna de alabanza, no lo es tan sólo porque se halla en los mártires, sino porque ella hace los mártires. ¿Qué espíritu humano la puede comprender, si la misma naturaleza no la incluyó en sus leyes? ¿En qué términos la naturaleza podría expresar lo que está sobre ella? Descendió del cielo para ser imitada en la tierra. Con razón buscó en el cielo su regla de vida, la que halló para sí en el cielo su Esposo.
Oremos.
Te suplicamos, Señor, que Santa Cristina, virgen y mártir, nos alcance tu perdón: pues siempre te agradó por su castidad y dio testimonio de tu poder. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. R. Amén.