7 de mayo
San Estanislao, obispo y mártir
Estanislao era polaco, de noble linaje, nacido en Cracovia, de piadosos padres, quienes le obtuvieron con sus preces al Señor después de una esterilidad de treinta años. Desde su primera infancia dio indicios de su santidad futura; en su adolescencia se aplicó a las artes liberales, aprovechando mucho en los sagrados cánones y en la teología. Muertos sus padres, distribuyó su patrimonio entre los pobres, movido por el deseo de abrazar la vida monástica. Mas la divina Providencia quiso que Lamperto, obispo de Cracovia, le nombrara canónigo y predicador de su Iglesia, y que luego contra su voluntad fuese elegido para suceder a este prelado. Desempeñando su cargo, resplandeció por el ejercicio de todas las virtudes propias del pastor, y especialmente por su misericordia en favor de los pobres.
Era rey de Polonia, Boleslao, al cual disgustó por haber reprendido públicamente su inmoralidad. Por eso el rey suscitó calumniadores que en una asamblea del reino citaron a Estanislao para comparecer a juicio ante él, acusándole de posesionarse injustamente de un terreno que había comprado en nombre de su iglesia. No siendo posible Estanislao probar su inocencia porque no tenía documentos, y los testigos temían declarar la verdad, prometió que haría comparecer dentro de tres días a juicio a Pedro, quien le había vendido el terreno, muerto hacía tres años; por lo cual se burlaron; el hombre de Dios se entregó durante tres días al ayuno y a la oración. Llegado el término del plazo, tras ofrecer el santo sacrificio de la Misa, mandó que se levantase Pedro de su sepulcro, quien volviendo a la vida, acompañó al obispo al tribunal, y ante la admiración de todos habló del campo vendido, y del precio pagado por el obispo; luego se durmió de nuevo en el Señor.
Habiendo amonestado muchas veces a Boleslao sin resultado, le excomulgó; enfurecido, pues, el rey, envió soldados a la iglesia para matar al santo obispo. Intentándolo tres veces, por tres veces fueron rechazados por una fuerza misteriosa. Por último, el rey impío, con su propia mano dio muerte al ministro de Dios mientras éste ofrecía en el altar la Hostia inmaculada. El cuerpo del Mártir cortado a pedazos y arrojado al campo, fue defendido de las fieras por las águilas. Canónigos de Cracovia, guiados en la noche por una luz celestial, reunieron los miembros, y al colocarlos cada uno en su lugar, de tal suerte se unieron entre sí al instante, que no quedó señal alguna de las heridas. El Señor manifestó la santidad de su siervo por muchos milagros que acaecieron tras la muerte de Estanislao. Movido por estos milagros, el papa Inocencio IV le incluyó en el número de los Santos, y Clemente VIII, tras introducir su fiesta en el Breviario, ordenó que en todas partes se celebrase la memoria del glorioso Mártir con rito doble.
Oremos.
Oh Dios, por cuyo honor el glorioso Pontífice Estanislao sucumbió bajo la espada de los impíos: te suplicamos que todos los que invocan su auxilio, consigan el saludable efecto de su plegaria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. R. Amén.