domingo, 28 de noviembre de 2021

NOVENA A LA INMACULADA CONCEPCIÓN. San Enrique de Ossó. Día 1

DÍA 1

NOVENA A LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA CON SAN ENRIQUE DE OSSÓ.

 

Por la señal de la santa cruz….

 

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh María Inmaculada, Virgen y Madre de Dios y Madre mía de mi alma! vos sois ya en el primer instante de vuestra Concepción más hermosa que la hermosura, más graciosa que la gracia, más santa que la santidad, más pura en cuerpo y alma que todos los ángeles y todos los hombres: solo Dios es más puro que vos. Confieso, Madre querida, que no bastan todas las lenguas angélicas y humanas para pregonar dignamente vuestras excelencias, privilegios y gracias. Permitidme, pues, a lo menos, Virgen Inmaculada, que mi corazón se goce, mi espíritu se regocije y mi mente se extasíe contemplando vuestra Inmaculada Concepción, cifra de todas vuestras glorias, y exclame alborozado con los ángeles y los hombres y con la misma Trinidad Beatísima: Toda hermosa sois ¡oh María! y mancha original no hay en vos; vos sola llena de gracia, vos sola inmaculada, vos sola perfecta y adornada desde el primer instante con el cúmulo y grandeza de todas las gracias, virtudes y privilegios celestiales. Vuestra Concepción Inmaculada ¡oh María!, es el misterio de vuestras insondables grandezas y la prerrogativa más amada de vuestro corazón. Alcanzadme, pues, que, venerando este misterio, los venere todos y consiga el entero perdón de todos mis pecados, una perfecta pureza de alma y cuerpo, la perseverancia y el aumento en el amor de Dios y de vos, y la gracia especial que solicito en esta novena. Amén.

 

Unos segundos de silencio

 

Bendita sea tu pureza

Y eternamente lo sea,

Pues todo un Dios se recrea

En tan graciosa belleza.

A ti, celestial Princesa,

Virgen sagrada María,

Te ofrezco desde este día

Alma, vida y corazón,

Mírame con compasión,

No me dejes, Madre mía.

 

Meditación propia del día.

 

MEDITACIÓN DÍA 1º

Composición de lugar. Represéntate aquel grande portento de que nos habla san Juan, esto es, a una mujer vestida del sol, calzada de la luna y coronada su cabeza con corona de doce estrellas.

Petición. Dame, Dios mío, gracia eficaz para admirar, amar e imitar como debo a María en su Inmaculada Concepción.

Punto primero. María a sus hijos. –Mi Inmaculada Concepción, hijo mío, es un portento, un milagro grande de la omnipotencia de Dios. Todos pecasteis en Adán, hijo mío, todos los hijos de Eva venís al mundo hijos de ira, de maldición, enemigos de Dios. Solo yo, María, fui exenta de esta ley universal, porque siempre fui pura, inmaculada y santa. Virgen gloriosa a quien hizo grande el que es Todopoderoso, yo resplandecí con tal fuerza en todos los dones celestiales, con tal plenitud de gracia, de inocencia y de candor, que fui como un milagro inefable de Dios, o más bien, como el mayor de todos los milagros; porque fui escogida para ser digna Madre de Dios, y tan de cerca y sobre todas las cosas tan allegada a Él en el orden de la naturaleza creada y de la gracia, cuanto fui superior en belleza y gracia a todos los hombres y ángeles. Y con este motivo, para expresar mi original inocencia y justicia, no solo me compararon muchas veces los santos Padres con Eva, cuando todavía era virgen, inocente e incorrupta y no estaba aún engañada por las astucias de la serpiente mortífera y fraudulenta, sino que con admirable variedad de sentencias me ensalzaron sobre ella. Porque Eva, hijo mío, creyendo miserablemente a la serpiente, perdió su inocencia original, y quedó esclava suya; mas yo, Virgen bienaventurada, acrecentando siempre el don original, sin prestar jamás oídos a la serpiente venenosa, destruí de raíz su fuerza y poderío infernal con la virtud que recibí del Altísimo. ¡Oh, hijo mío! admira este portento y da conmigo gracias al Señor. En esto conocí, Dios mío, que me amaste, porque jamás se gozó sobre mí el enemigo de todo el género humano.

Punto segundo. Los hijos de María a su Madre. –Verdaderamente, Madre mía muy amada, es vuestra Concepción Inmaculada uno de los más inefables misterios de la gracia y uno de los más grandes milagros de la diestra del Todopoderoso. Solo la omnipotencia de Dios pudo hacer brotar una rama frondosa y lozana de un tronco muerto; un raudal de agua pura y cristalina, de emponzoñada fuente; una planta vistosa e incorruptible de maldecida y podrida raíz; un vaso preciosísimo de barro inmundo; un vástago de bendición, de vida y de lozanía de una raza proscrita, maldita e infiel; una Madre de Dios, en fin, de una mujer emponzoñada por el pecado. ¡Cuánto se goza mi corazón, Madre querida, contemplando y admirando tantos misterios, tantas prerrogativas y tantas gracias en vuestra Inmaculada Concepción! Toda la tierra yacía en tinieblas, y vos sola aparecéis como aurora purísima que brilla en el azul del cielo y recrea la fatigada vista de los míseros hijos de Adán. Todo el mundo estaba envuelto en el cieno del pecado y de la corrupción, y vos sola sois el punto inmaculado que Dios, infinita santidad y pureza, se reservó para poder entrar en él, sin contaminarse de sus sucias olas. ¡Oh María Inmaculada, oh Inmaculada María! vos sois la gloria de Jerusalén, la alegría de Israel, la honorificencia de nuestro pueblo. Todo en vos lo hallamos, ¡oh María! Todo lo puro, todo lo santo, lo virtuoso, lo noble, lo perfecto. ¡Bendita Madre, bendita hija, bendita esposa de Dios! Haced Virgen purísima que yo sepa también apreciar la gracia que el Señor me comunicó al reengendrarme en las aguas del santo Bautismo, y si la perdí por el pecado, la recobre por el segundo bautismo de la penitencia y viva y muera en gracia y amistad de Dios. Amén.

Jaculatoria. Toda hermosa sois, ¡oh María! y la mancha original no está en vos.

Obsequio. Rezaré tres Avemarías en honor de la Inmaculada Concepción, y seré modesto en todas las cosas que hiciere y tratare.

 

Terminada la meditación se concluye con estas oraciones.

 

HOMENAJE DE PIEDAD FILIAL A MARÍA

1.     Yo os venero de todo mi corazón, oh Inmaculada María, Virgen santísima, como a Hija del Padre celestial, y os consagro mi alma con todas sus potencias. Hacedme puro y santo. Avemaría.

2.     Yo os venero de todo mi corazón, oh Inmaculada María, Virgen santísima, como a Madre del único Hijo de Dios, y os consagro mi cuerpo con todos sus sentidos. Hacedme puro y santo. Avemaría.

3.     Yo os venero de todo mi corazón, oh Inmaculada María, Virgen santísima, como a esposa del Espíritu Santo, y os consagro mi corazón con todos sus afectos. Dignaos alcanzarme de la Santísima Trinidad las gracias que necesito para salvarme. Hacedme puro y santo. Avemaría.

 

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh Inmaculada María! vos nacisteis de la boca del Altísimo toda pura, hermosa, agraciada y santa, primogénita entre todas las criaturas, rutilante como la aurora, bella como la luna, escogida como el sol. Obra maestra del poder, sabiduría y amor de Dios, fuisteis, oh María, morada de todas las gracias del Espíritu Santo, paraíso de todas las delicias del Eterno, casa y arca de la Sabiduría increada, digno habitáculo preparado para Sí, por altísimo prodigio de la naturaleza y de la gracia, sois ¡oh María! el lirio entre espinas, la rosa siempre viva, la zarza de Moisés, el retoño de gracia, la tierra virginal y siempre bendita de la que se formó el nuevo Adán, Jesucristo. Vos sois la paloma siempre pura, la Jerusalén santa, el trono excelso de Dios, templo divinísimo, tesoro de inmortalidad, paraíso ameno de inocencia, cedro incorruptible, huerto cerrado, ciudad de Dios y milagro inefable de su omnipotencia. Vos sois el arca de Noé, la escala de Jacob, la torre inexpugnable de David, la fuente sellada y la única hija de vida, reparadora de todo el humano linaje. Vos sola ¡oh Inmaculada María!, aplastasteis la cabeza de la serpiente infernal con vuestro pie inmaculado y triunfasteis siempre de sus iras. Haced, pues, oh querida Madre mía, que todos los que nos gozamos y os honramos en el misterio de vuestra Inmaculada Concepción, libres de toda culpa, vivamos en justicia, muramos en gracia y consigamos la gloria por vos, oh María Inmaculada. Amén.

 

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Ave María Purísima, sin pecado concebida.