I DOMINGO DE ADVIENTO
Sermón de San León, Papa.
Sermón 8 del ayuno del 10º mes y de las limosnas.
Cuando el Salvador instruía a sus discípulos, y a toda la Iglesia en sus Apóstoles, acerca del advenimiento del reino de Dios, y del fin del mundo y de los tiempos, les dijo: “Guardaos de no agravar vuestros corazones con la crápula y la embriaguez y los cuidados del siglo”. Cuyo precepto especialmente se refiere a nosotros, ya que el día anunciado, si bien nos es desconocido, no dudamos de que esté cercano.
Para cuyo advenimiento deben prepararse todos los hombres, no sea que halle a alguno dedicado al cuidado de su carne o a los negocios del siglo. La experiencia nos enseña que los excesos en la bebida ofuscan la mente, y la saciedad de manjares disminuye el vigor del corazón. Los deleites de la comida son contrarios a la salud si no se moderan por la templanza y no se sustrae al placer lo que podría convertirse en perjudicial.
Es propio del alma privar de algunas cosas al cuerpo que le está sujeto, y apartarle de las cosas exteriores que le son nocivas, para que, libre habitualmente de las carnales concupiscencias, pueda ella dedicarse en su interior a la meditación de la divina sabiduría, y, acallado el tumulto de los cuidados externos, gozarse en la contemplación de las cosas santas y en la posesión de aquellos bienes que han de durar eternamente.