Santo Rosario.
Por la señal...
Monición inicial: Se hace hoy memoria del martirio de san Cipriano, obispo muy esclarecido en santidad y doctrina, que gobernó sabiamente la Iglesia en tiempos difíciles, consolidando la fe de los cristianos en medio de tribulaciones, e imperando Galieno, después de sufrir un penoso exilio, consumó su fe en el martirio, decapitado por orden del procónsul, ante gran concurrencia de pueblo.
Ofrezcamos este rosario por los cristianos perseguidos.
Señor mío Jesucristo...
MISTERIOS DOLOROSOS
1. LA ORACIÓN DE JESÚS EN EL HUERTO" Las palabras del que ora han de ser mesuradas y llenas de sosiego y respeto. Pensemos que estamos en la presencia de Dios. Debemos agradar a Dios con la actitud corporal y con la moderación de nuestra voz."
2. LA FLAGELACIÓN
"Con qué alegría estuvo allí Cristo, cuán de buena gana luchó y venció en 'los martires', como protector de su fe, y dando a los que en él confiaban tanto cuanto cada uno confiaba en recibir. Estuvo presente en su combate, sostuvo, fortaleció, animó a los que combatían defender el honor de su nombre. Y el que por nosotros venció a la muerte de una vez para siempre continúa venciendo en nosotros."
3. LA CORONACION DE ESPINAS
"Hemos de tener paciencia, y perseverar, hermanos queridos, para que, después de haber sido admitidas a la esperanza de la verdad y de la libertad, podamos alcanzar la verdad y la libertad mismas. Porque el que seamos cristianos es por la fe y la esperanza; pero es necesaria la paciencia, para que esta fe y esta esperanza lleguen a dar su fruto. Pues no vamos en pos de una gloria presente; buscamos la futura."
4. JESÚS CON LA CRUZ A CUESTAS
"Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, no en el sentido de que Dios haga lo que quiera, sino de que nosotros seamos capaces de hacer lo que Dios quiere"
5. LA CRUCIFIXIÓN Y MUERTE EN LA CRUZ
"La voluntad de Dios es la que Cristo cumplió y enseñó. La humildad en la conducta, la firmeza en la fe, el respeto en las palabras, la rectitud en las acciones, la misericordia en las obras, la moderación en las costumbres; el no hacer agravio a los demás y tolerar los que nos hacen a nosotros, el conservar la paz con nuestros hermanos; el amar al Señor de todo corazón, amarlo en cuanto Padre, temerlo en cuanto Dios; el no anteponer nada a Cristo, ya que él nada antepuso a nosotros; el mantenernos inseparablemente unidos a su amor, el estar junto a su cruz con fortaleza y confianza; y, cuando está en juego su nombre y su honor, el mostrar en nuestras palabras la constancia de la fe que profesamos, en los tormentos, la confianza con que luchamos y, en la muerte, la paciencia que nos obtiene la corona. Esto es querer ser coherederos de Cristo, esto es cumplir el precepto de Dios y la voluntad del Padre."