LA PRUEBA DE SAN JOSÉ.
Dom Gueranger
SOLEMNIDAD DE SAN JOSÉ
LA PRUEBA DE SAN JOSÉ. — Dios sometió al Esposo de María a una prueba durísima. José, tal es la experiencia de las almas más santas había de ser para sus devotos una guía incomparable en la vía espiritual; y esta es la razón por la que él debía conocer también la aflicción, crisol necesario, donde toda santidad se purifica. Más la Sabiduría no abandona nunca a aquellos que buscan sus veredas. Como lo canta la Iglesia en este mismo día, ella conducía al justo por las vías rectas, sin la cual, él no tiene conocimiento, y le mostraba su divina luz en esta noche donde sus pensamientos buscaban penosamente descubrir el camino de la justicia; le fue dado el conocimiento de los secretos celestiales; en recompensa del sufrimiento del corazón, veía el lugar que le reservaba el inescrutable plan de la Divina Providencia, en este reino de Dios, cuyos resplandores estaban llamados a iluminar por siempre, desde su pobre morada, al mundo entero. Verdaderamente, pues, podía reconocer que la Sabiduría, en efecto, había ennoblecido su trabajo y fecundado sus penas. Siempre del mismo a modo da a los justos el premio de sus trabajos y les conduce por vías admirables.