sábado, 4 de marzo de 2023

DIGNIDAD DEL SACERDOCIO. DOM GUERANGER

 

DIGNIDAD DEL SACERDOCIO.

DOM GUERANGER

Sábado de la I semana de Cuaresma

Sábado de Témporas de Cuaresma

 

DIGNIDAD DEL SACERDOCIO.— Esta lectura del Evangelio que mañana oiremos también, va hoy destinada a autorizar la ordenación; los antiguos liturgistas, tras el sabio abad Ruperto, nos dan la clave. Quiere la Iglesia llamarnos la atención sobre la dignidad con que acaban de ser agraciados los sacerdotes que hoy han recibido la unción sagrada. Están representados en los tres apóstoles que Jesús lleva consigo al monte para contemplar su gloria. Pedro, Santiago y Juan solos suben al Tabor. Contarán a los demás discípulos y al mundo, cuando llegue la hora oportuna, el espectáculo de que han sido testigos y cómo el Padre ha proclamado la grandeza y divinidad del Hijo del hombre. “Oímos nosotros esta voz del cielo, dice San Pedro, cuando estábamos con él en la montaña santa. Decía: Este es mi Hijo muy amado en quien he puesto todas mis complacencias, escuchadle'”. Del mismo modo estos nuevos sacerdotes que acaban de ser consagrados a vuestra vista y por los cuales habéis ofrecido vuestros ayunos y plegarias entrarán en la nube donde reside el Señor. Sacrificarán la víctima de vuestra salvación en el silencio del Canon de la Misa. Dios bajará por vosotros entre sus manos; y sin dejar de ser mortales y pecadores como vosotros estarán cada día en comunicación con la divinidad. El perdón que esperáis de Dios en este tiempo de reconciliación pasará por sus manos, su sobrehumano poder irá a buscarle a favor vuestro hasta el cielo. De este modo acarreó Dios el remedio a nuestro orgullo. La serpiente nos dijo al principio de los tiempos: “Comed esta fruta y seréis como dioses.” Tuvimos la desdicha de asentir a tan pérfida sugestión y el fruto de nuestra prevaricación fue la muerte. Dios, empero, quería salvarnos; pero para humillar nuestras pretensiones nos hace efectiva la salvación por intermedio de hombres. Su Hijo eterno se hizo hombre y ha dejado tras sí otros hombres a quienes dijo: “Como mi Padre me envió así os envío'”. Honremos, pues, a Dios en esos hombres que hoy han sido objeto de tal distinción y entendamos bien que el respeto al sacerdocio es parte integrante de la religión de Jesucristo.