martes, 21 de marzo de 2023

LA ANUNCIACIÓN. EL AVE MARÍA. MEDITACIÓN 22. ILDEFONSO RODRÍGUEZ

MEDITACIONES SOBRE LA ANUNCIACIÓN

 

MEDITACIÓN 22

LA ANUNCIACIÓN. — EL AVE MARÍA

 

ORACIÓN PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS

 

Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, renovemos nuestra fe en el misterio de la Encarnación recitando el Angelus:

 

V/. El ángel del Señor anunció a María.

R/. Y concibió  por obra y gracia del Espíritu Santo.

Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

V/. He aquí la esclava del Señor.
R/. Hágase en mí según tu palabra.

Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

V/. Y el Verbo de Dios se hizo carne.
R/. Y habitó entre nosotros.

Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

V/. Ruega por nosotros,
Santa Madre de Dios,
R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

 

V/. Oremos. Infunde, Señor,
tu gracia en nuestras almas,
para que, los que hemos conocido,
por el anuncio del Ángel,
la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, lleguemos por los Méritos de su Pasión y su Cruz, a la gloria de la Resurrección.
Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

V/. Ángelus Dómini nuntiávit María.

R/. Et concépit de Spíritu Sancto.

 

Ave, María,
grátia plena,
Dóminus tecum.
Benedícta tu
in muliéribus,
et benedíctus fructus ventris tui, Iesus.
Sancta María, Mater Dei,
ora pro nobis peccatóribus,
nunc et in hora mortis nostræ. Amen

 

 

V/. Ecce ancílla Dómini.
R/. Fiat mihi secúndum verbum tuum.

Ave, María,
grátia plena,
Dóminus tecum.
Benedícta tu
in muliéribus,
et benedíctus fructus ventris tui, Iesus.
Sancta María, Mater Dei,
ora pro nobis peccatóribus,
nunc et in hora mortis nostræ. Amen

 

 

V/. Et Verbum caro factum est.
R/. Et habitávit in nobis.

Ave, María,
grátia plena,
Dóminus tecum.
Benedícta tu
in muliéribus,
et benedíctus fructus ventris tui, Iesus.
Sancta María, Mater Dei,
ora pro nobis peccatóribus,
nunc et in hora mortis nostræ.
Amen

 

 

 

V/. Ora pro nobis, sancta Dei génetrix.
R/. Ut digni efficiámur  promissiónibus Christi.

 

V/. Orémus. Grátiam tuam, quasumus, Dómine, méntibus nostris infúnde;  ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem cognóvimus, per passiónem eius et crucem,
ad resurrectiónis glóriam perducámur.  Per eúndem Christum Dóminum nostrum. Amen

 

MEDITACIÓN 22

LA ANUNCIACIÓN. — EL AVE MARÍA

1.° Ave. — Es la palabra de saludo afectuoso, pero el Ángel la emplea en sentido de parabién y enhorabuena. — La Iglesia nos dice en sus himnos que es lo contrario de Eva, para indicarnos que así como por Eva nos vino la muerte, por María nos vendrá la vida. — En este sentido la enhorabuena del Ángel debe extenderse a toda la humanidad. — Da a María la enhorabuena por este paso de su vida, y dátela a ti, pues por Ella en este día, tu alma ha sido hecha hija de

Dios...

 

2.° Llena de gracia. — Y bien llena — a todos los demás santos y aún a los ángeles se les dio por partes... sólo a María, la plenitud y totalidad de la gracia. — En esta plenitud se había de diferenciar de las demás criaturas. — Sería necesario conocer lo que es la gracia para entender estas palabras del Ángel. — Piensa lo que es la gracia para los demás..., es un ser divino, algo de Dios, que se comunica al hombre para divinizarle, pues realmente le da el título de hijo de Dios y le confiere el derecho de heredar del Padre Eterno..., pues si es hijo de Dios, es heredero del Cielo. — Ahora piensa, si esto hace la gracia en los demás y así los santifica y diviniza..., ¿qué haría en la Virgen, al darla la plenitud total y completa de la misma? Si Ella la tiene toda, a Ella hay que acudir, si queremos participar de la gracia.

— Mas si estaba ya llena ¿cómo pudo aumentar en su vida la gracia?... Es un misterio. — Un vaso lleno, ya no admite más agua; pero para Dios no hay imposibles. — Dios pudo dilatar y aumentar en cada momento ese vaso preciosísimo de su alma, y así, estando siempre lleno, pudo siempre aumentar la gracia que encerraba.

 

3.° El Señor es contigo. — Esto es, más contigo que conmigo, diría el Ángel... y más que con todas las criaturas. — Está contigo poseyéndote totalmente. — No hay nada en María que no esté poseído y no sea de Dios. — También Dios está con nosotros..., pero ¡qué a medias! — No dejamos a Dios que nos domine totalmente como María. Además, contigo, siempre, desde la eternidad. — En ti pensaba y contigo se deleitaba, aún antes de crear alguna otra cosa. — Contigo para siempre, y por eso quiere, unirse tan íntimamente que seas tú su Madre y El sea tu Hijo. — Piensa cómo Jesús quiere también esto contigo y para eso te busca y te llama y se une a ti por la gracia y más íntimamente por la comunión...

 

4.° Bendita entre las mujeres — Porque así como por una mujer entró en el mundo el pecado, por ti entrará la gracia y la redención. —

Todas las generaciones recordarán a Eva para maldecirla..., todas te recordarán a Ti para bendecirte. Aquella fue la mala madre, la madrastra que dio muerte a sus hijos... María la verdadera Madre, que nos da con amor la vida. — La humanidad entera reconcentró contra la mujer todos sus odios; la trató con desprecio y crueldad. — María es la que rehabilita y ensalza de tal modo a la mujer, que llega a ser la criatura más elevada y la que ocupa el puesto más alto en el Cielo...

 

5.° Bendito el fruto de tu vientre. — Palabras, no del Ángel, sino de Santa Isabel, pero tan ligadas a las del primero, que la Iglesia las junta en una sola oración. — Palabras gloriosas para María, porque dicen lo que es y será su Hijo. — Al fin, si Ella será dichosa y bendita por todos, será por su Hijo. — En ese fruto bendito, encontraremos todos, la salvación. — Eva nos perdió, dándonos el fruto del pecado. — María nos salvará, dándonos ese fruto de santificación que se llama Jesús...

Reza siempre con mucha veneración el Ave María. — Cuida de su rutina en el Rosario, etcétera... No olvides de saludar a María en el Ángelus. — Siempre que lo reces, acuérdate de este grandioso misterio de la Anunciación y pide a María que te llene de gracias, que el Señor también quiera estar contigo y así que te haga partícipe de su dicha y bendición eternamente.

 

 

Oración para finalizar todos los días:

 

Uniéndonos a las alabanzas que se repiten en el cielo y tierra, ensalcemos a la Virgen en el misterio de la anunciación  con las palabras de Santa Brígida y renovemos nuestra consagración a ella:

 

Bendita seáis, Señora mía Virgen María, que toda vuestra alma estaba encendida sólo con el ardor del amor divino, y elevada con todo el poder de vuestras fuerzas, contemplando al altísimo Dios a quien por amarlo apasionadamente le habíais ofrecido vuestra virginidad, cuando os fue enviado por Dios el ángel, y saludándoos os anunció la voluntad del Señor. A lo que respondiendo Vos muy humildemente, confesasteis ser esclava de Dios, y el Espíritu Santo os llenó maravillosamente de toda virtud. Dios Padre envió a Vos su Hijo coeterno e igual a sí mismo, el que viniendo a Vos tomó para sí de vuestra carne y sangre un cuerpo humano, y de este modo en aquella bendita hora el Hijo de Dios se hizo en Vos Hijo vuestro, viviendo con todos sus miembros, sin perder la Majestad divina.

 

Bendita sea tu pureza

y eternamente lo sea,

pues todo un Dios se recrea

en tan graciosa belleza.

A Ti, celestial Princesa,

Virgen Sagrada María,

yo te ofrezco en este día

alma, vida y corazón.

Mírame con compasión,

no me dejes, Madre mía. Amén.

 

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártelo con tus familiares y amigos.

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.