martes, 21 de marzo de 2023

21 de marzo. SAN BENITO ABAD

21 de marzo

San Benito, abad

 

Benito, nacido en Nursia de noble linaje, fue instruido en Roma en las artes liberales. A fin de darse totalmente a Jesucristo, se retiró en una elevada gruta en Subiaco. Allí vivió desconocido tres años; sólo lo sabía un monje: Román, quien le servía para atender a lo que necesitaba para vivir. Habiendo el diablo excitado en Benito una violenta tentación de impureza, se revolcó entre las zarzas; así, lacerado el cuerpo, ahogó el hervor de la voluptuosidad con el dolor. Como la fama de su santidad se difundiese lejos, unos monjes le rogaron que les instruyese; pero no pudiendo soportar las reprensiones que merecían a causa de su vida licenciosa, determinaron envenenarle mediante una bebida. Pero, con la señal de la cruz, quebró el vaso que le ofrecían, y dejando el monasterio, volvió a la soledad.

Pero, como acudiesen a Benito multitud de nuevos discípulos, edificó doce monasterios a los que dio las leyes más santas. Después partió a Montecasino, y, encontrando una estatua de Apolo, al que daban culto en aquel lugar, la destruyó; derribó el ara y pegó fuego al bosque sagrado, construyendo en el mismo lugar el oratorio de San Martín y una iglesia a San Juan; a la vez instruía en los preceptos cristianos a los moradores de la comarca. Crecía de día en día la divina gracia en Benito, el cual, dotado de espíritu profético, predecía lo futuro. Para comprobarlo, Totila, rey de los godos, le envió un escudero suyo, vestido con ornamentos reales y con gran comitiva, fingiendo ser el rey. Al verlo Benito, le dijo: “Quita, hijo, quita lo que llevas, pues no es tuyo”. Predijo a Totila que entraría en Roma, que pasaría el mar, y que moriría después de nueve años.

Unos meses antes de dejar esta vida, San Benito predijo a sus discípulos el día de su tránsito, mandando que seis días antes de su muerte abriesen el sepulcro en el que debían colocarlo. El día sexto quiso ser llevado a la iglesia, en donde, tras haber recibido la Eucaristía, con los ojos elevados al cielo y orando, entregó su alma al Criador, sostenido por sus discípulos. Dos de sus monjes le vieron subir al cielo revestido con hermoso ropaje, rodeado de lámparas resplandecientes, y oyeron a la vez a un venerable varón de faz iluminada, que, situado sobre la cabeza del Santo decía: "Este es el camino por el cual Benito, el amado del Señor, sube al cielo”.

 

Oremos.

Te rogamos, Señor, que interceda ante ti la oración de tu Santo abad Benito; para que consigamos los bienes que nuestros méritos no alcanzan. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.


CLARO DOCTOR, LEGISLADOR PRUDENTE. Himno de san Benito

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