viernes, 16 de septiembre de 2016

NOVENA AL PADRE PÍO. DÍA TERCERO



ORACIÓN PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS
Por la señal…
Acto de contrición. Señor mío Jesucristo…
Súplica al Padre Pío del Papa Juan Pablo II
Humilde y amado padre Pío, enséñanos también a nosotros, te pedimos, la humildad del corazón para formar parte de los pequeños del Evangelio, a quienes el Padre les ha prometido revelar los misterios de su Reino.
Ayúdanos a rezar sin cansarnos nunca, seguros de que Dios conoce lo que necesitamos, antes de que se lo pidamos.
Danos una mirada de fe capaz de capaz de reconocer con prontitud en los pobres y en los que sufren el rostro mismo de Jesús.
Apóyanos en la hora del combate y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la alegría del sacramento del perdón.
Transmítenos tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y nuestra.
Acompáñanos en la peregrinación terrena hacia la patria bienaventurada, donde esperamos llegar también nosotros para contemplar para siempre la Gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se le la meditación para cada día. Terminada la lectura y después de unos breves instantes se concluye.

DÍA 3. VIRTUD DE LA CARIDAD
Enseña la Iglesia con respeto a la virtud de la caridad: “La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor a Dios. Jesús hace de ella el mandamiento nuevo, la plenitud de la Ley. Ella es «el vínculo de la perfección» y el fundamento de las demás virtudes, a las que anima, inspira y ordena: sin ella «no soy nada» y «nada me aprovecha».”
Referente a la caridad, decía el Padre Pío: “La caridad es la reina de las virtudes. Del mismo modo que las perlas se mantienen unidas por el hilo, así las virtudes por la caridad. Y así como las perlas se caen si se rompe el hilo, de igual modo, si decrece la caridad, las virtudes desaparecen.”
“El espíritu humano, sin la llama del amor divino, es arrastrado a colocarse en la fila de las bestias. Por el contrario, la caridad, el amor de Dios, lo eleva tan alto como para alcanzar el trono de Dios. Agradeced sin cansaros nunca la generosidad de un Padre tan bueno y rogadle que aumente cada día más la santa caridad en vuestro corazón.”
“No os neguéis de ningún modo y por ningún motivo a practicar la caridad con todos; más aún, si se os presentan ocasiones propicias, ofrecerla vosotros mismos. Mucho agrada esto al Señor y mucho os debéis esforzar por hacerlo.”

PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS
Pídase la gracia que se desea alcanzar por intercesión del glorioso Padre Pio.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
OH DIOS,  que a San Pío de Pietrelcina, sacerdote capuchino, le has concedido el insigne privilegio  de participar, de modo admirable, de la pasión de tu Hijo: concédeme, por su intercesión, la gracia de que ardientemente deseo; y otórgame, sobre todo,  que yo me conforme a la muerte de Jesús  para alcanzar después  la gloria de la resurrección. Amén.
Y se dice tres veces.
San Pío de Pietrelcina,
R/. Ruega por nosotros.