sábado, 17 de septiembre de 2016

NOVENA AL PADRE PÍO. DÍA CUARTO



ORACIÓN PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS
Por la señal…
Acto de contrición. Señor mío Jesucristo…
Súplica al Padre Pío del Papa Juan Pablo II
Humilde y amado padre Pío, enséñanos también a nosotros, te pedimos, la humildad del corazón para formar parte de los pequeños del Evangelio, a quienes el Padre les ha prometido revelar los misterios de su Reino.
Ayúdanos a rezar sin cansarnos nunca, seguros de que Dios conoce lo que necesitamos, antes de que se lo pidamos.
Danos una mirada de fe capaz de capaz de reconocer con prontitud en los pobres y en los que sufren el rostro mismo de Jesús.
Apóyanos en la hora del combate y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la alegría del sacramento del perdón.
Transmítenos tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y nuestra.
Acompáñanos en la peregrinación terrena hacia la patria bienaventurada, donde esperamos llegar también nosotros para contemplar para siempre la Gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se le la meditación para cada día. Terminada la lectura y después de unos breves instantes se concluye.

DÍA 4. VIRTUD DE LA FORTALEZA
Enseña la Iglesia con respeto a la virtud de la fortaleza: “La fortaleza asegura la firmeza en las dificultades y la constancia en la búsqueda del bien, llegando incluso a la capacidad de aceptar el eventual sacrificio de la propia vida por una causa justa.”
Referente a la fortaleza, decía el Padre Pío: “¿No nos dice el Espíritu Santo que, cuando el alma se acerca a Dios, debe prepararse para la prueba? ¡Animo, pues! ¡Valor!. Lucha con fortaleza y tendrás el premio reservado a las almas fuertes. “
“En las tentaciones lucha con valentía junto con las almas fuertes y combate junto al jefe supremo; en las caídas no permanezcas postrada ni en el espíritu ni en el cuerpo; humíllate mucho pero sin perder el ánimo; abájate pero sin degradarte; lava tus imperfecciones y tus caídas con lágrimas sinceras de arrepentimiento, sin que falte la confianza en su divina bondad que será siempre mucho mayor que tu ingratitud; propón tu enmienda, sin presumir de ti misma, ya que tu fortaleza la debes tener en solo Dios; confiesa, por fin, con toda sinceridad, que, si Dios no fuese tu coraza y tu escudo, habrías sido incautamente herida por toda clase de pecados.”

PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS
Pídase la gracia que se desea alcanzar por intercesión del glorioso Padre Pio.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
OH DIOS,  que a San Pío de Pietrelcina, sacerdote capuchino, le has concedido el insigne privilegio  de participar, de modo admirable, de la pasión de tu Hijo: concédeme, por su intercesión, la gracia de que ardientemente deseo; y otórgame, sobre todo,  que yo me conforme a la muerte de Jesús  para alcanzar después  la gloria de la resurrección. Amén.
Y se dice tres veces.
San Pío de Pietrelcina,
R/. Ruega por nosotros.