ORACIÓN PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS
Por
la señal…
Acto de contrición. Señor mío Jesucristo…
Súplica al Padre Pío del
Papa Juan Pablo II
Humilde
y amado padre Pío, enséñanos también a nosotros, te pedimos, la humildad del
corazón para formar parte de los pequeños del Evangelio, a quienes el Padre les
ha prometido revelar los misterios de su Reino.
Ayúdanos
a rezar sin cansarnos nunca, seguros de que Dios conoce lo que necesitamos,
antes de que se lo pidamos.
Danos
una mirada de fe capaz de capaz de reconocer con prontitud en los pobres y en
los que sufren el rostro mismo de Jesús.
Apóyanos
en la hora del combate y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la
alegría del sacramento del perdón.
Transmítenos
tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y nuestra.
Acompáñanos
en la peregrinación terrena hacia la patria bienaventurada, donde esperamos
llegar también nosotros para contemplar para siempre la Gloria del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se le la meditación para cada
día. Terminada la lectura y después de unos breves instantes se concluye.
DÍA 4. VIRTUD DE LA FORTALEZA
Enseña la Iglesia
con respeto a la virtud de la fortaleza: “La fortaleza asegura la firmeza en
las dificultades y la constancia en la búsqueda del bien, llegando incluso a la
capacidad de aceptar el eventual sacrificio de la propia vida por una causa
justa.”
Referente a la
fortaleza, decía el Padre Pío: “¿No nos dice el Espíritu Santo que, cuando el
alma se acerca a Dios, debe prepararse para la prueba? ¡Animo, pues! ¡Valor!.
Lucha con fortaleza y tendrás el premio reservado a las almas fuertes. “
“En las
tentaciones lucha con valentía junto con las almas fuertes y combate junto al
jefe supremo; en las caídas no permanezcas postrada ni en el espíritu ni en el
cuerpo; humíllate mucho pero sin perder el ánimo; abájate pero sin degradarte;
lava tus imperfecciones y tus caídas con lágrimas sinceras de arrepentimiento,
sin que falte la confianza en su divina bondad que será siempre mucho mayor que
tu ingratitud; propón tu enmienda, sin presumir de ti misma, ya que tu fortaleza
la debes tener en solo Dios; confiesa, por fin, con toda sinceridad, que, si
Dios no fuese tu coraza y tu escudo, habrías sido incautamente herida por toda
clase de pecados.”
PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS
Pídase
la gracia que se desea alcanzar por intercesión del glorioso Padre Pio.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
OH
DIOS, que a San Pío de Pietrelcina,
sacerdote capuchino, le has concedido el insigne privilegio de participar, de modo admirable, de la
pasión de tu Hijo: concédeme, por su intercesión, la gracia de que
ardientemente deseo; y otórgame, sobre todo,
que yo me conforme a la muerte de Jesús
para alcanzar después la gloria
de la resurrección. Amén.
Y se dice tres veces.
San
Pío de Pietrelcina,
R/. Ruega por nosotros.