ORACIÓN PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS
Por
la señal…
Acto de contrición. Señor mío Jesucristo…
Súplica al Padre Pío del
Papa Juan Pablo II
Humilde
y amado padre Pío, enséñanos también a nosotros, te pedimos, la humildad del
corazón para formar parte de los pequeños del Evangelio, a quienes el Padre les
ha prometido revelar los misterios de su Reino.
Ayúdanos
a rezar sin cansarnos nunca, seguros de que Dios conoce lo que necesitamos,
antes de que se lo pidamos.
Danos
una mirada de fe capaz de capaz de reconocer con prontitud en los pobres y en
los que sufren el rostro mismo de Jesús.
Apóyanos
en la hora del combate y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la
alegría del sacramento del perdón.
Transmítenos
tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y nuestra.
Acompáñanos
en la peregrinación terrena hacia la patria bienaventurada, donde esperamos
llegar también nosotros para contemplar para siempre la Gloria del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se le la meditación para cada
día. Terminada la lectura y después de unos breves instantes se concluye.
DÍA 7. VIRTUD DE LA OBEDIENCIA
Enseña la Iglesia
con respeto a la virtud de la obediencia: “La obediencia de la fe consiste en
fiarse plenamente de Dios y acoger su Verdad, en cuanto garantizada por Él, que
es la Verdad misma.”
A cerca de los
frutos de la obediencia, decía el Padre Pío: Hijo, tú no sabes qué produce la
obediencia. Mira: por un sí, por un solo sí, "fiat secundum verbum
tuum", por hacer la
voluntad de Dios, María llega a ser Madre del Altísimo, confesándose su
esclava, pero conservando la virginidad que tan grata era a Dios y a ella. Por
aquel sí pronunciado por María Santísima, el mundo obtuvo la salvación, la
humanidad fue redimida. Hagamos también nosotros siempre la voluntad de Dios y
digamos siempre sí al Señor.”
“Correspondamos
también nosotros, que hemos sido regenerados en el santo bautismo, a la gracia
de nuestra vocación a imitación de la Inmaculada, Madre nuestra. Apliquémonos
incesantemente al estudio de Dios para conocerlo, servirlo y amarlo cada vez
mejor.
PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS
Pídase
la gracia que se desea alcanzar por intercesión del glorioso Padre Pio.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
OH
DIOS, que a San Pío de Pietrelcina,
sacerdote capuchino, le has concedido el insigne privilegio de participar, de modo admirable, de la
pasión de tu Hijo: concédeme, por su intercesión, la gracia de que
ardientemente deseo; y otórgame, sobre todo,
que yo me conforme a la muerte de Jesús
para alcanzar después la gloria
de la resurrección. Amén.
Y se dice tres veces.
San
Pío de Pietrelcina,
R/. Ruega por nosotros.