ORACIÓN PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS
Por
la señal…
Acto de contrición. Señor mío Jesucristo…
Súplica al Padre Pío del
Papa Juan Pablo II
Humilde
y amado padre Pío, enséñanos también a nosotros, te pedimos, la humildad del
corazón para formar parte de los pequeños del Evangelio, a quienes el Padre les
ha prometido revelar los misterios de su Reino.
Ayúdanos
a rezar sin cansarnos nunca, seguros de que Dios conoce lo que necesitamos,
antes de que se lo pidamos.
Danos
una mirada de fe capaz de capaz de reconocer con prontitud en los pobres y en
los que sufren el rostro mismo de Jesús.
Apóyanos
en la hora del combate y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la
alegría del sacramento del perdón.
Transmítenos
tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y nuestra.
Acompáñanos
en la peregrinación terrena hacia la patria bienaventurada, donde esperamos
llegar también nosotros para contemplar para siempre la Gloria del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se le la meditación para cada
día. Terminada la lectura y después de unos breves instantes se concluye.
DÍA 9. VIRTUD DE LA PERFECCIÓN
Jesús
nos invita a la vida de perfección. Sed perfectos como vuestro Padre celestial
es perfecto.” La perfección cristiana consiste en el hábito de la caridad, es
decir, la posesión de la gracia santificante y el deseo constante de preservar
tal gracia, y y también en la persecución o práctica de la caridad, lo cual
significa el servicio de Dios y el apartarnos de aquellas cosas que se oponen a
ello o lo impiden.”
Acerca de la fe, decía el Padre Pío: “Para tender a la perfección es necesario
poner el máximo interés en actuar en todo para agradar a Dios y en buscar
evitar hasta los más pequeños defectos; cumplir los deberes propios y hacer
todo lo demás con más generosidad.”
“En
todas las cosas y siempre, más rectitud de intención, más exactitud, más
puntualidad, más generosidad en el servicio del Señor, y entonces serás como el
Señor quiere que seas.”
PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS
Pídase
la gracia que se desea alcanzar por intercesión del glorioso Padre Pio.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
OH
DIOS, que a San Pío de Pietrelcina,
sacerdote capuchino, le has concedido el insigne privilegio de participar, de modo admirable, de la
pasión de tu Hijo: concédeme, por su intercesión, la gracia de que
ardientemente deseo; y otórgame, sobre todo,
que yo me conforme a la muerte de Jesús
para alcanzar después la gloria
de la resurrección. Amén.
Y se dice tres veces.
San
Pío de Pietrelcina,
R/. Ruega por nosotros.