COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO
XVIII DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
Forma Extraordinaria del Rito Romano
LA GRAN OBRA DE CRISTO
Las
almas por encima de todo
“Es también la salvación de las almas la gran obra
de Hombre-Dios, Jesucristo nuestro Señor. Oigámosle hablar: Sicut novit me Pater, et ego agnosco Patrem;
et animam mean pono pro ovibus meis (Io, 10,15) Asi como el Padre me conoce a mí, así yo conozco al Padre; y doy mi
vida por mis ovejas; es decir, según la explicación del doctor Angélico,
yo, que conozco muy bien las explicaciones de mi Padre, se lo que ama y le es
grato. Conozco que nada ama tanto como a las almas; que nada tiene tan metido en
su corazón como su salvación. Por eso doy mi vida por ellas, y un poco después,
hablando también de sus ovejas, dice: Pater
meus quod dedit mihi maius ómnibus est (Io. 10,29). Lo que mi Padre me ha
dado es mucho más grande, mucho más excelente, y estimable que todas las demás
cosas que hay en el universo; es decir, estimo yo más las almas que mi Padre me
ha dado, que son más queridas y preciosas que toda otra cosas, hasta mi propia
sangre y mi propia vida, puesto que sangre y vida sacrifico por ellas.
Hasta aquí lo que nuestro Señor sobre la salvación
de las almas dice. Veamos lo que por ellas hace. Vedle salir del seno de su
Padre y, a nuestro modo de hablar, despojarse de una gloria y de una felicidad
infinitas, para revestirse de nuestra mortalidad y de nuestras miserias. Vedle
como se anonada en su encarnación: Exinanivit
semetipsum (Phil. 2,7). Vedle como se reduce a las bajezas, a las
impotencias e indigencias de la infancia. Vedle naciendo en un establo,
llorar…Vedle postrado a los pies del diablo: Ex vobis unus diabolus est (Io.6,71), para ablandar la dureza de su
corazón… Vedle languidecer, agonizar, morir en un patíbulo. Ved su cuerpo
reducido a un sepulcro.
Ved, además de lo dicho, el amor incomprensible con
que por las almas sufrió todas estas cosas. Tanto las amo y tanto sigue
amándolas, que está presto a sufrir todas estas penas por cada alma en
particular.”
Hay
que dejarlo todo por ellas
“Todo esto ¿qué es lo que quiere decir? Sabed bien
que todas estas cosas, quiero decir, todos los misterios que nuestro Salvador
obró en la tierra por la salvación del mundo, su encarnación, su nacimiento, su
circuncisión, su presentación en el templo, su huida y su permanencia en
Egipto, su infancia, su vida oculta y laboriosa, su vida solitaria y penitente,
su trato con los hombres, su pasión, su muerte, todos sus pensamientos,
palabras, acciones y sufrimientos, todas
las ignominias que aguantó, todas las llagas que recibió, todos los dolores que
soportó, todas las gotas de sangre que derramó y todo el amor con que todo ello
realizó, todo esto son, digo, otras tantas voces que claman: Sic Iesus dilexit animas. Así es como Jesús
ha amado a las almas. Así es como las aprecia, más que cualquier otra cosa. De
esta manera las estima más que a su descanso, más que a sus propias
satisfacciones, más que a su reputación, más que a sus intereses humanos, más
que a su sangre, más que a su propia vida. Así es como lo abandona todo, se
despoja de todo, lo da todo, hace y sufre todo por salvarlas…
¡Oh, Salvador mío, quien podría decir, quien
pudiera pensar cuán grande es el amor que tenéis a las almas! ¡Oh Jesús mío,
puesto que tanto las amáis, puede decirse con verdad que no hay en el mundo
persona a quien más queráis que a la que coopera con vos en su salvación! Sobre
estas personas derramáis a manos llenas y sin reserva toda clase de favores y
bendiciones. He aquí la gran obra del Hombre-Dios” (cf. Ibid., c.4 p.342 ss.)
San
Juan Eudes