jueves, 15 de septiembre de 2016

NOVENA AL PADRE PÍO. DÍA SEGUNDO




ORACIÓN PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS

Por la señal…
Acto de contrición. Señor mío Jesucristo…

Súplica al Padre Pío del Papa Juan Pablo II
Humilde y amado padre Pío, enséñanos también a nosotros, te pedimos, la humildad del corazón para formar parte de los pequeños del Evangelio, a quienes el Padre les ha prometido revelar los misterios de su Reino.
Ayúdanos a rezar sin cansarnos nunca, seguros de que Dios conoce lo que necesitamos, antes de que se lo pidamos.
Danos una mirada de fe capaz de capaz de reconocer con prontitud en los pobres y en los que sufren el rostro mismo de Jesús.
Apóyanos en la hora del combate y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la alegría del sacramento del perdón.
Transmítenos tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y nuestra.
Acompáñanos en la peregrinación terrena hacia la patria bienaventurada, donde esperamos llegar también nosotros para contemplar para siempre la Gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Se le la meditación para cada día. Terminada la lectura y después de unos breves instantes se concluye.

DÍA 2. VIRTUD DE LA ESPERANZA
Enseña la Iglesia con respeto a la virtud de la esperanza: “La esperanza es la virtud teologal por la que deseamos y esperamos de Dios la vida eterna como nuestra felicidad, confiando en las promesas de Cristo, y apoyándonos en la ayuda de la gracia del Espíritu Santo para merecerla y perseverar hasta el fin de nuestra vida terrena.”
Referente a la esperanza, decía el Padre Pío: “Vuelvo a inculcaros una vez más la confianza; nada puede temer el alma que confía en su Señor y que pone en él su esperanza. El enemigo de nuestra salvación está siempre rondándonos para arrancarnos de nuestro corazón el ancla que debe conducirnos a la salvación. Quiero afirmar la confianza en Dios nuestro Padre. Agarremos con fuerza esta ancla y no permitamos nunca que nos abandone ni un solo instante, de otro modo todo estaría perdido.”

PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS

Pídase la gracia que se desea alcanzar por intercesión del glorioso Padre Pio.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
OH DIOS,  que a San Pío de Pietrelcina, sacerdote capuchino, le has concedido el insigne privilegio  de participar, de modo admirable, de la pasión de tu Hijo: concédeme, por su intercesión, la gracia de que ardientemente deseo; y otórgame, sobre todo,  que yo me conforme a la muerte de Jesús  para alcanzar después  la gloria de la resurrección. Amén.

Y se dice tres veces.
San Pío de Pietrelcina,
R/. Ruega por nosotros.