ORACIÓN PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS
Por
la señal…
Acto de contrición. Señor mío Jesucristo…
Súplica al Padre Pío del
Papa Juan Pablo II
Humilde
y amado padre Pío, enséñanos también a nosotros, te pedimos, la humildad del
corazón para formar parte de los pequeños del Evangelio, a quienes el Padre les
ha prometido revelar los misterios de su Reino.
Ayúdanos
a rezar sin cansarnos nunca, seguros de que Dios conoce lo que necesitamos,
antes de que se lo pidamos.
Danos
una mirada de fe capaz de capaz de reconocer con prontitud en los pobres y en
los que sufren el rostro mismo de Jesús.
Apóyanos
en la hora del combate y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la
alegría del sacramento del perdón.
Transmítenos
tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y nuestra.
Acompáñanos
en la peregrinación terrena hacia la patria bienaventurada, donde esperamos
llegar también nosotros para contemplar para siempre la Gloria del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se le la meditación para cada
día. Terminada la lectura y después de unos breves instantes se concluye.
DÍA 2. VIRTUD DE LA ESPERANZA
Enseña la Iglesia
con respeto a la virtud de la esperanza: “La esperanza es la virtud teologal
por la que deseamos y esperamos de Dios la vida eterna como nuestra felicidad,
confiando en las promesas de Cristo, y apoyándonos en la ayuda de la gracia del
Espíritu Santo para merecerla y perseverar hasta el fin de nuestra vida
terrena.”
Referente a la
esperanza, decía el Padre Pío: “Vuelvo a inculcaros una vez más la confianza;
nada puede temer el alma que confía en su Señor y que pone en él su esperanza.
El enemigo de nuestra salvación está siempre rondándonos para arrancarnos de
nuestro corazón el ancla que debe conducirnos a la salvación. Quiero afirmar la
confianza en Dios nuestro Padre. Agarremos con fuerza esta ancla y no
permitamos nunca que nos abandone ni un solo instante, de otro modo todo
estaría perdido.”
PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS
Pídase
la gracia que se desea alcanzar por intercesión del glorioso Padre Pio.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
OH
DIOS, que a San Pío de Pietrelcina,
sacerdote capuchino, le has concedido el insigne privilegio de participar, de modo admirable, de la
pasión de tu Hijo: concédeme, por su intercesión, la gracia de que
ardientemente deseo; y otórgame, sobre todo,
que yo me conforme a la muerte de Jesús
para alcanzar después la gloria
de la resurrección. Amén.
Y se dice tres veces.
San
Pío de Pietrelcina,
R/. Ruega por nosotros.