lunes, 4 de abril de 2016

RECONOCE A LA VIRGEN EN SU MISTERIO. San Ambrosio


Homilía de maitines

4 de abril (traslada)
LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR
Forma Extraordinaria del Rito Romano

Homilía de san Ambrosio, obispo
Libro 2 sobre san Lucas
Sin duda los misterios divinos son ocultos, y, como ha dicho el profeta, no es fácil al hombre, cualquiera que sea, llegar a conocer los designios de Dios (Is 40,13). Por eso el conjunto de acciones y enseñanzas de nuestro Señor y Salvador nos dan a entender que un designio bien pensado ha hecho elegir con preferencia, para Madre del Señor, a la que había sido desposada con un varón. Mas ¿por qué no fue hecha madre antes de sus esponsales? Puede ser para que no se pudiera decir que había concebido adúlteramente.
Y habiendo entrado donde ella estaba, dijo: Dios te salve llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú entre las mujeres. Ella, al oír estas palabras, se turbó. Reconoce a la Virgen en su conducta, reconoce a la Virgen en su modestia, reconoce a la Virgen en sus palabras, reconócela en el misterio. Es propio de las vírgenes turbarse e intimidarse cada vez que un hombre las aborda y temer toda conversación con un hombre. Que las mujeres aprendan a imitar el propósito del pudor: sola en su retiro, para que ningún hombre la viese; sólo el ángel la encontró; sola, sin compañía; sola, sin testigos, para no rebajarse en entretenimientos vulgares, sola es saludada por el ángel.

El anuncio de tal misterio debía de ser pronunciado no por los labios de un hombre, sino por los de un ángel. Hoy se oye por vez primera: El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y es oído y es creído. He aquí, dice, la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. Admira la humildad, admira la entrega. Se llama a sí misma la esclava del Señor, la que ha sido escogida para ser su Madre; no la ensoberbece esta promesa inesperada.