COMENTARIO DE LA CATENA AUREA
MIÉRCOLES DE LA I SEMANA DE
PASIÓN
Forma extraordinaria del Rito
Romano
Comentario de San
Agustín, in Joanem tract 48
La palabra encaenia está formada
de la palabra griega k –nuevo-, y se designa por ella toda dedicación de alguna
cosa nueva.
Como el sentimiento de la caridad
se había resfriado en el corazón de los judíos, y el afán de hacer mal se había
despertado en su alma, no se acercaban tocados de la fe, sino que perseguían
movidos por la rabia: "Y los judíos le cercaron y le dijeron: ¿hasta
cuándo nos acabas el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente".
Hablaban así los judíos, no por el deseo de saber la verdad, sino para preparar
el camino a la calumnia.
Pretendían oír de los labios del
Salvador estas palabras: "Yo soy el Cristo", y tal vez conocían a
Cristo en cuanto hombre, pero no entendían su divinidad en los Profetas. Por
esto, si El decía: "Yo soy el Cristo", según lo que ellos sabían de
la descendencia de David, lo habrían calumniado de que se apropiaba el poder
real.
Esto les dijo porque los veía
predestinados a la muerte eterna, y no a la vida eterna que El les había
conquistado con su sangre. Lo que hacen las ovejas es creer al pastor y
seguirlo.
Estos son los pastos de que poco
antes había dicho ( Jn 10,9): "Y encontrará pastos". Buen pasto se
dice de la vida eterna, en donde ninguna yerba se marchita; todo allí está
verde. Mas vosotros echáis mano de la calumnia, porque sólo pensáis en la vida
presente. "Y no perecerán jamás". Puedes sobreentender: Vosotros
pereceréis para siempre, porque no sois de mis ovejas.
El añade por qué no han de
perecer: "Y ninguno las arrebatará de mis manos". Habla de las ovejas,
de las que se dice: El Señor conoce a aquellos que le pertenecen ( 2Tim 2,19);
ni el lobo los arrebata, ni el ladrón los roba, ni el salteador los mata;
seguro está del número de aquellos, el que sabe lo que ha dado por ellos.
No por su crecimiento y desarrollo,
sino por su nacimiento, es igual al Padre el que desde la eternidad nació Hijo
del Padre, Dios de Dios. "Esto es lo que me dio el Padre", lo que es
sobre todas las cosas, a saber: que yo soy su Verbo, que yo soy su Hijo único,
que yo soy el brillo de su luz. "Y ninguno puede arrebatar las ovejas de
mi mano", porque tampoco nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre:
"Y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre". Si por mano
entendemos el poder, uno es el poder del Padre y del Hijo, porque es una la
Divinidad. Si por mano entendemos al Hijo, la mano del Padre es el Hijo mismo;
lo que no decimos porque Dios tenga miembros corporales, sino porque Dios ha
hecho todas las cosas por su Hijo. Así los hombres suelen decir también que sus
manos son otros hombres por los cuales hacen lo que quieren. Alguna vez también
suele llamarse la mano del hombre a la misma obra del hombre, porque se hace
mediante la mano; a la manera que decimos que un hombre reconoce su mano cuando
reconoce lo que ha escrito. En este lugar, por la mano del Padre y del Hijo,
debemos entender su poder; no sea que después de haber tomado al Hijo por la
mano del Padre, nuestro pensamiento carnal empiece a buscar al hijo del Hijo.