Santo Rosario.
Por la señal...
Monición
inicial: Se celebra hoy en algunos lugares la fiesta de san Leandro, obispo,
hermano de los santos Isidoro, Fulgencio y Florentina, que con su predicación y
diligencia convirtió, contando con la ayuda de su rey Recaredo, a los visigodos
de la herejía arriana a la fe católica (c. 600).
Celebramos el aniversario de la elección de S.S. Francisco. Un día de
gozo para la Iglesia Universal que ha de servirnos para renovar nuestra
adhesión y obediencia al Vicario de Cristo y ofrecer nuestras oraciones y
sacrificios por su persona e intenciones.
Con algunos pensamientos de la Regla de la Vida Monástica de San Leandro dirigida a su hermana,
meditamos el rosario de hoy.
Señor mío
Jesucristo...
MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración
de Jesús en el Huerto
“Si
rechazares de tus ojos esas imágenes que seducen el corazón, si te retirares a
tu celda en compañía de tus pensamientos, si te apartares del ruido y tumulto
del mundo, en el silencio y esperanza estribará tu fortaleza; y hasta diré que
atraerás a Cristo a tu corazón, que descansará en tu cámara y gozará de tus
abrazos.”
2. La
flagelación de Jesús atado a la columna.
“Trata
de ser humilde según el modelo de tu esposo, que, siendo igual al Padre, se
humilló hasta la muerte como nosotros, tomando cuerpo humano. El que ninguna
deuda tenía con la muerte, se abatió hasta la muerte, acomodándose a la
condición de los mortales; ¡oh ejemplos de infinita humildad!”
3. La coronación
de espinas
“Paga
la deuda de amor a las que te muestren amor, de modo que ames con mayor afecto
que eres amada. En cambio, no debes odiar a las que te quieren mal, sino al
contrario, devuelve bien por mal, y recompensa con amor la malquerencia, para
vencer el mal con bien.”
4. Nuestro
Señor con la cruz a cuestas camino del Calvario
Sigue,
por tanto, las huellas que marcó de antemano tu esposo y con paso incansable ve
tras el capitán celestial, para que no te rechace de su compañía en el reino de
los cielos por no parecerte a Él en tus obras.
5. La
crucifixión y muerte del Señor
Dios
verdadero, se hizo hombre verdadero; Dios fuerte, fue abofeteado; el Altísimo
fue colgado de la cruz; y de tal manera sufrió estas injurias por nuestra
salvación, que no volvió maldición por maldición ni se indigno con los
ingratos, antes bien rogó por los que le crucificaban en el mismo acto de la
crucifixión con estas palabras: ¡Padre, perdónalos, porque no saben qué hacen!