MIÉRCOLES DE LA I SEMANA DE
PASIÓN
Forma extraordinaria del Rito
Romano
Aunque no queráis darme crédito a
mí, dádselo a mis obras,
a fin de que conozcáis,
y creáis que el Padre está en mí,
y yo en el Padre.
Evangelio según San Juan
10,22-38.
Se celebraba en Jerusalén la
fiesta de la Dedicación, fiesta que era en invierno.
Y Jesús se paseaba en el templo,
por el pórtico de Salomón.
Le rodearon, pues, los judíos, y
le dijeron: ¿Hasta cuándo has de traer suspensa nuestra alma? Si tú eres el
Cristo, dínoslo abiertamente.
Les respondió Jesús : Os lo estoy
diciendo, y no lo creéis: las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas
están dando testimonio de mí.
Mas vosotros no creéis, porque no
sois de mis ovejas.
Mis ovejas oyen la voz mía; y yo
las conozco, y ellas me siguen.
Y yo les doy la vida eterna; y no
se perderán jamás, y ninguno las arrebatará de mis manos.
Pues lo que mi Padre me ha dado,
todo lo sobrepuja; y nadie puede arrebatarlo de mano de mi Padre o de la mía.
Mi Padre y yo somos una misma
cosa.
Al oír esto los judíos, cogieron
piedras para apedrearle
Les dijo Jesús : Muchas buenas
obras he hecho delante de vosotros por la virtud de mi Padre, ¿por cuál de
ellas me apedreáis?
Le respondieron los judíos: No te
apedreamos por ninguna obra buena, sino por blasfemia; y porque siendo tú un
hombre, te haces Dios.
Les replicó Jesús : ¿No está
escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois?
Pues si llamó dioses a aquellos a
quienes habló Dios, y no puede faltar la Escritura, ¿cómo de mí, a quien ha santificado el Padre,
y ha enviado al mundo, decís vosotros que blasfemo, porque he dicho: Soy Hijo
de Dios?
Si no hago las obras de mi Padre,
no me creáis.
Pero si las hago, aunque no
queráis darme crédito a mí, dádselo a mis obras, a fin de que conozcáis, y
creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.